tag:blogger.com,1999:blog-182904972024-03-07T13:03:44.647-03:00O Ultramontano“A tolerância — que, por assim dizer, admite Deus como uma opinião privada, mas Lhe recusa o domínio público, a realidade do mundo e nossa vida — não é tolerância, mas hipocrisia.” (Bento XVI. Homilia em 2/10/2005)Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.comBlogger63125tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-32494404183244499312011-02-28T13:50:00.006-03:002011-04-29T14:33:55.965-03:00Sobre los Legionarios de Cristo, del Blog del P. Fortea<div align="justify"><a href="http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/">http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/</a><br /><br /></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">Hace varias semanas, me hicieron llegar a mi dirección postal en mi diócesis la carta que el Delegado Pontificio de los Legionarios de Cristo ha enviado a esa congregación. Metí la carta entre otros papeles para leer más adelante. Hoy, ya en Roma, he reencontrado la carta, de la que ya no me acordaba, la he leído y me gustaría hacer algunos comentarios que irán apareciendo a lo largo de los siguientes días.<br /><br /></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">El primer comentario es que creo que Monseñor De Paolis está haciendo las cosas bien, con prudencia, con conocimiento de las cosas. Si no lo pensara así, no escribiría estas líneas. Me callaría. Hacer las cosas bien, supone que siempre habrá algunos que piensan que no se está haciendo nada. Pero entre la nada y el todo, está la prudencia. Los proclives a dar golpes en la mesa y a reformar las cosas tirándolas abajo, no valen para un cargo así. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"><br />Monseñor De Paolis tiene un cargo extremadamente difícil. Unos le van a acusar de no haber comprendido el espíritu de la congregación y de querer cambiarlo todo. Otros le acusarán de no haber cambiado nada y dejarlo todo como está. Pero afortunadamente los que critican son gente tanto fuera de la Legión como fuera de Regnum Christi. Dentro apenas hay nadie que esté criticando. Si alguien lo hace es a escondidas y como algo excepcional. Y es que eso sí que es digno de elogio. La Legión ha sido obediente al Sucesor de Pedro aunque ello hubiera supuesto su misma supresión. Los legionarios no han puesto ninguna cortapisa al Delegado Pontificio. Aquí estamos, haga lo que tenga que hacer. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"><br />Francamente, eso muy pocas realidades eclesiales serían capaz de hacerlo con la sinceridad y obediencia que ellos lo han hecho. Y aun ha habido algunos (sobre todo periodistas) que querían que se disolviera la Legión. Menos mal que no les ha dado por anular cada diócesis allí donde ha habido un mal obispo, o cada parroquia allí donde ha habido un mal párroco. El heroísmo de la Legión ha sido digno del mayor de los elogios. Me gustaría ver a muchos de los que han criticado a los legionarios, en la misma situación para ver lo que ellos hacen. Todos los que pertenecemos a un presbiterio diocesano sabemos lo que le cuesta a un obispo hacer la más pequeña reforma. Basta que un grupo o un sector se sienta afectado, para que se pongan palos en las ruedas, se critique y se alce la voz contra el obispo día tras día. Nada de eso ha sucedido en la Legión. Muchos inocentes habrán llorado a solas por el sufrimiento del descrédito acarreado, pero después se han presentado virilmente ante el Delegado y han dicho: aquí estamos, haga lo que tenga que hacer. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong><br />Los Legionarios de Cristo II: La fidelidad </strong></div><div align="justify"><br />La fidelidad a una congregación (la que sea) es fidelidad a Dios. La Legión no pondrá ningún problema a que salgan de ella los miembros que así lo deseen, de eso estoy bien seguro. Si yo fuera legionario tendría un gran deseo de que todos aquellos que no tuvieran ganas de continuar salieran cuanto antes. Es más querría que salieran cuanto antes. </div><div align="justify"><br />Pero muy a pesar de que yo tuviera esas ganas, cuando me preguntaran debería recordar que abandonar o no abandonar una congregación no es una cuestión moralmente indiferente. La Iglesia no dice: ambas posibilidades son iguales, elegid la que queráis. Y no dice eso porque no son iguales, pues las promesas hechas a Dios de servirle en una congregación, son promesas que obligan. </div><div align="justify"><br />La Iglesia da la posibilidad de salir, pero la Iglesia no dice que ambos caminos son exactamente iguales a los ojos de Dios. Cada uno debe ser fiel a su camino. </div><div align="justify"><br />Cada uno debe perseverar, aun admitiendo que hay casos en los que un religioso puede lícitamente salir de su congregación. Por ejemplo, la Madre Teresa de Calcuta pidió salir de su congregación para fundar una nueva. Tenemos también muchos ejemplos de religiosos que han sido movidos por Dios para salir de su congregación, para entrar en otra más estricta. </div><div align="justify"><br />Pero aunque haya excepciones, en principio, como norma general, uno debe perseverar en el camino al que fue llamado. Las razones por las que uno puede hacer votos solemnes en una congregación son muy variadas, algunas aparentemente muy humanas o fortuitas. Pero al final el lugar donde uno profesa, es el lugar adonde uno ha sido llamado por Dios. Insisto, esa llamada es divina por más que las razones para llegar a ese sitio puedan parecer meramente humanas y no divinas. Pero aunque uno llegara a un sitio por razones completamente humanas, la profesión solemne es algo divino, es un holocausto, una inmolación. La persona deja de pertenecerse para entregarse enteramente a la Divinidad. Uno abandona su propia voluntad para entregarse a Dios en ese camino. Un voto solemne es un arrojarse al abismo de amor del Ser Infinito. No exagero lo más mínimo cuando digo que es eso un voto solemne. Si alguno alberga una idea más mediocre de lo que es un voto solemne, jamás deberá emitirlo. El voto solemne o es entrega total cuando se profesa, o será un desastre. </div><div align="justify"><br />Las dudas, la insatisfacción, comienzan a aparecer cuando se comienza a verlo todo de un modo humano de nuevo. La entrega puede ser total al principio, y después albergar ciertas restricciones después. Esas restricciones cambian el modo de mirar la propia congregación. Y así lo que antes parecía una legión de Jesucristo, ahora aparecerá como una asociación humana con fines humanos. Es decir, se ven con ojos terrenos las realidades que tienen que ver Jesús y sus seguidores. Pero si ese proceso de humanización continúa, también la diócesis a la que uno vaya aparecerá bajo esa luz que ya no es sobrenatural, y al final hasta la misma Iglesia acaba viéndose como una multinacional.<br /><br /><strong>Los Legionarios de Cristo III: La palabra que sale de la boca</strong> </div><div align="justify"><br />En la Iglesia debemos intentar no crear contraposiciones, como bien decía en su carta Monseñor De Paolis. Por el contrario, debemos intentar unir, colaborar, crear buen ambiente, contribuir, aportar, empujar en la misma dirección. Decir las cosas, aportar, ser sinceros, hacer comprender al hermano el defecto que le afea, pero todo con caridad, con amor, intentando no hacer daño. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br />Unas cosas deben decirse en público, como si de un concilio se tratara, porque de la conversación muchas veces sale la luz. Pero otras cosas, por su misma naturaleza, hay que decírselas al interesado en privado, jamás, ¡jamás!, en público so capa de que es por su bien. Otras cosas, también por su misma naturaleza, hay que decirlas al superior, pues ya nada se puede esperar de la corrección fraterna. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br />La palabra puede ser medicina o puede ser puñal. En boca de unos daña, en boca de otros sana, conforta, es como un bálsamo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br />Debemos entender que todos vemos las cosas de un modo parcial. Cuántos creen tener la verdad total y absoluta sobre asuntos opinables. ¿No nos acordamos de cuántas veces nos hemos equivocado en nuestra vida al juzgar? </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br />Debemos abrirnos al otro, debemos abrirnos a lo que piensa el otro. Qué triste es intentar prevalecer. ¡Yo tengo razón!, dice el necio en su interior. El hombre sabio duda de sí mismo, escucha y se somete incluso cuando las cosas no son como le gustan. Someterse, sí. Una palabra fea a los oídos de algunos. Pero en la vida religiosa no cabe otra posibilidad. Los sacerdotes seculares lo hacemos con nuestro obispo. Incluso los laicos deben obedecer de acuerdo a los parámetros de su estado.<br /><br /><strong>Los Legionarios de Cristo IV: La confianza de los miembros en la propia congregación</strong> </div><div align="justify"><br />A ningún fraile se le obliga a confiar en una orden religiosa. Tampoco a ningún legionario se le obliga a confiar en sus superiores. Con que obedezca cumple lo mínimo. </div><div align="justify"><br />La desconfianza, a veces, nace de la inteligencia. La inteligencia percibe cosas y deduce que no puede confiar. Pero muchas otras veces la sospecha, la desconfianza, son siembra siniestra del Maligno. Del Tentador que extiende la maledicencia a través de los pecados de la lengua. </div><div align="justify"><br />Aquellos legionarios que queden anclados en el tiempo pretérito, que miren una y otra vez sólo y exclusivamente los errores del pasado, no avanzarán, no vivirán felices. </div><div align="justify"><br />A nadie se le obliga a tener confianza, pero sembrar la desconfianza es un pecado: en una congregación, en una parroquia, en una familia.<br /><br /><strong>Los Legionarios de Cristo V: Respecto a la reglamentación y la praxis</strong></div><div align="justify"><br />Es indudable que la congregación se halla en un proceso de reforma. En cierto modo, la Iglesia también. Hasta yo mismo intento estar en continuo estado de renovación, mejora y cambio. </div><div align="justify"><br />La palabra reforma no significa que todas nuestras seguridades quedan en entredicho hasta que acabe el proceso de renovación. Y lo que desde luego no significa la palabra reforma es que a partir de ahora la obediencia no será tan estricta. Resulta impensable en un religioso la idea de que la obediencia debe ser diluida. Para eso era mejor no haber entrado en ninguna congregación. Fuera de la vida religiosa existe toda la libertad del mundo. </div><div align="justify"><br />La obediencia no está reñida con el diálogo. Cuánto más diálogo mejor. La obediencia no está reñida con decirle al superior lo que uno piensa. A veces al superior hay que decirle con toda claridad que tendrá que dar cuentas a Dios de sus decisiones. Recurrir al superior del superior a veces es un imperativo de conciencia. El que sigue el camino adecuado siente paz en su alma. El que va murmurando por las esquinas está intranquilo en su corazón.<br /><br /><strong>La Legión como obra de Dios</strong> </div><div align="justify"><br />Monseñor De Paolis escribe: La Legión ha sido aprobada por la Iglesia y no puede no ser considerada como una obra de Dios. </div><div align="justify"><br />Cuando a lo largo de mi vida me han preguntado: ¿Qué piensa usted del Opus Dei? ¿Y de los neocatecumales? ¿Y de los carismáticos? ¿Y de Comunión y Liberación? Mi respuesta siempre ha sido la misma: Si tal cosa ha sido aprobada por la Iglesia, ES parte de la Iglesia. Yo no puedo condenar lo que la Iglesia ha aprobado. </div><div align="justify"><br />Eso no significa que todo en esas instituciones sea perfecto. Seguro que hay cosas buenas y malas en sus integrantes, o aspectos en las mismas instituciones que deben ser mejorados o reformados. Pero tales instituciones como tal son buenas. Quien a vosotros oye, a mí me oye, les dijo Jesús a los Apóstoles. Si los sucesores de los Apóstoles me dicen que una institución es buena, punto final. </div><div align="justify"><br />Todos estamos acostumbrados a escuchar a tal o cual cristiano criticando al Opus Dei, a los carismáticos o a tal o cual institución. A veces hasta resulta de buen tono criticar un poco. Pero no obraron así San Juan de la Cruz, el Cura de Ars, Santa Teresa de Lisieux o la Madre Teresa de Calcuta. </div><div align="justify"><br />En una comunidad religiosa se puede mantener entre sus miembros al que tiene una debilidad (sea el alcohol o la adicción a Internet), se le puede mantener para ayudarle. Pero nunca se puede mantener al murmurador. Al sembrador de cizaña hay que abrirle la puerta cuanto antes para que salga. Si está descontento, ¡pues que salga! </div><div align="justify"><br />La Legión se fundó para la gloria de Dios y el bien de las almas. Y esa labor no está por hacer. Se ha hecho y se hace. </div><div align="justify"><br />El mal cometido por alguno de sus miembros ha sido muchísimo menor que el bien realizado a millones de almas. </div><div align="justify"><br />Los medios para hacer ese bien a veces requieren fundar colegios, buscar dinero, o pedir a bienhechores. A ver si se piensan algunos que la Madre Teresa de Calcuta logró hacer bien a los pobres sin el concurso de eso que llamamos dinero. Para hacer el bien a las almas y a los necesitados se necesita dinero. Por lo menos en este planeta eso es así. </div><div align="justify"><br /><strong>La responsabilidad de los superiores</strong> </div><div align="justify"><br />Muchos me manifiestan sus dudas sobre los superiores de la Legión. Sobre este asunto mi postura es muy clara: dejemos que la Iglesia haga su trabajo. Es la Iglesia la que tiene el encargo de juzgar si alguien fue culpable de algo. Yo no tengo toda la información. Ni la información, ni el tiempo para investigar, ni los medios para llegar a las conclusiones justas. Si alguien sabe algo, que lo denuncie por los cauces reglamentarios. Denunciar es una obligación de conciencia. Ir propalando rumores (me han dicho..., sospecho que..., me ha llegado a mis oídos...), eso no construye, destruye. </div><div align="justify"><br />Los sucesores de los Apóstoles tienen el deber de juzgar, aunque no quieran hacerlo. Y para ello deben investigar, dedicando a ello todo el tiempo que sea necesario. Un Sucesor de los Apóstoles DEBE juzgar. Para ello debe llegar hasta el final, y debe ser consecuente en la labor de limpiar la Casa de Dios llegando hasta sus últimas consecuencias. La labor de investigar debe ser minuciosa, justa y férrea. </div><div align="justify"><br />Para un sacerdote que ha caído en una tentación con una mujer, cabe la misericordia, cabe decir: venga, levántate y no peques más. Para un sacerdote que ha caído en el vicio del alcohol cabe que el obispo le ayude a salir de eso, sin usar la justicia, sino la caridad. Pero ante otros pecados no sólo no cabe mirar a otro lado, sino que se debe defender la viña de Dios de los zorros. </div><div align="justify"><br />El robo, la pederastia, ciertas complicidades, determinadas omisiones, por citar algunas cosas, deben ser investigados. Son trabajo del obispo, un deber. No es algo que se haga si se tiene tiempo o si le parece bien, es un deber que si no se realiza se cae en culpabilidad grave. Esto no lo dicen los actuales documentos, lo decían los viejos manuales de moral. En realidad, todo estaba escrito en ellos. No hemos descubierto nada nuevo. </div><div align="justify"><br /><strong>Conclusión a la Carta de Monseñor De Paolis</strong> </div><div align="justify"><br />¿Hemos visto algo en los acontecimientos del Padre Maciel que no hayamos leído en la Biblia? Todo suena a conocido. Se ha repetido miles de veces, decenas de miles de veces, a mayor o menor escala. ¿Por qué suceden estas cosas? Por el pecado. ¿Cuál es el remedio, la solución, el camino de salida? La virtud. </div><div align="justify"><br />La reforma no requiere de medidas complicadas. Con el ejercicio de la virtud una congregación se construye. Con la permisión de lo que no es recto, hasta las casas más sólidas han caído. La solidez de la casa de la Legión ha quedado comprobada. Otras se hubieran resquebrajado por todos sus muros. </div><div align="justify"><br />La Legión es algo bueno, es algo querido por Dios, es una obra de Cristo. El Fundador de la Legión, en espíritu, llevaba ya buena parte de su vida fuera de la congregación. La Legión y Regnum Christi fueron levantados por muchos hombres y mujeres que dieron su vida por seguir una llamada a construir el Reino de Dios sobre la tierra. La llamada provenía de Dios, aunque el mensajero inicial cayera abatido en esa batalla espiritual. </div><div align="justify"><br />No debemos sentir ningún mal sentimiento hacia el Padre Maciel. Fue víctima de sus propios pecados. Seguro que él sufrió más que nadie. Pues el que hace el mal sufre más, creedme, que el que lo sufre. Ahora lo que hay que hacer no es no mirar al pasado, sino por el contrario mirarlo y reflexionar para que cada uno saque sus propias conclusiones para su vida personal. La vida del Padre Maciel no es algo a ocultar, sino una gran enseñanza para todos. Su vida nos muestra como estando llamados a la excelsitud de la vida mística, podemos caer en el lodo, y finalmente llevar una vida doble, dividida, falsa y por tanto sufriente. Nadie sufre más que el que hace el mal. No hay mejor vida sobre la tierra que la de la virtud, la vida en Cristo. </div><div align="justify"><br />Como el profeta Elías, los legionarios deben tomar ese alimento espiritual traído por manos de ángeles, y ponerse en camino y aprestarse para una lucha que se libra con las armas del espíritu. El Señor que comenzó esta obra buena, la llevará a término. Amén.</div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-89556899147698086512010-08-11T16:16:00.000-03:002010-08-11T16:17:04.906-03:00Palavras de D. Pestana aos Bispos do Brasil<title>Palavras de D. Pestana ao Episcopado</title><span style="font-family:Calibri, Verdana, Helvetica, Arial;"><span style="font-size:180%;"><span style="font-size: 15pt;">Anápolis, 11 de agosto de 2010
<br />
<br />
<br /> Caros irmãos no Episcopado,
<br />
<br /> Suportem-me, que o menor dos irmãos lhes possa dirigir uma palavrinha amiga, mas angustiada de quem se prepara, temeroso, para partir.
<br />
<br />Pelo amor de Deus! Estamos diante de uma situação humanamente
<br />irreversível. A América Latina, outrora “Continente da Esperança”, como a saudava João Paulo II, hoje mergulha na ante-câmara do terrorismo vermelho, aliás, como prenunciava aos pastorinhos de Fátima a Senhora do Rosário.
<br />
<br /> Podem parecer, a essa altura, resquícios de uma idade de trevas, mas tudo acontece como se ouviu em dezembro de 1917 (“a Rússia comunista espalhará seus erros pelo mundo, com perseguições à Igreja, etc.”). Assusta-me a corrupção dentro da Igreja, o desmantelamento dos seminários, a maçonização de Cúrias e Movimentos.
<br />
<br /> Horroriza-me a frieza com que olhamos tal estado de coisas. Somos pastores ou cães voltados contra as ovelhas? Somos ou não, alem disso, cúmplices de uma política atéia empenhada em apagar os últimos traços da nossa vida cristã?
<br />
<br /> Perdoem-me, mas não poderia deixar de falar, sem me sentir infiel à minha consciência e à minha Igreja.
<br />
<br /> Parabéns a Dom Luiz Gonzaga Bergonzini e a Dom Henrique Soares da Costa. </span></span></span> <p align="center"><span style="font-family:Calibri, Verdana, Helvetica, Arial;"><span style="font-size:180%;"><span style="font-size: 15pt;">
<br /> In Xto et Matre,
<br />
<br /> <b><i>Dom Manoel Pestana Filho</i></b>
<br />Bispo Emérito de Anápolis
<br /></span></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-size: 10pt;">
<br /></span></span></span></p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-88451996674503704982010-07-21T20:11:00.000-03:002010-07-21T20:11:54.092-03:00Salvem a Liturgia!: Os modos de celebrar a Liturgia das Horas<a href="http://www.salvemaliturgia.com/2010/07/os-modos-de-celebrar-liturgia-das-horas.html#links">Salvem a Liturgia!: Os modos de celebrar a Liturgia das Horas</a>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-20951932104722190452010-07-12T16:48:00.001-03:002010-07-12T16:49:51.539-03:00Verniz de catolicismo<div style="text-align: justify;">Não é de todo desconhecido que possuo profundas reservas quanto à segunda fase do grande pensador católico Alceu de Amoroso Lima, o Tristão de Ataíde. Sua produção inicial, mais influenciada por Jackson de Figueiredo, é indiscutivelmente ortodoxa, sua etapa intermédia uma mescla já com influências da melhor filosofia de Jacques Maritain, e, por fim, acaba por renunciar à doutrina da ordem para defender uma espécie de utopia do mundo moderno, de um humanismo com coloração um tanto esquerdista.<br /><br />De qualquer modo, escrevendo sobre suas próprias mudanças, Alceu tece uma frase que é de uma sabedoria ímpar congregada a uma brutal analise da realidade: “Não é de entusiasmo gesticulador que precisamos, mas de entusiasmo interior, dessa força de convicção que se traduz em atos e cujo esplendor é a perseverança.”<br /><br />Penso nenhum reparo ser lícito fazer a tal assertiva, verdadeiramente bombástica ao tartufo coração do homem moderno.<br /><br />Se, por um lado, pelos erros de um socialismo juvenil, muitos acabaram por denegrir as formas, despreocupando-se do exterior como se prescindível fosse, não se deve negar o exagero contrário. Ao mero culto do sentir, responsável pela deformação da vontade e dogmatizado na frase de toque “o que importa é o interior”, outro extremo é anteposto: a “heresia da ação”, como bem traduzia, em brilhante síntese, Plínio Corrêa de Oliveira.<br /><br />Em não desprezível número, alguns fiéis, rompendo com essa perniciosa visão romântica da vida católica, aderem, sem reflexão, a esse segundo equívoco. E a internet facilitou-lhes a disseminação.<br /><br />Convertendo-se com a velocidade de um relâmpago – o que é possível, não o negamos, com a ajuda da graça –, pensam ser já versões atuais de Santo Tomás de Aquino ou Santo Agostinho. Jovens, com pouca formação humanística, ao invés de desconfiarem de si mesmos, julgam ter uma missão superior de corrigir as estruturas heréticas infiltradas nos ambientes eclesiásticos. E isso sem nenhuma ou pouca vida interior, sem um sentido de vivência pastoral prática.<br /><br />Piores casos são aqueles, entretanto, em que já pensam ser uma Santa Catarina de Sena escrevendo cartas ao Papa instando-o a sair de Avignon e retomar seu trono em Roma. Ou, então, apresentam-se como símiles de Santo Atanásio, afirmando-se perseguidos por tudo e por todos por causa da ortodoxia.<br /><br />Quando falta aquele vigor interior de que nos falava Alceu, surgem as megalomanias práticas. Não que um santo do porte de um Atanásio, na luta pela ortodoxia, ou de um Tomás, no ensino da verdade, não possa hoje ser despertado por Deus. A questão é bem outra: aqueles santos desconfiavam de si mesmos, e ainda que tenham desempenhado uma tarefa sublime, não a imaginavam como sendo sua. E alguns desses “católicos de internet”, conhecedores em tudo de cada linha do Concílio de Trento, sabedores de cada vírgula apontada pelo Pe. Penido, ou decoradores da Suma, ainda que se digam humildes e sejam sinceros, será que não manifestam, por inconsciente que seja, alguma ponta de exagero apostólico?<br /><br />Que as idéias sejam católicas é um grande objetivo. Sejam, entretanto, decorrência natural de um catolicismo na vida. A coerência de vida e o exercício das virtudes são o norte. A freqüência aos sacramentos bem celebrados como meio de santificação e não como sentimento de pertença a um grupo de puros e escolhidos, nos dá um sinal da verdadeira vida interior.<br /><br />Como bem disse um amigo, em uma conversa informal, a dificuldade existe porque existem pessoas “que são metidas a falar do que aprenderam lendo alguns manuais de teologia. O problema é que essas ideias são postas de forma confusa, pois não se está aprendê-las num seminário. E muitas vezes se requer uma série de cuidados ou uma gama de conhecimentos encadeados para que possam chegar aos leitores livres de qualquer sabor de heresia.”<br /><br />O remédio já o dava Alceu, como o dava Santo Inácio: vida interior. Mas vida interior profunda, robusta. E por robusta entendemos saudável, grande, não gorda, excessivamente musculosa e inchada. Não é de “Rambos” espirituais que a sociedade precisa para ser curada em sua mortal enfermidade, mas da delicadeza, aliada a um profundo sentido de missão, sem renegar a humildade, de uma Santa Teresinha. O apostolado, ensinava Dom Chautard, tem por alma a oração.<br /><br />Como falarei DO Senhor, se não falar COM o Senhor?<br /><br />Não se pode ser católico só no revestimento exterior, ou achar-se suficientemente piedoso por saber meia dúzia de anátemas. De nada vale decorar o Denzinger e considerar-se apto a julgar se Fulano é validamente Papa ou se tal disposição canônica ou teológica é contrária à Tradição e ao Magistério “de sempre”, sem vida interior autêntica. Aliás, essa o desprezo por essa vida interior, a pretexto de que os sacramentos são inválidos, é a raiz do maior afundamento na lama... Não espanta que, sem a graça, o protestantismo seja o desembocar desse catolicismo auto-suficiente, como a “reversão” de muitos já deu prova.<br /></div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-28205813770740746682010-07-10T14:09:00.001-03:002010-07-10T14:17:07.050-03:00Católicos, reassumamos nossa identidade<div style="text-align: justify;">Saindo da infância, o homem busca se afirmar. Adota um estilo, frisa suas opiniões, “marca território”. Tenta o adolescente, a todo custo, deixar seu sinal no mundo, para que o reconheçam os pósteros.<br /><br />Essa busca por identidade, todavia, não é seu privilégio. É próprio do ser humano certa individualidade, que o distingue dos demais de sua espécie. Talvez seja um modo de exteriorizar aquela característica da alma espiritual e imortal que lhe foi dada pelo Criador: a liberdade.<br /><br />E, pela liberdade, se garante espaços para características que são só suas e, por outro lado, preserva o que lhe é comum com os outros homens, há certa classe de signos distintivos que estão no meio do caminho. Não sendo meramente pessoais, também não são difusos ou pertencentes a todos.<br /><br />Aqui reside a identidade do católico. Por certo, um católico se distingue de outro católico em inúmeros pontos: beleza, altura, gordura, opiniões políticas, formação intelectual, classe social etc. Compartilha com outros seres humanos, de outra sorte, mesmo não-católicos e até mesmo inimigos da religião, certas outras qualidades: vontade livre, dignidade intrínseca, razão, capacidade de decidir-se pelo bem, atração pelo belo, direitos e deveres. Determinada casta de predicados, como dissemos, por estarem “no meio do caminho”, formam, todavia, a identidade católica, por não serem meramente individuais de um católico, sem que compartilhe com outros, e, ademais, por também não serem daquela categorias ontológicas a todos.<br /><br />Há, então, sinais constitutivos de uma identidade católica, como que a bandeira de uma nação facilmente reconhecível. Esse sinais, se distinguem o católico dos demais homens, o ligam a outros de sua mesma fé. Marcam a diferença do católico para o não-católico, enquanto estabelecem uma sobrenatural similitude para com quem professa seu mesmo catolicismo.<br /><br />Assim que, faltando essa identidade, poderíamos até estar diante de um católico no sentido canônico – “sujeito à autoridade da Igreja” – ou teológico – “batizado” –, porém dificilmente naquela definição mais concreta, real, palpável.<br /><br />Nosso mundo, vê-se, está cada vez mais sedento de identidades caracterizadoras. Ele arde por um ideal. E, nalguns casos, quanto mais heróico, quanto mais sacrifícios pedir, tanto melhor para as almas que nasceram não para o prazer, senão para o dever. É pela clareza da exposição de idéias, por equivocadas que estejam, que os extremismos islâmico, comunista, e mesmo a renascença nazista, alcançam a muitos, até mesmo jovens.<br /><br />A resposta católica a tudo isso seria o relativismo doutrinário? Atrairemos almas em busca da verdade, oferecendo a mentira de uma doutrina adocicada? Enfraqueceremos aquilo que nos identifica quando é exatamente isso que nos une?<br /><br />Católicos, urge não tentar a impossível tarefa de flexibilizar o imutável, ou de recriar uma doutrina que não é nossa, mas de Cristo. Nossa missão não é essa! Modificando o que cremos, o que pensamos, o que sentimos, o que rezamos, apenas para contentar as massas, não só não teremos êxito no sadio proselitismo, como condenaremos a nós mesmos ao sucumbir à falsidade e à hipocrisia.<br /><br />O que nos resta é fortalecer o que nos é mais caro, o que nos diferencia do não-católico, e o que nos irmana ao outro católico. E isso sem a menor pretensão de excluir o não-católico, porém justo o contrário: atrai-lo pela coerência de vida, e pela prática extremada da caridade.<br /><br />A identidade católica reside no amor inquebrantável a Deus sobre todas as coisas, mais do que a nossas opiniões, mais do que a nossos prazeres, amando o que Deus ama, e odiando o que Deus odeia. E desse amor a Deus deve, cogentemente, germinar um irredutível amor ao próximo.<br /><br />Reside, outrossim, naquele devotamento filial e terno à Mãe de Deus, a Santíssima Virgem Maria, e naquela confiança aos que, antes de nós, professaram, por primeiro, a fé católica: os santos. Uma imitação à sua fidelidade, e um encomendar-se contínuo à sua intercessão, devem marcar cada passo de nossa vida.<br /><br />Enfim, a unidade absoluta no seguimento da mesma fé e na obediência ao mesmo Papa, devem distinguir o católico “de longe”. – Lá vai o papista! – dirão alguns. Que seja! Papistas somos: estamos com o Sucessor de Pedro. Não somos desse time que, aos namoricos com o mundo, tenta ser católico com esses critérios relativos e passageiros. Ou se é católico com os critérios de Cristo e da Igreja, ou não se é nada. Católico que adota os critérios mundanos, abandonando os cristãos, não é católico. Simples assim. Claro assim. Cristalino. E paradoxal e surpreendentemente fácil.<br /><br />Em tudo o que for opinável, tenhamos opções diversas. Não temos, como católicos, uniformidade no discutível. Aqui reside a liberdade em Cristo, para a qual também Ele se sacrificou na Cruz do Calvário. Sem embargo, liberdade não é habeas corpus preventivo para a licenciosidade, sob pena de transformar-se em passaporte para o inferno.<br /><br />Marque a vida do católico o que sempre foi mais estimado à expressão de sua espiritualidade: o terço rezado com piedade, a defesa apaixonada do Sumo Pontífice, a união com seu Bispo, a reverência para com os sacerdotes (e quantos deixam de lhe beijar a mão e pedir a bênção...), o portar-se, para os clérigos, de batina ou com o colarinho romano, o amor ao hábito religioso, as procissões, a freqüência aos sacramentos, a visita aos templos, à Missa dominical e, se possível, diária, assistida não com palminhas-de-são-tomé, e sim com aquela compunção de quem está diante do sacrifício do Madeiro. Seja seu distintivo o pensar com a Igreja, o crer com a Igreja, o agir com a Igreja. E, como ensina Santo Inácio, o sentir com a Igreja.<br /><br />Queiramos, apaixonadamente, a glorificação de Deus, a dilatação do catolicismo, a salvação das almas, a conversão dos pecadores.<br /><br />Ler o Papa, rezar pelo Papa, estar com o Papa. Amar o Papa, amar a Virgem, amar a Cristo, amar as almas. Interessar-se pelo que interessa a Deus.<br /><br />Há coisas que pertencem a cada alma. Nem todos são chamados a determinados sacrifícios. Nem todos são padres. Nem todos consagrados. Nem todos de Missa diária. Isso não faz um católico melhor que outro. Nem o distingue dos demais naquilo que deve ser uno.<br /><br />O que foi exposto, todavia, é o básico, o uno, o programa mínimo de reforma de vida e de santificação pessoal. É isso que faz o católico: reza, ama a Deus, ama ao próximo, vai à Missa, se confessa com um sacerdote (em que pese os confessionários abandonados...), estuda a doutrina, dá bom exemplo, diverte-se com sadia alegria.<br /><br />Queremos recuperar nossa identidade católica, para desfraldar bem alto o estandarte de nossa fé? Comecemos pelo que nos foi tirado, inclusive e infelizmente, até por membros da Igreja: o amor ao Santo Padre, o Papa, a unidade na fé, o confessionário, a Missa conforme o Missal (e não conforme a última teoria eclesiológica, ou a vontade do padre-cantor do momento, o crivo do teólogo da libertação de renome), o véu, o terço, a casula, o latim, o canto gregoriano.<br /><br />Não tenhamos vergonha de nosso patrimônio. Jogar fora tudo isso equivaleria a dilapidar o legado que um rico pai deixou a seu filho.<br /><br />Tempos de luta os nossos. Não nos entrincheiremos. Saiamos a campo. Os rosários quais baionetas. As batinas, hábitos, véus, “roupas de Missa” e, principalmente, a graça batismal (a veste da parábola), como fardamentos. O ostensório com o Santíssimo e a imagem da Virgem equivalentes às bandeiras pátrias. Os cânticos multisseculares da Igreja de Cristo como hinos de guerra. E o latim, por fim, como letra do brado que nosso peito deve sair com todas as forças, com toda a vontade, com toda a entrega, com toda a alma.<br /></div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-81008258007952986032010-05-21T17:29:00.001-03:002010-05-21T17:29:59.864-03:00Zazzle<embed wmode="transparent" src="http://www.zazzle.com.br/utl/getpanel?cn=238891730275561753&st=popularity&tl=Loja%20de%20RAFAEL%20VITOLA%20BRODBECK%20na%20Zazzle&skn=metal&ch=vitola" FlashVars="feedId=0" width="450" height="300" type="application/x-shockwave-flash"></embed><br/>Crie a <a href="http://www.zazzle.com.br/criar">presentes personalizados</a> at Zazzle.<br/>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-30096476833269483332010-05-08T22:52:00.000-03:002010-05-08T22:53:06.987-03:00A Realeza da Virgem Maria e o Reinado de Nosso Senhor Jesus Cristo<meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 12"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 12"><link rel="File-List" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CWINDOW%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><link rel="themeData" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CWINDOW%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx"><link rel="colorSchemeMapping" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CWINDOW%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:trackmoves/> <w:trackformatting/> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:donotpromoteqf/> <w:lidthemeother>PT-BR</w:LidThemeOther> <w:lidthemeasian>X-NONE</w:LidThemeAsian> <w:lidthemecomplexscript>X-NONE</w:LidThemeComplexScript> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> <w:splitpgbreakandparamark/> <w:dontvertaligncellwithsp/> <w:dontbreakconstrainedforcedtables/> <w:dontvertalignintxbx/> <w:word11kerningpairs/> <w:cachedcolbalance/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> <m:mathpr> <m:mathfont val="Cambria Math"> <m:brkbin val="before"> <m:brkbinsub val="--"> <m:smallfrac val="off"> <m:dispdef/> <m:lmargin val="0"> <m:rmargin val="0"> <m:defjc val="centerGroup"> <m:wrapindent val="1440"> <m:intlim val="subSup"> <m:narylim val="undOvr"> </m:mathPr></w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" defunhidewhenused="true" defsemihidden="true" defqformat="false" defpriority="99" latentstylecount="267"> <w:lsdexception locked="false" priority="0" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Normal"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="heading 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 7"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 8"> <w:lsdexception locked="false" priority="9" qformat="true" name="heading 9"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 7"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 8"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" name="toc 9"> <w:lsdexception locked="false" priority="35" qformat="true" name="caption"> <w:lsdexception locked="false" priority="10" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Title"> <w:lsdexception locked="false" priority="1" name="Default Paragraph Font"> <w:lsdexception locked="false" priority="11" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Subtitle"> <w:lsdexception locked="false" priority="22" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Strong"> <w:lsdexception locked="false" priority="20" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Emphasis"> <w:lsdexception locked="false" priority="59" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Table Grid"> <w:lsdexception locked="false" unhidewhenused="false" name="Placeholder Text"> <w:lsdexception locked="false" priority="1" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="No Spacing"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" unhidewhenused="false" name="Revision"> <w:lsdexception locked="false" priority="34" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="List Paragraph"> <w:lsdexception locked="false" priority="29" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Quote"> <w:lsdexception locked="false" priority="30" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Intense Quote"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3 Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid Accent 1"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3 Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid Accent 2"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3 Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid Accent 3"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3 Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid Accent 4"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3 Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid Accent 5"> <w:lsdexception locked="false" priority="60" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Shading Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="61" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light List Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="62" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Light Grid Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="63" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 1 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="64" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Shading 2 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="65" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 1 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="66" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium List 2 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="67" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 1 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="68" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 2 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="69" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Medium Grid 3 Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="70" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Dark List Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="71" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Shading Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="72" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful List Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="73" semihidden="false" unhidewhenused="false" name="Colorful Grid Accent 6"> <w:lsdexception locked="false" priority="19" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Subtle Emphasis"> <w:lsdexception locked="false" priority="21" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Intense Emphasis"> <w:lsdexception locked="false" priority="31" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Subtle Reference"> <w:lsdexception locked="false" priority="32" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Intense Reference"> <w:lsdexception locked="false" priority="33" semihidden="false" unhidewhenused="false" qformat="true" name="Book Title"> <w:lsdexception locked="false" priority="37" name="Bibliography"> <w:lsdexception locked="false" priority="39" qformat="true" name="TOC Heading"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"Cambria Math"; panose-1:2 4 5 3 5 4 6 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1107304683 0 0 159 0;} @font-face {font-family:Calibri; panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1073750139 0 0 159 0;} @font-face {font-family:"Book Antiqua"; panose-1:2 4 6 2 5 3 5 3 3 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:647 0 0 0 159 0;} @font-face {font-family:Times; panose-1:2 2 6 3 5 4 5 2 3 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:536881799 -2147483648 8 0 511 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:10.0pt; margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} span.MsoFootnoteReference {mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; vertical-align:super;} a:link, span.MsoHyperlink {mso-style-priority:99; color:blue; text-decoration:underline; text-underline:single;} a:visited, span.MsoHyperlinkFollowed {mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; color:purple; mso-themecolor:followedhyperlink; text-decoration:underline; text-underline:single;} p.MsoNoSpacing, li.MsoNoSpacing, div.MsoNoSpacing {mso-style-priority:1; mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} p.Pessoal, li.Pessoal, div.Pessoal {mso-style-name:Pessoal; mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:"Sem Espaçamento"; mso-style-link:"Pessoal Char"; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; mso-bidi-font-size:11.0pt; font-family:"Book Antiqua","serif"; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} span.PessoalChar {mso-style-name:"Pessoal Char"; mso-style-unhide:no; mso-style-locked:yes; mso-style-link:Pessoal; mso-ansi-font-size:12.0pt; mso-bidi-font-size:11.0pt; font-family:"Book Antiqua","serif"; mso-ascii-font-family:"Book Antiqua"; mso-hansi-font-family:"Book Antiqua"; mso-fareast-language:EN-US;} span.spelle {mso-style-name:spelle; mso-style-unhide:no;} .MsoChpDefault {mso-style-type:export-only; mso-default-props:yes; font-size:10.0pt; mso-ansi-font-size:10.0pt; mso-bidi-font-size:10.0pt; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-hansi-font-family:Calibri;} /* Page Definitions */ @page {mso-footnote-separator:url("file:///C:/DOCUME~1/WINDOW~1/CONFIG~1/Temp/msohtmlclip1/01/clip_header.htm") fs; mso-footnote-continuation-separator:url("file:///C:/DOCUME~1/WINDOW~1/CONFIG~1/Temp/msohtmlclip1/01/clip_header.htm") fcs; mso-endnote-separator:url("file:///C:/DOCUME~1/WINDOW~1/CONFIG~1/Temp/msohtmlclip1/01/clip_header.htm") es; mso-endnote-continuation-separator:url("file:///C:/DOCUME~1/WINDOW~1/CONFIG~1/Temp/msohtmlclip1/01/clip_header.htm") ecs;} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabela normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-theme-font:minor-fareast; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi;} </style> <![endif]--> <p class="Pessoal"><span style="font-size: 24pt; font-family: "Times New Roman","serif";">
<br /><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por Rafael Vitola Brodbeck<o:p></o:p></span></i></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: right;" align="right"><i style="">“Gloriem-se, portanto, todos os féis cristãos de estar submetidos ao império da virgem Mãe de Deus, que tem poder régio e se abrasa de amor materno.” (Papa Pio XII, Encíclica Ad Caeli Reginam, 41)</i><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></i></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Reinado de Cristo – esferas pessoal, espiritual, temporal e cósmica<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cristo Senhor é, por sua natureza divina, Rei do universo. Por Ele tudo que foi feito e sem Ele nada do que foi feito se fez, como diz a Igreja. Sendo Deus, Criador, não lhe poderia escapar a soberania sobre as criaturas. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Ao se Encarnar, todavia, Cristo, assumindo nossa natureza humana em tudo, exceto no pecado, conquistou o direito de realeza também segundo a carne. Reina por sua Paixão no trono da Cruz, mediante a qual conquistou, ensina a Igreja, a graça santificante para a salvação dos homens. Ao ressuscitar no terceiro dia, segundo as Escrituras, como fala o Credo Niceno-constantinopolitano, Cristo consagrou sua condição de Rei, o que será manifestado de modo universal quando dos eventos do último dia. A realeza de Jesus Cristo enquanto Deus e enquanto homem é doutrina inconteste do catolicismo, proclamada pela Bíblia e pela Tradição Apostólica, confirmada também pelo Magistério.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Tal Reinado de Cristo se dá, segundo a Encíclica <i style="">Quas Primas</i>, de Pio XI, em 1925, e os comentadores eclesiásticos, sobre quatro fundamentais esferas. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Primeiro, Cristo reina nas almas: pela onipresença divina, nas de todos os homens e, mormente, pela inabitação da graça santificante, nas que lhe são fiéis. E, para que esse Reinado passe do direito ao fato, precisam os homens, segundo o mesmo Papa, conformar sua vida a Cristo, para que Ele reine nas suas inteligências, nas suas vontades, e nas suas emoções, assim como nos seus corpos, como decorrência do reinado nas almas. Assim, poderíamos resumir que a primeira esfera na qual Cristo deve reinar é a pessoal.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Depois, Jesus Cristo reina na esfera espiritual: se a Igreja é a sociedade religiosa fundada pelo Senhor para a salvação do mundo, destinada a ministrar seus sacramentos e a pregar e conservar sua Palavra e seus ensinamentos, é natural que, já que Ele reina nas pessoas que a compõem, como reina em toda a humanidade de pleno direito, exerça seu império também sobre a própria Igreja. Não é à toa que diversas passagens do Evangelho, ao se referirem à Igreja, dão a ela a denominação de Reino de Deus (cf. Mt 13, 31-32.47-48).<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por sua vez, como as almas e a Igreja estão no mundo, e os homens, além de fiéis da sociedade religiosa, são súditos de uma autoridade constituída sobre a sociedade civil, deve Jesus reinar igualmente sobre a esfera temporal, de modo que as leis seculares, se dadas em um contexto cristão, se coadunem com a fé. O Estado e Igreja devem manter sua soberania e sua independência um do outro, mas trabalhar em conjunto nos pontos comuns, unindo-se, sem se confundirem, é o que ensina a doutrina social católica, quando os súditos civis são os súditos religiosos, para que a lei estatal não fira a lei eclesiástica e a divina. E mesmo nos Estados soberanos sobre sociedades não católicas, um mínimo de respeito à moral, que é essencialmente natural e racional, deve ser observada pela autoridade. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Reinado de Cristo, enfim, se estende por todo o mundo: as pessoas, a Igreja, a sociedade secular, os animais, os vegetais, os planetas, as estrelas, os anjos e também os demônios – ainda que estes não se submetam, devem dobrar seus joelhos conforme a Escritura: Fl 2,10. É o Reinado Universal de Jesus Cristo, ou cósmico, tão caro aos orientais, que representam o Senhor com o ícone do <i style="">Pantokrator</i>.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O dogma da Assunção da Bem-aventurada Virgem Maria e sua realeza<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Da relação entre a dignidade régia de Maria Santíssima e o dogma de sua Assunção aos céus, nos fala o Concílio Ecumênico Vaticano II:<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";">A Virgem Imaculada, preservada imune de toda a mancha da culpa original, terminado o curso da vida terrestre, foi elevada ao céu em corpo e alma e exaltada por Deus como Rainha do universo, para assim se conformar mais plenamente com seu Filho, Senhor dos senhores e vencedor do pecado e da morte.<a style="" href="#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Em 1950, o Santo Padre Pio XII proclama, diante de uma multidão de sacerdotes, religiosos e fiéis do mundo todo, o dogma, tão aguardado, da Assunção da Virgem Maria aos céus, em corpo e alma. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Trata-se do reconhecimento oficial de um sentimento de fé que nos chega do início do cristianismo, já celebrado, em seus albores, com a festa da Dormição da Mãe de Deus. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por outro lado, é uma consequência natural de outro dogma: o da Imaculada Conceição de Maria, pelo qual se afirma que, no instante de sua concepção no seio de Santana, sua mãe, a Virgem foi preservada por Deus da mancha do pecado original. De fato, Pio IX, em 1854, se expressa da seguinte maneira, em latim, por sua Bula <i style="">Ineffabilis Deus</i>:<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";">(...) [D]eclaramos, pronunciamos e definimos que a doutrina que sustenta que a beatíssima Virgem Maria, no primeiro instante da sua Conceição, por singular graça e privilégio de Deus onipotente, em vista dos méritos de Jesus Cristo, Salvador do gênero humano, foi preservada imune de toda mancha de pecado original, essa doutrina foi revelada por Deus, e por isto deve ser crida firme e inviolavelmente por todos os fiéis.<span class="MsoFootnoteReference"> <a style="" href="#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a></span><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Se Maria é livre do pecado original, como não estaria já ressuscitada? A separação entre corpo e alma, entre a matéria e a forma, não é uma pena pelo pecado original, como nos ensinam os teólogos? Desse modo, do dogma da Imaculada Conceição, em profunda e delicada harmonia, surge o dogma da Assunção: reconhece a Igreja, pela suprema autoridade do Romano Pontífice, tendo consultado o orbe católico, que a mesma Mãe de Deus que foi preservada do pecado subiu aos céus não só em alma, mas em corpo.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">A Constituição Munificentissimus Deus, de Pio XII, adota as seguintes e inequívocas palavras sobre o tema:<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";">[P]ronunciamos, declaramos e definimos ser dogma divinamente revelado que: a imaculada Mãe de Deus, a sempre virgem Maria, terminado o curso da vida terrestre, foi assunta em corpo e alma à glória celestial.<a style="" href="#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Ora, estando Maria nos céus desde o instante em que findou sua vida terrena, não pode estar lá sem a condição de reinar com Cristo, seu Filho. Todos os dogmas marianos apontam para a realeza da Virgem Maria.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Em primeiro lugar, é Mãe de Deus. Se Maria é Mãe de Cristo e Ele, em virtude da União Hipostática, é Deus e homem ao mesmo, a Virgem é Mãe de Deus, conforme definiu o Concílio Ecumênico de Éfeso, contra os nestorianos. Admitir que Maria não seja Mãe de Deus equivaleria a separar tão radicalmente as naturezas humana e divina de Cristo que restariam duas pessoas no mesmo Salvador, em uma espécie de “esquizofrenia cristológica”. Jesus Cristo, Deus e homem, é Rei de todo o universo, já o vimos. E Rei por sua natureza divina, dado que é Deus, desde todos os séculos, e por sua natureza humana, por ter conquistado no trono da Cruz sua realeza e sua chefia de toda a humanidade perante Deus, qual novo Adão. Do mesmo modo, Maria, Mãe do Senhor, Mãe do Rei Jesus Cristo, é Rainha. De modo muito admirável, Nossa Senhora participa da realeza de Cristo, como menciona São João Damasceno, em uma de suas homilias sobre a Dormição: “</span><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Aproxima-te, ó Mãe, de teu Filho, aproxima-te e participa do poder régio daquele que, nascido de ti, contigo viveu na pobreza!”</span></i><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></i></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Por sua vez, é também o dogma da Virgindade Perpétua um indicativo da realeza mariana. Permanecendo íntegra para melhor atender seus anelos de consagração, Maria constitui-se em uma mística Esposa do Espírito Santo. Como a esposa de Deus, que é Rei pela própria natureza, não compartilharia o reino? É bem verdade que não pertence esse reino por direito a Maria, como também não pertencem de direito os reinos da terra às rainhas que assim se constituem pelo casamento com os monarcas hereditários. Sem embargo, são essas esposas de reis também rainhas, mesmo que não descendam da casa real governante. Do mesmo modo, Maria não é rainha pela natureza das coisas, e sim por divina disposição. A realeza de Maria, Virgem desposada pelo Espírito Santo, se dá na ordem da graça: por ela, a Mãe de Deus é coroada. <i style="">“Maria é Rainha do céu e da terra por graça, como Jesus Cristo o é por direito natural e de conquista.”<a style="" href="#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[4]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Como terceiro dogma mariano, temos o da já mencionada Imaculada Conceição, e este também se relaciona com a dignidade real da Virgem Maria. Não tendo pecado, nem o original, tampouco os pessoais, Maria é a nova Eva, como Cristo é o novo Adão. Como novo Adão, Cristo é o nosso chefe, e, mesmo em sua natureza humana isoladamente considerada, o Rei da humanidade. De igual sorte, Maria, nova Eva, também nos representa, não por seus méritos próprios apenas, mas pela salvação antecipada de Cristo na Cruz que lhe foi ofertada em previsão do sacrifício vicário, no instante de sua concepção. E, como nova Eva, é também nossa Rainha. Por conta de sua Imaculada Conceição, intercede eficazmente junto de Cristo, o Rei, e é chamada por isso Rainha, como prefigura o salmista: <i style="">“À vossa direita se encontra a rainha, com veste esplendente de ouro de Ofir.” (Sl 45,10)</i><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Enfim, por ter sido assunta aos céus, objeto da quarta definição dogmática relativa a Maria, a Virgem é coroada por sua elevação e acolhida no céu. Anjos, santos e o próprio Jesus a coroam, como refletimos na tradicional recitação do rosário, desde tempos imemoriais.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Não podemos deixar de notar, enfim, que, pelo Batismo, todos nos incorporamos a Cristo e à Igreja, seu Corpo Místico, recebendo dignidade sacerdotal, profética e régia. Todos, nesse âmbito da soteriologia, somos reis com Cristo, pois conquistados com sangue real – mística e de fato, pois Cristo é, pela carne, descendente da Casa de Davi, rei de Israel. Se todos os cristãos são, de certo modo, reis, em virtude da realeza de Jesus, como não seria rainha aquela que participa de uma maneira ainda mais excelsa da Pessoa de Cristo? Se nós somos pela graça o que o Verbo é pela natureza, Maria, cheia de graça, conforme o relato evangélico, é ainda mais íntima do Senhor. Nós, meros irmãos de Jesus pela graça somos reis. Mais direito à dignidade régia tem Maria, que de Jesus, o Rei, é Mãe. Sua íntima participação na Redenção de Cristo, inclusive com Ele sofrendo, ela que é Mãe das Dores, lhe confere esse título de Rainha.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Ademais, se todos os fiéis possuem dignidade real pela graça e sua incorporação a Cristo, Maria, sendo Mãe do Corpo Místico, é mãe de reis e, desse modo, igualmente rainha. A Virgem, concebendo a Cristo, concebeu seu Corpo Místico Total, i.e., a Cabeça, que é o próprio Cristo, e os membros, a Igreja. Nenhuma mãe concebe apenas a cabeça de seu filho. Nossa Senhora concebe, de modo místico, a toda a Igreja, e sendo os membros dessa Igreja constituídos em realeza pela graça, Maria, mãe de todos eles, Mãe da Igreja, também possui semelhante dignidade.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">À objeção de que o culto a Maria Rainha se poderia desnaturar a ponto de nublar os atributos exclusivos de Cristo, pode-se responder com Santo Ildefonso: <i style="">“</i></span><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">De tal sorte, transfere-se para o Rei aquela honra que, em humilde tributo, se presta à Rainha.”<a style="" href="#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[5]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">A devoção a Nossa Senhora como rainha na espiritualidade oriental<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Muito cara aos cristãos orientais, católicos ou não, é a devoção à Mãe de Deus. Foi no contexto da <i style="">Pars Orientalis</i> do Império Romano que as grandes disputas teológicas foram travadas, de modo que a defesa dos privilégios cristológicos e mariológicos deixou profundas marcas nas almas daqueles fiéis. Separando-se da autoridade de Roma em 1054, os cismáticos bizantinos, contudo, mantiveram sua teologia e piedade marianas.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Aliás, essa teologia e piedade marianas dos que passaram a se chamar “ortodoxos” lhes foram legadas pelos Padres da Igreja do Oriente, na época em que estavam unidos a Roma e submissos ao Papado. É o que se verá com as citações abaixo, todas da época em que os orientais e os ocidentais estavam sob a mesma Igreja.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Santo André de Creta, por exemplo, chama Maria de <i style="">“Rainha de todo o gênero humano, porque, fiel à significação do seu nome, se encontra acima de tudo quanto não é Deus</i>.<i style="">”<a style="" href="#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[6]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Bispo São Germano, em oração a Nossa Senhora atribui-lhe o título de <i style="">“Rainha e mais eminente que todos os reis”<a style="" href="#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[7]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>, enquanto o grande campeão da ortodoxia contra o iconoclasmo, o grande doutor de Damasco, São João, a venera como <i style="">“rainha, protetora e senhora.”<a style="" href="#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[8]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>. O mesmo São João Damasceno igualmente cognomina Maria <i style="">“Rainha, Mãe do nosso bom Soberano</i>.<i style="">”<a style="" href="#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[9]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O próprio hino <i style="">Akhatistos</i>, da tradição bizantina, cantado até hoje por milhares de cristãos cismáticos autoproclamados “ortodoxos” e por católicos de rito grego, explicita: <i style="">“Vou elevar um hino à rainha e Mãe de quem, ao celebrar, me aproximarei com alegria, para cantar com exultação alegremente as suas glórias (...). Salve, rainha do mundo, salve, ó Maria, senhora de todos nós.”<o:p></o:p></i></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Também outro hino mariano bizantino, o <i style="">Agni Parthene</i>, proclama Maria <i style="">“Virgem pura e Rainha” </i>e <i style="">“Esposa e Rainha”</i>, <i style="">“Santíssima Mãe e Rainha”</i>, dirigindo-se a ela, depois, com as ternas palavras <i style="">“Imploro-vos, ó Rainha, e vos suplico.”</i><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">A devoção popular, a liturgia romana e a realeza de Maria<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">A liturgia ocidental não cansa de chamar Nossa Senhora de Rainha. Assim as antífonas para depois das Completas, no Ofício Divino: <i style="">Ave, Regina Coelorum</i>, <i style="">Salve Regina</i>, <i style="">Regina Coeli</i>. Muitas antífonas ao <i style="">Magnificat</i>, igualmente no Ofício, dão conta da realeza de Maria. Sem contar a Ladainha de Nossa Senhora, inclusive no Ritual Romano e no breviário, em que constantes títulos de realeza mariana aparecem.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O próprio rosário, em seu quinto mistério glorioso, convida-nos a meditar a Coroação de Maria como Rainha do Céu e da Terra.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">São Bernardo de Claraval, o grande reformador do monasticismo ocidental, revelou-se um apóstolo da Virgem, e podemos nos indagar se esse não era o segredo de sua fecundidade espiritual. Foi ele um piedoso propagador da oração da <i style="">Salve Regina</i>, reconhecendo, pois, a realeza de Maria. Aliás, a essa tradicional oração, o santo cisterciense incluiu o <i style="">“O clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria”</i> de seu final. Tal é a herança bernardina que os cistercienses, em seu rito litúrgico próprio, só rezam, como antífona mariana após as Completas, a <i style="">Salve</i>, que lhe era tão cara. O mesmo São Bernardo comumente chamava Maria de sua “augusta Soberana”. Isso é um grande sinal da dignidade régia mariana como a criam os medievos.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Reinado de Maria nas obras de São Luís Maria Grignion de Montfort e de São Maximiliano Maria Kolbe<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></b></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Alguns santos profundamente devotos da Virgem se referiram a um Reino de Maria. Não faltaram confusões na conceituação do que viria a ser esse reino, e mesmo acusações de gnose e milenarismo foram lançadas contra pensadores, como o Dr. Plínio Corrêa de Oliveira e o Mons. João Clá Scognamiglio Dias, EP, que se debruçaram sobre esse importante capítulo da mariologia.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Como veremos, de gnose e milenarismo esse ensino não tem nada. Acusar os defensores do Reino de Maria de tais heresias seria o mesmo que negar ortodoxia a São Luís de Montfort e a São Maximiliano Kolbe, que tanto falaram nesse Reino.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Convém deixar claro, nessa altura, que o Reino de Maria, embora se refira, em boa dose, a terreno da escatologia, i.e., ao tratado das últimas coisas, ele não é uma época de ouro e sem pecados, como que antecipando a Parusia. Tampouco é reinado carnal de Jesus Cristo por Maria. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Reino de Maria é, antes de tudo, o que se inicia nas almas. É, em uma palavra, a própria vida da graça na alma. Quem é filho de Deus Pai e irmão de Jesus Cristo, é filho de Maria. Quem serve a Cristo como Rei, venera a Maria como Rainha. Impossível ser de outro modo!<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Assim se expressa o santo de Montfort:<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";">Ora, assim como o reino de Jesus Cristo consiste principalmente no coração ou interior da pessoa humana, segundo as palavras: ‘O reino de Deus está dentro de vós’, assim também o reino da Santíssima Virgem está principalmente no interior da pessoa, isto é, na sua alma. É sobretudo nas almas que ela é glorificada com seu Filho mais do que em todas as criaturas visíveis, de tal forma que podemos chamá-la com os Santos: Rainha dos corações.<a style="" href="#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Mas, assim como as almas não estão fora dos corpos exceto na morte, e os homens, compostos de alma e corpo, vivem em sociedade religiosa e civil, também esse Reino de Maria, reflexo e, em certa medida igual, ao Reino de Cristo, deve se estender para estruturas externas. Maria, partilhando da dignidade de Cristo, deve reinar nas almas, mas também na Igreja e na sociedade.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Para melhor sublinhar essa realidade, a expressão “Reino de Maria” está, de modo especial, relacionado com uma idéia de uma era de triunfo da Igreja. Não é por outro motivo, que a visão de Fátima se interpenetra com a espiritualidade montfortina. A Virgem, nas aparições de 1917 aos pastorinhos de Fátima, anunciou que, depois da crise de fé, por fim, seu Imaculado Coração triunfaria.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O triunfo do Imaculado Coração da Virgem e o Reino de Maria não constituem, pois, eventos distintos!<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Não se confunda esse triunfo de Maria, que não é outra coisa que o triunfo da Igreja e da Civilização Cristã, com o milenarismo, como falamos. O milenarismo é a doutrina errônea segundo a qual haverá um reino visível e carnal de Cristo na terra por um período de mil anos (literais ou metafóricos), entre a primeira ressurreição dos corpos dos justos e a segunda no Juízo Final. Há uma sua versão mitigada, que não afirma a separação de ressurreições nem o reinado carnal e visível de Cristo, mas apenas de modo espiritual, o qual, por sua vez, segundo o Santo Ofício, <i style="">“não pode ser ensinado sem perigo.”<a style="" href="#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[11]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></i></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Reino de Maria, na linha de Montfort e de Fátima, não é esse reino milenar, mas apenas um período histórico, não sem ausência do pecado, em que se refletirá com maior grandeza o brilho da Igreja e dos valores cristãos. Não deixará de ser um símbolo daquele paraíso do qual Cristo abrirá as portas em sua Parusia e Juízo Final, e, por isso, há uma certa correlação entre as duas situações. O Reino de Maria, triunfo do Imaculado Coração, é a realização do lema de São Pio X: “instaurar tudo em Cristo.”<span style=""> </span>Será a era em que a Igreja, Corpo Místico de Cristo gerado pela Virgem, influenciará de modo especialmente magnífico a sociedade, de modo a que os homens sejam verdadeiros súditos de Cristo Rei e de Maria Rainha. Uma época de esplendor, mas em que o pecado e o mal continuam a existir, distinta, portanto, de qualquer “reino visível e carnal” milenarista, e mesmo anterior à Parusia e até ao domínio do Anticristo (que, historicamente, virá antes da Parusia). Chegar ao Reino de Maria não importa em contar as horas para o Juízo Final...<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Esse período predito por São Luís de Montfort já fora ensinado por São Boaventura, o grande Doutor da Ordem Franciscana, como uma vitória temporal da Igreja Católica no mundo e na história, uma paz que não é a eterna que virá no fim do mundo, mas que Deus instituirá na terra como descanso após tanta perseguição à Igreja, ao Papa e aos católicos. E não é isso que vemos hoje, quando contemplamos a verdadeira orquestração e estrondo publicitário contra o Sumo Pontífice? É dessas lágrimas que Deus procurará nos consolar com um temporário e humano Reino de Maria. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O Reino de Maria é a vitória, ainda que temporária e mero símbolo antecipatório da verdadeira e definitiva vitória final na Parusia, dos direitos de Deus e da Igreja. É o que rezamos, como católicos e apóstolos, na Oração a Cristo Rei, rezada tradicionalmente em ação de graças após a Comunhão, e que vem em anexo de muitos breviários: nos comprometemos, em virtude de nosso Batismo, a lutar para que triunfem, por todos os meios possíveis e lícitos ao nosso alcance, os direitos de Deus e da Igreja! Quando isso acontecer, será o triunfo do Imaculado Coração.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">Desaparecerão então as lutas de classes e a humanidade aproximar-se-á, quanto é possível nesta terra, da felicidade, de uma antecipação daquela felicidade rumo à qual cada um de nós já tende naturalmente, vale dizer, à felicidade sem limites, em Deus, no <span class="spelle">paraiso.</span><a style="" href="#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">São Luís de Montfort, no Tratado já aludido, mostra bem que o Reino de Maria não será a vitória definitiva, porém uma era de luzes para a grande Civilização Católica fundada sob as bases da Igreja:<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";">Sim, querido irmão, quando chegará esse tempo feliz, essa era de Maria, em que muitas eleitas que terá obtido do Altíssimo, mergulharão voluntariamente no abismo das suas próprias entranhas, tornando-se cópias vivas de Maria, para amar e glorificar Jesus Cristo?<a style="" href="#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">É esse Reino que São Maximiliano Kolbe, frade franciscano conventual que foi mártir sob o nazismo, chamava de “era da Imaculada”. E as ideologias pagãs, totalitárias, anticristãs do comunismo e do nazismo, enfrentadas pelo santo, eram uma mostra da perseguição à verdade e à religião divinamente instituída. Daí que fossem parte do sofrimento pelo qual viria o Reino de Maria. <o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O carisma de São Maximiliano Kolbe, frade franciscano conventual, ai fundar sua Milícia da Imaculada era claramente a <i style="">“<em>a instauração do misericordiosíssimo Reino da Imaculada sobre a terra.” </em></i><em><span style="font-style: normal;">Igualmente, esse apóstolo do Reino de Maria nos deixa consignado, ele que viveu no século XX: </span>“Vivemos numa época que poderia ser chamada o início da era da Imaculada. Sob o seu estandarte haverá de combater-se uma grande batalha e haveremos de hastear as suas bandeiras sobre as fortalezas do rei das trevas.”<o:p></o:p></em></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Kolbe estava profundamente convencido de que estávamos já iniciando esse Reino de Maria, e conclamava os seus discípulos a combater uma grande batalha espiritual ao fim da qual hasteariam, com fé e vigor, <i style="">“</i></span><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">as suas bandeiras sobre as fortalezas do rei das trevas. E a Imaculada tornar-se-á Rainha do mundo inteiro e de cada alma individual.”<a style="" href="#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">[14]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT"><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">São Luís Orione fala também desse triunfo do Imaculado Coração, como um período em que o catolicismo, </span><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="margin-left: 18pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";">c</span><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">heio de divina verdade, de caridade, de juventude, de força sobrenatural, levantar-se-á no mundo, e colocar-se-á à frente do século renascente, para conduzi-lo à honestidade, à fé, à felicidade, à salvação.<a style="" href="#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10.5pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span><span style="font-size: 10.5pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Não é essa tese heterodoxa, pois o Romano Pontífice mesmo a professou, quando instituiu a festa de Nossa Senhora Rainha, de que nos ocupamos no presente artigo. A consagração do gênero humano ao Coração Imaculado de Maria, como pedida em Fátima, nos mesmos sucessos em que aquele Coração era predito que triunfaria, seria, segundo Pio XII, <i style="">“</i></span><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">a </span></i><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">grande esperança de que possa surgir uma nova era, alegrada pela paz cristã e pelo triunfo da religião.”<a style="" href="#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">[16]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></i></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Se o Reino de Maria é um símbolo do futuro Reino de Deus após o Juízo Final, por sua vez, a coroação da Virgem quando de sua Assunção aos céus, tal qual meditada no santo rosário, é como que uma antecipação do Reino de Maria escatológico. Tal ensino é confirmado pelo Magistério, como neste ponto da <i style="">Rosarium Virginis Mariae</i>, de João Paulo II, aliás, um escravo de Nossa Senhora pelo método de São Luís de Montfort: <i style="">“</i></span><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Ela resplandece como Rainha dos Anjos e dos Santos, antecipação e ponto culminante da condição escatológica da Igreja.”<a style="" href="#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[17]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></i></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">A coroação de Maria no mês de maio e a festa de Nossa Senhora no calendário litúrgico<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">O mês de maio é tradicionalmente <i style="">“</i></span><i style=""><span style="font-family: "Times","serif";">consagrado a Maria Santíssima pela piedade dos fiéis”<a style="" href="#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times","serif";">[18]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></span></i><span style="font-family: "Times","serif";">, e, portanto, objeto de importantes devoções à Virgem. É nele que se intensificam os rosários públicos, que os mistérios marianos ocupam as meditações diárias, Missas votivas em honra de Nossa Senhora são celebradas nos dias liturgicamente livres, flores são colocadas nos retábulos e oratórios, visitas a santuários da Mãe de Deus são feitas, e crianças vestidas de anjos saem em procissão para coroar imagens de Maria.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";">No hemisfério norte, em que se situa a Europa da qual herdamos o cristianismo, maio é o mês primaveril por excelência. Alguns viram nisso uma explicação para a tradição dedicá-lo a Nossa Senhora: é ela a mais bela das flores de todo o jardim criado por Deus. E a primavera cristã que nos chega por Maria aparece depois do inverno do pecado.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";">Justamente pelo costume de coroar-se a imagem da Virgem no último dia do mês de maio, é que o Papa Pio XII, refletindo sobre a realeza de Maria em sua Carta Encíclica <i style="">Ad Caeli Reginam</i>, instituiu sua festa naquela data. O dia 31 de maio, portanto, foi escolhido pelo Pontífice para a Festa de Nossa Senhora Rainha, com Missa e Ofício próprio, além da recitação pública da Consagração do Gênero Humano ao Imaculado Coração de Maria – à semelhança da consagração do mesmo gênero humano ao Sagrado Coração de Jesus nos dias do próprio Sagrado Coração e de Cristo Rei. As palavras do Papa foram claras, após dar as diretivas do que se deveria fazer no dia 31 de maio e o sentido da festa: <i style="">“Tudo isso nos incute grande esperança de que há de surgir nova era, iluminada pela paz cristã e pelo triunfo da religião.”<a style="" href="#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times","serif";">[19]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i><o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";">Notemos como o Pontífice une a noção da realeza de Maria com a era do triunfo da Igreja. Essa época de paz cristã e de vitória da religião cristã – que não é ainda a vitória definitiva nem se confunde com um suposto milênio em que Cristo reine materialmente – só se dará porque nela Maria reinará. Falar em Nossa Senhora Rainha é pensar no triunfo temporal do catolicismo. É Pio XII mesmo quem diz isso, confirmando o ensino de São Luís de Montfort, de São Maximiliano Kolbe, e da própria Virgem de Fátima. Maria é Rainha e, honrada como tal, nos fará chegar o seu Reino, que se caracteriza, no dizer do Papa “pela paz cristã e pelo triunfo da religião”, triunfo esse que é tão próprio do caráter régio de Nossa Senhora que ela não hesitou em chamar de “triunfo de seu Imaculado Coração”.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";">Mais tarde, o Papa Paulo VI, ao fazer a reforma do rito romano, reordenará o calendário litúrgico, passando a festa de Nossa Senhora Rainha para o dia 22 de agosto. Isso porque antes da reforma litúrgica, o dia 22 de agosto era reservado à festa do Imaculado Coração de Maria, e agora esta última passaria para o sábado seguinte ao Sagrado Coração de Jesus. O Sagrado Coração e o Imaculado Coração estariam mais próximos também na comemoração. Entendeu bem o Papa que a vacância de 22 de agosto deveria ser preenchida com a festa da realeza de Maria, e vemos nisso um sinal de que Paulo VI também cria no ensino de Montfort, de Kolbe e de Fátima: para o Papa, a realeza de Nossa Senhora se manifestará mais propriamente pelo triunfo do Imaculado Coração, e por isso colocou a festa da Rainha no mesmo dia da antiga festa do Coração quando este mudou de data. A transferência da festa de Maria Rainha para 22 de agosto, outrossim, aproximou-a de uma solenidade mariana da máxima importância: 15 de agosto, Assunção, que, aliás, é o momento máximo do reconhecimento de sua condição régia, quando é coroada por Cristo, pelos anjos e pelos santos, com doze estrelas, e proclamada Rainha do céu e da terra!<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";">É de se constatar também que o antigo 31 de maio não ficou vazio em seu conteúdo mariano. No lugar de Nossa Senhora Rainha, que passou, como vimos, para o 22 de agosto, que, por sua vez, era a antiga festa do Imaculado Coração – e que, enfim, foi deslocada para o sábado após o Sagrado Coração –, no lugar de Nossa Senhora Rainha, dizíamos, está hoje a memória da Visitação de Nossa Senhora, que comemora a solicitude de Maria à sua prima Santa Isabel.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times","serif";">Será isso um sinal da Igreja, em seu calendário litúrgico, unindo a Visitação da Virgem à antiga festa da realeza mariana, como que a dizer que a Rainha nos virá visitar em uma era de paz e de, nas palavras de Pio XII, “triunfo da religião”? Não sabemos, mas tudo parece se encaixar perfeitamente...<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal"><b style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cristo Rei e Maria Rainha<o:p></o:p></span></b></p> <p class="Pessoal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Os Papas não cansaram de louvar Maria como Rainha. Não olvidemos o grande Papa Sisto IV, em sua Bula <i style="">Cum Praeexcelsa</i>, de 28 de fevereiro de 1476, em que explica ser Maria uma <i style="">“rainha sempre vigilante, a interceder junto ao Rei, que ela gerou.”</i> Também Pio IX, Leão XIII e Pio XII a chamam rainha do mundo, rainha do universa, rainha do céu e da terra. Paulo VI, em sua Encíclica <i style="">Christi Matri Rosarii</i>, de 15 de setembro de 1966, chama-a <i style="">“Rainha da paz”</i>. O mesmo Pontífice chega a declarar que Maria é <i style="">“aquela que, sentada ao lado do Rei dos Séculos, resplandece como Rainha e intercede como Mãe.”<a style="" href="#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style=""><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[20]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></i></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Dentre as novas espiritualidades surgidas na Igreja nos séculos XIX e XX, muitas delas destacam-se à promoção específica do Reinado do Sagrado Coração de Cristo Rei. Destacam-se os padres do Sagrado Coração (dehonianos), o Apostolado da Oração liderado pelos jesuítas (tão propagado no Brasil pelo incansável devoto do Sagrado Coração, Pe. Bartolomeu Taddei, SJ), o Regnum Christi, braço leigo dos Legionários de Cristo, entre outros. E algumas dessas espiritualidades, como os Arautos do Evangelho, a Arca de Maria, a Milícia da Imaculada etc, consagram-se ao estabelecimento do Reino de Cristo nas almas e na sociedade mediante a explícita referência ao Reino de Maria.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Cristalino é o carisma do Servo de Deus Pe. José Kentenich, palotino que fundou a família religiosa de Schoenstatt, dedicado à promoção da realeza de Maria Santíssima, venerada sob o inequívoco título de “Mãe e Rainha Três Vezes Admirável”.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">A pregação do Reino de Cristo, que se consumará na Parusia, mas que começa nas almas desde o início do cristianismo, é indissociável da meditação no Reino de Maria. O triunfo do Imaculado Coração de Nossa Senhora, período de luzes para a expansão da Igreja e consolidação da fé, após um período tenebroso, é como que um refrigério a confirmar que, após toda a história do homem na terra, vindo o Anticristo, este perderá, junto com seu chefe, Satanás, e, então, vindo Jesus Rei em glória, iniciará, aí, sim, a consumação do seu Reino, do qual a era da Imaculada é um sinal.<o:p></o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Para que venha o Reino de Cristo, ensinava Montfort, ansiemos pelo Reino de Maria! E ansiaremos por esse Reino se praticarmos a legítima piedade mariana: honrando a Mãe de Deus, pedindo sua intercessão e imitando suas virtudes. Renovemos, enfim, a consagração da humanidade ao seu Coração Imaculado, como pedido por ela mesma em Fátima, para que ele triunfe!<i style=""><o:p></o:p></i></span></p> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></i></p> <div style="border-width: medium medium 1pt; border-style: none none solid; border-color: -moz-use-text-color -moz-use-text-color windowtext; padding: 0cm 0cm 1pt;"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify; border: medium none; padding: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p> </o:p></span></p> </div> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><b style=""><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">Rafael Vitola Brodbeck</span></i></b><i style=""><span style="font-family: "Times New Roman","serif";">, casado e pai de família, é Delegado de Polícia no Rio Grande do Sul, atua na direção do site <a href="http://www.fortesinfide.com.br/">Fortes in Fide</a>, e coordena o <a href="http://www.salvemaliturgia.com/">Salvem a Liturgia</a>, sendo responsável nesse site pelos textos sobre erros litúrgicos, incentivo ao latim, e comentários sobre rubricas e normas. É membro da <b style="">Sociedade Internacional Santo Tomás de Aquino</b> (SITA/Roma), e da <b style="">Academia Marial de Aparecida</b>. Desde 1998, é incorporado ao <b style="">Regnum Christi</b>. Ministra palestras sobre temas litúrgicos e doutrinários, bastando contatá-lo pelos e-mails: <a href="mailto:rafael@salvemaliturgia.com">rafael@salvemaliturgia.com</a>, <a href="mailto:vitola@fortesinfide.com.br">vitola@fortesinfide.com.br</a> e <a href="mailto:rafael.brodbeck@fortesinfide.com.br">rafael.brodbeck@fortesinfide.com.br</a> <o:p></o:p></span></i></p> <div style=""><!--[if !supportFootnotes]-->
<br /> <hr align="left" width="33%" size="1"> <!--[endif]--> <div style="" id="ftn1"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Concílio Ecumênico Vaticano II. Constituição Dogmática <i style="">Lumen Gentium</i>, de 21 de novembro de 1964, 59<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn2"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Pio XI. Bula <i style="">Ineffabilis Deus</i>, de 8 de dezembro de 1854, in Denzinger, 2803<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn3"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Pio XII. Constituição Apostólica <i style="">Munificentissimus Deus</i>, de 1º de novembro de 1950<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn4"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> SÃO LUÍS MARIA GRIGNION DE MONTFORT. <i style="">Tratado da verdadeira devoção à Santíssima Virgem</i>, 38<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn5"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> <i style="">De virginitate perpetua sanctae Mariae</i>, cap. XII: PL 96, 108.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn6"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> <i style="">Homilla III<span style=""> </span>in Dormitionem Ss.mae Deiparae: I PG 98, 303A</i><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn7"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> <i style="">In Praesentationem Ss.mae Deiparae, II: PG 98, 315C</i><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn8"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> <i style="">De fide orthodoxa, I, IV, c.14: PG 44,1158B</i><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn9"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> <i style="">Homilla I in Dormitionem, 14</i><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn10"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> SÃO LUÍS MARIA GRIGNION DE MONTFORT. Ibidem, 38<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn11"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Santo Ofício. Decreto de 19-21 de julho de 1944, in Denzinger, </span><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">3839</span><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn12"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> SÃO MAXIMILIANO MARIA KOLBE. <i style="">La Regina della Polonia</i>, in Rycerz, Maio de 1925, atualmente in "Gli Scritti", cit., vol. </span><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";" lang="PT">III, p. 209</span><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn13"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> SÃO LUÍS MARIA GRIGNION DE MONTFORT. Ibidem, 217<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn14"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Carta ao Padre Floriano Koziura de 30 de Maio de 1931<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn15"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Carta de 3 de Julho de 1936, in Lettere, III ed. ampliata, Postulazione, vol. II, Roma 1969, pp. 369-370<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn16"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Pio XII. Encíclica <i style="">Ad Coeli Reginam</i>, de 11 de outubro de 1954, 45<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn17"> <p class="Pessoal" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> João Paulo II. Carta Apostólica <i style="">Rosarium Virginis Mariae</i>, de 16 de outubro de 2002, 23<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn18"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Paulo VI. Encíclica <i style="">Mense Maio</i>, de 29 de abril de 1965<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn19"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Pio XII. Encíclica <i style="">Ad Caeli Reginam</i>, de 11 de outubro de 1954, 45<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="ftn20"> <p class="Pessoal"><a style="" href="#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%; font-family: "Times New Roman","serif";">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman","serif";"> Paulo VI. Exortação Apostólica <i style="">Marialis Cultus</i>, de 2 de fevereiro de 1974, 6<o:p></o:p></span></p> </div> </div> Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-5314866380769951962010-05-04T22:04:00.002-03:002010-05-04T22:06:07.635-03:00Reflexões sobre o Comunicado da Santa Sé acerca dos Legionários de Cristo e do Regnum Christi<div style="text-align: justify;">ART!<br /><br />Caríssimos,<br /><br />Refletindo sobre o Comunicado da Santa Sé, resolvi expor alguns pensamentos:<br /><br />1) O Papa fala que existe um núcleo do carisma que precisa ser preservado e desenvolvido. Ao mesmo tempo, fala de desvios no carisma que precisam ser corrigidos.<br /><br />Não é o carisma que precisa ser corrigido. Um carisma é um dom dado por Deus, e se foi confirmado INFALIVELMENTE pela Igreja (as aprovações definitivas de estatutos são "fatos dogmáticos", conforme Ott, Penido etc), vem de Deus sem sombra de dúvida. Não pode a Igreja se enganar nem nos enganar.<br /><br />Todavia, a interpretação do carisma pode ter sido feita de modo incorreto.<br /><br />O carisma foi dado por Deus ao Pe. Maciel e a todos os co-fundadores. Entretanto, não nos esqueçamos que, estando à frente da Legião, como o fundador principal, competia ao Pe. Maciel a interpretação do carisma. Ora, se o Pe. Maciel, em determinado momento, se corrompeu, é bem possível não que o carisma tenha se corrompido, mas que alguns aspectos de sua interpretação, sim.<br /><br />É isso que a Santa Sé pretende: corrigir o carisma nunca; corrigir alguns desvios na interpretação do carisma sempre.<br /><br />2) A quem compete essa correção? À Igreja, claro, mas, concretamente, à própria Legião, ao próprio Reino. A tarefa é nossa, com o apoio e a supervisão do Papa. Não podemos nos furtar à nossa responsabilidade. A nós Deus manifestou o carisma. Um de nós, o Pe. Maciel, falhou: recuperemos isso, então, para que nós não falhemos.<br /><br />3) Além disso, se alguns aspectos do carisma se corromperam, o que devemos fazer? O que fizeram os reformadores. Santa Teresa, ao fundar o Carmelo Descalço, voltou ao "primeiro amor" do Carmelo da Antiga Observância. O mesmo os fundadores dos capuchinhos, retornando ao núcleo de São Francisco. Igualmente, os cistercienses em relação a São Bento, e os trapistas em relação aos primeiros cistercienses.<br /><br />Voltemos à primeira inspiração do Pe. Maciel, antes de se corromper. Somos co-fundadores, e, por isso, a nós nos toca, a nós nos cabe proceder a isso.<br /><br />Claro, não podemos "voltar a Maciel", como os capuchinhos voltaram a Francisco. Este é santo, nosso fundador não. Porém, voltemos à inspiração primeira.<br /><br />4) Além disso, o Movimento sempre teve pela figura dos co-fundadores uma consideração especial. O próprio Pe. Maciel nos ensinava isso.<br /><br />Falta, talvez, valorizar MAIS essa figura. Se somos co-fundadores, o carisma também está conosco. E "ouvir" os membros ajude a talvez separar o joio do trigo. O que na aplicação das Constituições e Estatutos é carisma e o que é desvio? As Constituições e os Estatutos são carisma, claro, são vontade de Deus, mas sua aplicação nem sempre...<br /><br />5) Apesar de definitivamente aprovadas as Constituições, significando que não são heterodoxas, i.e., que não possuem erro (e isso é garantia infalível), não se impede a reforma das mesmas. Essa reforma não implica em erro nas Constituições, mas em um juízo de OPORTUNIDADE e CONVENIÊNCIA da manutenção de regras que, TALVEZ, tenham favorecido certas interpretações equivocadas.<br /><br />A reforma das Constituições, então, longe de atacar o carisma, ajudará a que o vivamos melhor, livres de cargas surgidas de errôneas interpretações.<br /><br />6) Como fazer isso, na prática? Conversando com os diretores espirituais, e mantendo essa maravilhosa comunicação epistolar que é tradição leginária.<br /><br />7) O lugar dos escritos do Pe. Maciel ainda deverá ser redefinido.<br /><br />Aliás, o Pe. Evaristo Sada já nos disse, ano passado, que a principal fonte da espiritualidade da Legião NÃO são os escritos do fundador, mas a Imitação de Cristo.<br /><br />Acho que alguns escritos permanecem do fundador, mas sem levar seu nome, e em frases esparsas. Isso já começou a ser feito com o excelente "Cristo al centro": são frases e pensamentos "de la espiritualidad de la Legión de Cristo y del Regnum Christi", tiradas de cartas do Pe. Maciel, do Pe. Álvaro e de outros legionários, dos estatutos etc. Penso que é isso que se fará, sempre contando com o auxílio da Igreja.<br /><br />O tema da Militia Christi, que está no núcleo do carisma, como diz o Papa, é muito claro no Magistério sobre o Sagrado Coração de Jesus e sobre o Reinado de Cristo. Inspirou a Cristiada, por exemplo. E sempre tive para mim que isso é parte integrante do carisma. Não por acaso, a Legião surgiu no México, e teve o apoio do tio do fundador, que é canonizado, São Rafael Guízar y Valencia.<br /><br />São Bernardo de Claraval também era um pregador da Militia Christi, pois é dele a regra usada pelos templários.<br /><br />Gostaria de ouvi-los a respeito desses pensamentos soltos, e sujeitos à revisão, mas que faço por amor a Cristo, à Igreja e ao Movimento, e à minha vocação ao Regnum Christi!<br /><br />Em Cristo e no Movimento,<br /><br /></div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-45445078534522162632008-11-17T16:51:00.000-02:002008-11-17T16:53:02.746-02:00O sentido da festa litúrgica de Cristo Rei<span id="ctl00_Conteudo_ArticleText"><p class="MsoNormal" align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Histórico e necessidade da festa</span></span></strong></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“O dever de prestar a Deus um culto autêntico diz respeito ao homem individual e socialmente. (...) O dever social dos cristãos (...) [e]xige que levem a conhecer o culto da única religião verdadeira, que subsiste na Igreja católica e apostólica. Os cristãos são chamados a ser luz do mundo. Assim, a Igreja manifesta a realeza de Cristo sobre toda a criação e particularmente sobre as sociedades humanas.”<a name="_ftnref1" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn1"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Desde o Renascimento e a Reforma Protestante, foi-se projetando, na Europa católica, sua progressiva descristianização. Com efeito, o período imediatamente posterior à Idade Média caracterizou-se por uma crise sem precedentes, desembocando, pela ação dos novos filósofos dos séculos XVII e XVIII, no laicismo inaugurado pela Revolução Francesa, em 1789. Nesta, institucionalizou-se o já crescente distanciamento entre as esferas temporal e espiritual.<a name="_ftnref2" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn2"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Expulsou-se, na prática e na teoria, Cristo de Seu legítimo Reinado sobre as sociedades civis. Tolerar-se-ia, no máximo, o culto na dimensão privada, no foro íntimo das consciências, o que contraria a perene doutrina católica, exposta na citação acima, por exemplo.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sempre foi entendimento da Igreja que Nosso Senhor, ao dar a primazia ao espírito e fundar um Reino sobretudo transcendente, não abdicou de Sua soberania sobre o campo temporal, i.e., não-religioso. Tanto isto porque os cristãos, cidadãos do céu, vivem como súditos na terra – e não se pode servir a dois senhores –, e também pelo fato de que, guardando-se a natural independência entre Estado e Igreja em suas esferas próprias d ação, o bem terreno subordina-se indiretamente ao celeste. Outrossim, a salvação conquistada por Jesus, plenamente gozada na vida porvir, inicia-se aqui no “exílio da terra” – para usarmos uma linguagem mais teresiana.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Pelo liberalismo do século XIX, desenvolvimento político e filosófico do Illuminismo e da Renascença, o erro laicista, anticlerical, contrário ao justo domínio de Cristo também na esfera civil – por meio do Estado, claro, e não em uma confusão teocrática de sabor islâmico –, foi reafirmado. Precisou a Igreja lembrar a todos sua doutrina tradicional.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Para tanto, na esteira de tantos Papas, notadamente o Beato Pio IX, Leão XIII e São Pio X, que combateram sem cessar o inimigo da ordem social cristã e sacral, qual seja o liberalismo – e o Estado Moderno, a filosofia iluminista, a concepção juspositivista do Direito, as distorções do que sejam a razão e a liberdade etc –, o Santo Padre, Pio XI, instituiu em 1925, pela Encíclica <em>Quas Primas</em>, a festa de Cristo Rei.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Com o pomposo título oficial de Festa – hoje Solenidade – de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo, a data, na época a ser observada por ocasião do último Domingo de outubro – hoje XXXIV Domingo do Tempo Comum –, era uma proclamação do que sempre a Igreja sustentara, e uma convocação aos cristãos para que, pela oração, pela liturgia própria do dia, pela consagração a Cristo Rei, e pela ação apostólica contrária ao laicismo, ao liberalismo e à secularização, se empenhassem na restauração do Reinado do Salvador sobre os Estados e as sociedades. Além de Rei das almas e da Igreja, Cristo também o era da esfera temporal: Seu Reino era o universo!</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Em nossos tempos, os frutos do laicismo nós os vemos abundantes: relativização da moral; indiferença religiosa; falsificação do conceito de liberdade; diminuição dos fiéis católicos; ridicularização de símbolos sagrados; legislações incompatíveis com a Lei de Deus, as quais permitem o aborto, a eutanásia, o divórcio, o “casamento” homossexual, a eliminação dos embriões humanos, o cerceamento da propriedade privada, a violação dos direitos humanos fundamentais etc. Quando Cristo foi destronado de Seu Reino sobre o campo civil e as Nações passaram a governar-se sem referência a Deus, a reação dos cristãos deveria ser mais forte. <em>“Foi instituída esta festa para combater o indiferentismo e o laicismo e para excitar os cristãos a renovar sua homenagem de submissão a Jesus Rei, a reparar os ultrajes que recebe da parte dos súditos rebeldes e a promover os interêsses de seu reino, trabalhando para que a realeza de Jesus seja reconhecida efetivamente pelos indivíduos, pelas famílias e pelas nações.”<a name="_ftnref3" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn3"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Relacionou o Papa a devoção a Cristo Rei ao culto de Seu Sagrado Coração. De fato, a espiritualidade do Reinado e Cristo, tão presente na mente da Igreja em todos os tempos, muito se identifica com as revelações a Santa Margarida Maria de Alacoque.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“O culto o Sacratíssimo Coração de Jesus tem suas bases firmíssimas nas Sagradas Escrituras. Os Santos Padres o revelaram profusamente, sobretudo com o fato histórico da lança do soldado ao peito de Cristo. No Medievo, a meditação sobre esta passagem bíblica relembrada na liturgia levou a aprofundar-se muito a devoção ao Coração de Jesus Cristo, principalmente no mosteiro beneditino de Helfta (Alemanha), de modo especial com Santa Matilde e Santa Gertrudes.</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">No século XVIII muito divulgou seu culto São João Eudes, que compôs um texto litúrgico para sua festa. Nesse mesmo século as revelações a Santa Margarida Maria de Alacoque levaram-na a que propugnasse sua aprovação por Roma como festa litúrgica para toda a Cristandade. Esta difusão deu-se, sobremaneira, pela mediação dos Bispos poloneses, nos tempos de Clemente XIII, em 1765. O culto difundiu-se por vários lugares e em 1856 Pio IX estendeu a festa a toda a Igreja Universal. Leão XIII consagrou o mundo ao Coração de Jesus em 11 de junho de 1899.<a name="_ftnref4" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn4"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Pio XI elevou a festa ao grau de primeira classe com oitava privilegiada, em 1928. Depois do Concílio Vaticano II, com a renovação do Calendário Litúrgico, tal festa tem o caráter de Solenidade.”<a name="_ftnref5" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn5"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“A devoção e culto ao Sagrado Coração de Jesus, ainda que tenha precedentes muito antigos, encontra sua forma plena por ocasião das revelações privadas recebias por Santa Margarida Maria de Alacoque (1647-1690), religiosa da Visitação. Esta espiritualidade foi abençoada com freqüência pelos Papas com o maior apreço, como síntese perfeita de toda a espiritualidade cristã.</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">Em 1856, o Papa Pio IX instaura para toda a Igreja a festa litúrgica do Sagrado Coração. Leão XIII consagra o gênero humano ao Coração de Jesus, e prepara o ato em sua Encíclica <span style="font-style: normal;">Annum</span><span style="font-style: normal;"> Sacrum</span> (1899). No Magistério Apostólico sobre este tema convém recordar especialmente Pio XI, nas Encíclicas </span></em><span style="font-family: Arial;">Miserentissimus Redemptor<em> (1928) e </em>Caritate Christi Compulsi<em> (1932); Pio XII, nas Encíclicas </em>Summi Pontificatus<em> (1939) e </em>Haurietis Aquas<em> (1956); Paulo VI, em sua Carta Apostólica </em>Investigabiles Divitias<em> (1965); e João Paulo II, na mensagem por ocasião do centenário da consagração do gênero humano ao Sagrado Coração de Jesus (1999).</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"><span> </span>A devoção ao Coração de Jesus é uma escola perfeita de vida espiritual cristã, e por isso mesmo sintetiza harmoniosamente todos os valores da vida em Cristo – Amor divino, Trindade, Cruz, Eucaristia, espírito reparador de expiação, atitude sacerdotal e sacrifical, amor à Igreja etc. Aqui (...) fixar-me-ei sobretudo no valor desta devoção como eficacíssima reação orante dos cristãos e da Igreja diante dos males do mundo atual”<a name="_ftnref6" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn6"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span style="font-family: Arial;">, qual sejam o relativismo, a imoralidade, o desrespeito pela Lei de Deus, a recusa da ordem temporal em submeter-se a Cristo Rei.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Quando o Papa Pio XI instituiu a festa alusiva ao Reinado de Nosso Senhor, em 1925, não fez mais do que aplicar à já tradicional devoção do Sagrado Coração de Jesus as características próprias da Sua realeza. Enfatizou a <em>Quas Primas</em> o aspecto do Reinado do Coração de Cristo. Para o Papa, reconhecer Cristo como Rei é sinônimo de obedecê-Lo livre e amorosamente, pela consagração total a Seu Coração Sagrado. Notável é constatar que a imagem de Cristo Rei seja exatamente a mesma que representa o Sagrado Coração de Jesus, desta feita com trono, capa real, cetro e coroa. No dia de Cristo Rei, outrossim, recomenda a Igreja a prática de renovar a consagração do gênero humano ao Coração de Jesus, o que é enriquecido com indulgência plenária. As duas devoções, percebe-se, estão intimamente ligadas.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Falando dos séculos XIX e XX, Pio XI fortalece essa ligação entre o culto a Nosso Senhor sob as invocações de Cristo Rei e de Seu Sagrado Coração, de modo que podemos concluir ser a pretensão papal o restabelecimento na esfera civil, do Reinado do Sagrado Coração de Jesus Cristo. <em>“Como no século precedente e no nosso, pelas maquinações dos ímpios, chegou-se a depreciar o império de Cristo, Nosso Senhor, e a declarar publicamente a guerra à Igreja, com leis e moções populares contrárias ao Direito divino e à lei natural, e até houve assembléias que gritavam: ‘não queremos que reine sobre nós’ (Lc 19,14). Por causa desta consagração [ao Coração de Cristo] a que aludíamos [realizada em 1899 por Leão XIII], a voz de todos os amantes do Coração de Jesus irrompia unânime, opondo-se com toda a força, para reivindicar sua glória e assegurar seus direitos: ‘é necessário que Cristo reine (1 Co 15,25); venha a nós o vosso Reino.’”<a name="_ftnref7" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn7"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em> Dizer Cristo Rei equivale a rogar: “Sagrado Coração de Jesus, venha a nós o Vosso Reino”, como reza uma tradicional jaculatória.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O sacerdote espanhol Pe. José María Iraburu resume esse profundíssimo nexo entre a devoção ao Sagrado Coração de Jesus e a consciência do Reinado de Cristo não só sobre as almas, mas sobre a esfera temporal. O liberalismo dos séculos XVII, XVIII e XIX, o laicismo, a radical separação entre Igreja e Estado – “legitimando-se” que o último desobedeça a Lei d Deus e instaure um pernicioso “direito ao erro” –, e mesmo a escandalosa cooperação de alguns católicos a setores maçônicos e liberais, são os alvos a ser combatidos pela devoção ao Coração de Cristo e pela luta a favor de Cristo Rei. <em>“A devoção ao Coração de Jesus, a partir sobretudo do século XIX, difundiu-se entre o povo cristão precisamente quando os ‘católicos liberais’ entram e clara cumplicidade cm o mundo. E assim, tal espiritualidade ajuda os fiéis a serem muito conscientes do pecado do mundo; a viverem livres do mundo, e conseqüentemente do diabo e de seus enganos; e a serem capazes, portanto, de atuar sobre o mundo para melhorá-lo, curá-lo e elevá-lo, consagrando-o a Cristo Rei. Neste sentido, mostrou-se nos últimos séculos como a espiritualidade mais forte e mais profundamente popular, a mais capaz, se for o caso, de guardar fidelidade até o martírio – pensemos no México, na Espanha ou na Polônia. Daí, talvez, precisamente, a especial aversão que a ela sentem os cristãos amigos do mundo, e o empenho que fazem e falsificá-la e desprestigiá-la.”<a name="_ftnref8" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn8"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Eis, sucintamente, os motivos pelos quais Sua Santidade, o Papa Pio XI, instituiu a festa de Cristo Rei: realçar a soberania do Coração de Jesus sobre o mundo com uma data distinta daquela que a Seu culto está destinada; combater o liberalismo, o laicismo, o Estado Moderno, pela oração, por uma Missa própria, e por uma espiritualidade visivelmente militante e belicosa; e reafirmar o Reinado de Cristo nas almas e na esfera temporal, conforme sempre ensinaram os Papas – sobretudo a partir da crise da Cristandade e da secularização que a ela se seguiu.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Infelizmente permanecem ainda, inclusive nas sociedades democráticas, expressões de laicismo intolerante, que hostilizam qualquer forma de relevância política e cultural da fé, procurando desqualificar o empenho social e político dos cristãos, porque se reconhecem nas verdades ensinadas pela Igreja e obedecem ao dever moral de ser coerentes com a própria consciência; chega-se também e mais radicalmente a negar a própria ética natural. Esta negação, que prospecta uma condição de anarquia moral cuja conseqüência é a prepotência do mais forte sobre o mais fraco, não pode ser acolhida por nenhuma forma legítima de pluralismo, porque mina as próprias bases da convivência humana.”<a name="_ftnref9" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn9"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"><strong>A liturgia da festa</strong></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Passada a breve notícia histórica que explica a criação da hoje Solenidade de Cristo Rei, e dada sua ligação com o culto o Sagrado Coração de Jesus, analisemos os textos litúrgicos para ela compostos. Importa salientar que há uma data própria para a Solenidade do Sagrado Coração de Jesus, qual seja a sexta-feira após o segundo Domingo depois de Pentecostes; iremos ver, isto sim, o formulário alusivo à Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo, comemorada no último Domingo do Ano Litúrgico, segundo o Calendário Romano, que vem a ser o XXXIV Domingo do Tempo Comum.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Omitiremos os formulários da Liturgia das Horas, para a qual há um ofício solene próprio, com salmos, hinos e orações específicas correspondentes a cada Hora Canônica – I Vésperas, Ofício de Leituras, Laudes, Teça, Sexta, Nona, II Vésperas e Completas. Interessa-nos, no presente estudo – e ao leigo não habituado à recitação do breviário –, mostrar as composições litúrgicas feitas para a Missa da Solenidade.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Com a reforma do Missal Romano efetuada pelo Papa Paulo VI, o próprio de Cristo Rei pouco foi alterado. De fato, o Intróito (Antífona da Entrada), a Oração sobre as Oferendas (Secreta), o Prefácio e a Antífona da Comunhão permanecem exatamente os mesmos:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“O cordeiro que foi imolado é digno de receber o poder, a divindade, a sabedoria, a força e<span> </span>honra. A ele glória e poder através dos séculos.”<a name="_ftnref10" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn10"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Oferecendo-vos estes dons que nos reconciliam convosco, nós vos pedimos, ó Deus, que o vosso próprio Filho conceda paz e união a todos os povos. Por Cristo, nosso Senhor.”<a name="_ftnref11" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn11"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Com óleo de exultação, consagrastes sacerdote eterno e rei do universo vosso Filho único, Jesus Cristo, Senhor nosso. Ele, oferecendo-se na Cruz, vítima pura e pacífica, realizou a redenção da humanidade. Submetendo ao seu poder toda criatura, entregará à vossa infinita majestade um reino eterno e universal: reino da verdade e da vida, reino da santidade e da graça, reino da justiça do amor e da paz.”<a name="_ftnref12" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn12"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“O Senhor em seu trono reina para sempre. O Senhor abençoa o seu povo.”<a name="_ftnref13" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn13"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span style="font-family: Arial;"></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Já a Coleta (Oração do Dia) e a Oração depois da Comunhão (<em>Post Communio</em>) foram levemente modificadas. Alegou-se, para isso, certa adequação às necessidades atuais. Quanto a isso é lícito aos fiéis discordar, desde que o façam reverentemente, fundamentadamente, sem escândalo nem crítica às autoridades da Igreja. Discordar – pois não se trata de questão de fé ou moral –, mas obedecer – eis que a reforma litúrgica é obra da legítima autoridade da Igreja e a mudança dos textos é da competência do Santo Padre, a quem devemos submissão quando dá ordens não contrárias à Lei de Deus, o que é o caso. De qualquer maneira, mesmo alterando-se um ou outro ponto, a doutrina que as antigas preces representavam é a mesma, sempre atual – pois a doutrina católica é imutável! Outrossim, é permitida ainda hoje a utilização do Missal Romano em sua forma tradicional, edição de 1962, anterior à reforma de Paulo VI. Com efeito, em muitos lugares – principalmente nas igrejas da Administração Apostólica São João Maria Vianney e da Fraternidade Sacerdotal São Pedro –, usa-se não o rito romano moderno ou reformado, mas o rito romano tradicional, chamado também “tridentino” ou “de São Pio V”.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A Coleta antiga – em uso pelos que adotam a forma tradicional do rito romano – diz:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Deus eterno e todo-poderoso, que dispusestes restaurar todas as coisas no vosso amado Filho, Rei do Universo, concedei benignamente que todas as famílias das nações, desunidas por causa da feria do pecado, submetam-se ao seu poder suavíssimo. Por nosso Senhor Jesus Cristo, vosso Filho, na unidade do Espírito Santo, por todos os séculos dos séculos.”<a name="_ftnref14" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn14"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Mantendo idêntica referência ao Reinado de Cristo e à restauração de tudo na Pessoa de Jesus – e “tudo” significa as esferas espiritual e civil –, a nova fórmula é menos explícita quanto ao aspecto temporal. Talvez porque, à época de Pio XI, os liberais devessem ser enfrentados com mais belicosidade e hoje, no julgamento da Igreja, o combate deva adotar táticas diferentes, em face de vicissitudes que assim o recomendam.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Deus eterno e todo-poderoso, que dispusestes restaurar todas as coisas no vosso amado Filho, Rei do Universo, fazei que todas as criaturas, libertas da escravidão e servindo à vossa majestada, vos glorifiquem eternamente. Por nosso Senhor Jesus Cristo, vosso Filho, na unidade do Espírito Santo.”<a name="_ftnref15" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn15"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span style="font-family: Arial;"></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">De todo modo, suprimida da fórmula litúrgica a expressão <em>“que todas famílias das nações (...) submetam-se”</em> a Cristo Rei, a doutrina que a inspirou permanece. Ademais, com menos clareza, porque talvez assim peça a prudência eclesiástica hodierna, na Coleta reformada está presente o espírito de súplica à restauração do Reino de Cristo sobre a esfera temporal. Senão, vejamos: a) todas as criaturas devem servir a Deus, e isto inclui as sociedades e as Nações, quer porque sejam obras criadas pelo Senhor, quer porque sejam compostas de seres humanos, vocacionados ao serviço de Cristo pela graça; b) para servir a Cristo, as criaturas, no texto da Coleta, precisam estar libertas da escravidão, e esta tanto pode ser o pecado – escravidão por antonomásia –, do qual maior expressão é a insubmissão a Deus por parte dos homens, das sociedades, das Nações, dos Estados etc, quanto pode ser também o conjunto das filosofias contrárias ao estabelecimento de Cristo Rei sobre o campo civil – o falso conceito de liberdade do liberalismo acaba gerando uma limitação da que é autêntica, por sustentar um absurdo “direito ao erro”, por desvincular a liberdade da moral e da verdade (escravidão espiritual), e por desencadear regimes totalitários (escravidão física); c) o serviço é à majestade de Deus e à Sua glória eterna, o que implica necessariamente em reconhecer o Reinado de Cristo nas almas e nas sociedades.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Na época em que o primeiro formulário foi composto não se questionava o Reinado de Cristo nas almas, ao menos entre os católicos. O grande debate travava-se no que se refere à esfera temporal: deveria Cristo também nela reinar? Para defender a posição tradicional, a Coleta respondia tal dúvida pela súplica a Cristo Rei, concentrando a argumentação na questão disputada. Hoje, aparentemente vencedor, o laicismo liberal retirou-nos a própria consciência do Reinado de Cristo mesmo na esfera espiritual, de modo que é preciso resgatar primeiramente nesse campo a soberania de Deus.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Em uma sociedade mais cristã, em que todos ou a maioria confessa-se súdito de Cristo, e o problema reside apenas no tocante às relações entre Estado e Igreja e ao culto que se deve a Deus pela submissão das leis, da família, da cultura, das artes, das ciências etc, à Sua Lei, é neste último aspecto que se deve centralizar a apologética e a reafirmação da doutrina. E a Coleta antiga reflete essa preocupação. Quando, atualmente, nem a sociedade é mais cristã, nem a maioria se declara súdito de Cristo, este é o problema principal, e a moderna Coleta a isto faz referência. Antes se expulsou Deus das sociedades, hoje Ele está como que expulso das próprias almas! De nada adianta pelejarmos pelo Reinado de Cristo na esfera temporal se as almas, que formam esta mesma esfera temporal, d’Ele estão afastadas. Conquistadas as almas, as sociedades em que vivem serão também conquistadas se soubermos pregar a doutrina completa. </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Precisamos, pois, de uma Nova Evangelização, e nela a primazia está na conquista das almas para Cristo, no apostolado explicitamente evangelizador. Tudo, porém, sem renúncia à dimensão temporal, eis que é nesta que vive o homem, alvo da misericórdia divina e da salvação merecida por Cristo na Cruz do Calvário. Urge, evidentemente, ganhar almas para Jesus, mas também é necessário reformar as estruturas temporais, tarefa que o Vaticano II, com muita propriedade, relembrou!</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Iremos, no decorrer deste estudo, mencionar o Reinado de Cristo nas almas, porque, no espírito do que dissemos, parece-nos, na situação contemporânea, a missão primordial. Contudo, nossa intenção está num tema por muitos esquecido e por tantos outros distorcido e até combatido: o Reinado Social de Cristo, i.e., a soberania de Nosso Senhor na esfera temporal, nas Nações, na sociedade civil, nos Estados, na vida pública.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Antes, para não deixarmos incompleta a citação do próprio da Missa, as orações que faltam e breve notícia das leituras previstas pelo Lecionário.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A Pós-Comunhão do Missal anterior à reforma litúrgica:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Alimentados pelo pão da imortalidade, nós vos pedimos, ó Deus, que, gloriando-nos de combater sob o estandarte de Cristo Rei, possamos reinar eternamente na pátria celeste com ele, que convosco vive e reina.”<a name="_ftnref16" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn16"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Reformada, a oração restou como segue, e as diferenças se devem aos motivos já explicados:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Alimentados pelo pão da imortalidade, nós vos pedimos, ó Deus, que, gloriando-nos de obedecer na terra aos mandamentos de Cristo, Rei do universo, possamos viver com ele eternamente no reino dos céus. Por Cristo, nosso Senhor.”<a name="_ftnref17" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn17"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span style="font-family: Arial;"></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Note-se que, entre os mandamentos de Cristo, tomados em seu sentido lato, encontram-se, pela voz de Sua Igreja, todo o ensinamento social, o Reinado de Nosso Senhor sobre o campo temporal, e o respeito aos direitos de Deus. Ainda que a ênfase da prece esteja na soberania sobre as almas – obedecer aos mandamentos, i.e., não pecar –, pelos motivos já elencados, há implícito o comando quanto ao estabelecimento do domínio temporal do Salvador. Além, é claro, da doutrina, essencialmente perene.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sobre as leituras, o Lecionário “tridentino” dispunha: a) Cl 1,12-20 (Epístola); b) Sl 71 (Gradual/Salmo Responsorial); c) “O seu poder é um poder eterno, que não lhe será tirado: e o seu reino é tal, que não será jamais corrompido”. (Aclamação ao Evangelho); d) Jo 18,33-37 (Evangelho).</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Com o novo Missal Romano, em 1969, assim apresentou os Lecionário no que toca às leituras:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Ano A: a) Ez 34,11-12.15-17 (Primeira Leitura); b) Sl 22 (Gradual/Salmo Responsorial); 1 Co 15,20-26.28 (Segunda Leitura); d) “É bendito aquele que vem vindo, que vem vindo em nome do Senhor; e o Reino que vem, seja bendito; ao que vem e a seu Reino, o louvor!” (Aclamação ao Evangelho); e) Mt 25,31-46 (Evangelho).</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Ano B: a) Dn 7,13-14 (Primeira Leitura); b) Sl 92 (Gradual/Salmo Responsorial); c) Ap 1,5-8 (Segunda Leitura); d) a mesma aclamação; e) Jo 18,33b-37 (Evangelho).</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Ano C: a) 2 Sm 5,1-3 (Primeira Leitura); b) Sl 121 (Gradual/Salmo Responsorial); c) Cl 1,12-20 (Segunda Leitura); d) a mesma aclamação; e) Lc 23,35-43 (Evangelho).</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Fundamentos teológicos do Reinado de Cristo</span></span></strong></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A lógica aponta para o Senhorio de Jesus. Sendo Cristo Deus, a Segunda Pessoa da Santíssima Trindade, o Verbo inefável, o Logos eterno, o Filho do Altíssimo, haveria de ser Senhor e Rei. <em>“Aleluia! Eis que reina o Senhor, nosso Deus, o Dominador!” (Ap 19,6)</em> Quanto a Seus inimigos, os que se opõem a Seu Reinado sobre as almas e as sociedades, <em>“[c]ombaterão contra o Cordeiro, mas o Cordeiro os vencerá, porque é Senhor dos senhores e Rei dos reis. Aqueles que estão com ele são os chamados, os escolhidos, os fiéis.” (Ap 17,14)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A Tradição Apostólica é unânime em proclamar Cristo Rei do Universo, concordando com ela a Sagrada Escritura. Cumpre notar que o Reino é espiritual, não material: <em>“O meu Reino não é deste mundo.” (Jo 18,36)</em> Já existe pela Igreja e tornar-se-á pleno quando Jesus vier em glória. Todavia, Seu Reinado espiritual comunica-se com as realidades temporais, uma vez que nós, Seus súditos, não somos puro espírito, e também porque vivemos no mundo, na matéria, criada igualmente por Deus. O Reino é espiritual, mas domina todas as coisas criadas e deve influenciar as várias obras temporais: a política, o Direito, a ciência, a cultura, as artes. Impossível que alguém se afirme cristão em sua vida privada, e atue publicamente em contradição à Lei de Deus. Absurdo um médico católico que interrompa uma gravidez, mesmo amparado por uma legislação permissiva, alegando que a fé é meramente espiritual e de foro íntimo. Como igualmente errôneo um político que se diga seguidor de Cristo e que aprove uma lei autorizando o “casamento” homossexual, invocando a autonomia do Estado frente a Igreja para “justificar” sua ação.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Nesse diapasão, o Reino é espiritual, mas relaciona-se com o mundo material, assim como a alma está no corpo, animando-o. Espiritual e temporal são esferas diferentes, mas a primeira ilumina e anima a segunda. A independência de ambas não implica em ruptura da natural e necessária subordinação indireta do temporal ao espiritual. Quando o corpo não se sujeita à alma, sucumbe às paixões e vilezas mais torpes. Se, ao radicalizar, rompe-se o laço que une corpo e alma, o resultado é a morte. Da mesma maneira, o terreno religioso e o civil, como a alma e o corpo, têm suas funções próprias e distintas, são independentes as autoridades que os regulam em seu próprio campo: mas devem colaborar nas questões mistas, subordinando-se indiretamente o temporal ao espiritual, como o corpo à alma, sob pena de dar vazão à vida de sentidos e ao descontrole passional – como vemos hoje –, ou à própria morte do tecido social. Cristo é Rei espiritual, mas Seu Reinado reflete-se na terra, na matéria, na esfera temporal. O Reino é no céu, porém na terra deve haver seu reflexo.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Apontaremos algumas noções sobre Cristo enquanto Rei, tomadas das lições de Enrico Pardo Fuster:<a name="_ftnref18" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn18"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A realeza de Jesus Cristo foi profetizada no Antigo Testamento: <em>“Fui eu quem me consagrei rei em Sião, meu monte santo.” (Sl 2,6) “Exulta sem medidas, filha de Sião, e lança gritos de alegria, filha de Jerusalém! Eis que vem a ti o teu rei, o justo e vitorioso, humilde e montado em um jumento, no potro, filho de uma jumenta.” (Zc 9,9)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">As qualidades de Jesus Cristo como Rei também foram profetizadas no Antigo Testamento:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">defensor da verdade, da piedade e da justiça (cf. Sl 45,4);</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">prudente e justo (cf. Jr 23,5).</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo foi eleito Rei por Deus Pai em benefício dos homens: <em>“Olhai que dias virão – oráculo de Javé – em que suscitarei de Davi um gérmen justo: reinará um rei prudente, praticará o direito e a justiça na terra.” (Jr 23,5) “Ele edificará o Templo de Javé<a name="_ftnref19" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn19"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> e levará as insígnias reais, sentar-se-á e dominará em seu trono.” (Zc 6,13)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Deus constituiu a Cristo Homem como Rei Supremo de toda a humanidade: cf. Nm 24,17; Sl 2,7-8;44,7;71,7-8; Is 9,5-6; Jr 23,5; Dn 2,44;7,13-14; Zc 9,9; Mt 25,31.34.40;28,18; Lc 1,31-33; Jo 18,37; 1 Co 15,25; Hb 1,2; Ap 1,5;19,16.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo foi constituído Rei de todo o Universo pela União Hipostática:<a name="_ftnref20" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn20"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>“Ele existe antes de todas as coisas, e todas as coisas subsistem nele. Ele é a Cabeça da Igreja, Seu Corpo. Ele é o Princípio, o Primogênito dentre os mortos, tendo, por isso, o primeiro lugar em tudo. Pois a Deus aprouve fazer habitar nele toda a plenitude, e reconciliar por ele e para ele todas as coisas, pacificando, mediante o preço do próprio sangue na Cruz, tudo o que há na terra e nos céus.” (Cl 1,17-20)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo mesmo afirma que é Rei: <em>“‘És tu o Rei dos judeus?’ Respondeu Jesus: ‘Tu o dizes.’” (Mt 27,11) “Então Pilatos lhe disse: ‘Logo, tu és Rei?’ Respondeu Jesus: ‘Sim, sou Rei.’” (Jo 18,37)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, como homem<a name="_ftnref21" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn21"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, é Rei por direito próprio, nativo: <em>“(...) tudo foi feito por ele e para ele.” (Cl 1,16)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, como homem, é também Rei de todos os homens por direito de conquista, por ser a Cabeça da Igreja, e por direito de herança:<em></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">por direito de conquista: cf. 1 Co 6,20; 1 Pe 1,18-19;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">por ser a Cabeça da Igreja: cf. Sl 8,6-7; Cl 1,17-20;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">por direito de herança: cf. Hb 1,2.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, enquanto homem, é Rei da Igreja<a name="_ftnref22" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn22"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>: <em>“Ele será grande e será chamado Filho do Altíssimo, e o Senhor Deus lhe dará o trono de seu pai, Davi. E reinará sobre a casa de Jacó por todos os séculos e seu reino não terá fim.” (Lc 1,32-33)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo não foi feito Rei por hereditariedade, por ainda que tenha descendido de família real, não descendeu da linha de Salomão, à qual se aderia a sucessão hereditária ao trono, mas da linha de Natã: cf. Lc 3,23-31.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo não foi feito Rei por eleição, pois quando as massas pretenderam fazê-lo Rei, não aceitou: cf. Jo 6,15.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo não feito Rei por aquisição do trono, exceto enquanto esta se fundamentava na União Hipostática: cf. At 20,28.<a name="_ftnref23" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn23"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo anunciou que havia chegado Seu Reino, o mesmo predito pelos profetas: cf. Mt 3,2;6,33.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo afirmou a chegada do Reino: cf. Mt 3,2; Lc 9,1-2;10,8-9. <em>“Ide proclamar que o Reino dos céus está próximo.” (Mt 10,7)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo cumpriu a promessa de um Reino Eterno: cf. Lc 1,32-33.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A extensão do Reino de Cristo por todas as Nações da terra foi profetizada no Antigo Testamento: <em>“Pede-me e dar-te-ei por herança todas as Nações, e por propriedade os confins da terra.” (Sl 2,8) “Vou colocar-te como luz para as Nações, para que minha salvação alcance até os confins da terra.” (Is 49,6)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, como homem, foi feito verdadeiramente Rei de toda a terra, tanto das coisas temporais quanto as espirituais, e tem domínio direto sobre todas as criaturas: <em>“(...) o fizeste Senhor de todas as obras de tuas mãos. Tudo foi posto por debaixo de seus pés.” (Sl 8,7)</em>; cf. Mt 28,18; Ap 19,6.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, enquanto homem, teve domínio direto sobre todos os reinos do mundo e sobre todas as coisas criadas:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">teve domínio direto “em ato primeiro”, que é a potestade considerada em si mesma: cf. Mt 28,18; At 10,36; 1 Co 15,27; Ap 1,5;19,16;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">não teve domínio “em ato segundo”, i.e., não exerceu a potestade em nenhum reino do mundo<a name="_ftnref24" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn24"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>: cf. Jo 18,36.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo destruiu o império de Satanás com Seu poder sobre os demônios, inaugurando o Reino Messiânico: cf. Mt 12,28; Lc 10,17-20.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo exerce Seu poder de Rei sobre as coisas espirituais: cf. Jr 23,5; Lc 1,32-33.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo não exerce diretamente<a name="_ftnref25" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn25"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Seu poder administrativo de Rei sobre as coisas temporais: cf. Lc 12,13; Jo 18,36.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo não pretendeu estabelecer um Reino que fosse material e terreno: cf. Jo 6,54;18,36.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O Reino de Cristo é:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">espiritual: cf. Jo 18,36;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">eterno: cf. Lc 1,33;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">universal: cf. Mt 28,18;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de verdade: cf. Jo 14,6;18,37;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de vida: cf. Jo 10,10;14,6;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de santidade: cf. Cl 2,9-10;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de graça: cf. Jo 1,15.16;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de justiça: cf. Rm 2,6;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de amor: cf. Jo 15,9.13;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">de paz: cf. Is 9,6; Lc 2,14.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O Reinado de Cristo não terá fim: cf. Mt 16,18.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O poder executivo de Cristo, como homem, foi profetizado no Antigo Testamento: cf. Is 9,6.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O poder legislativo de Cristo, como homem, foi profetizado no Antigo Testamento: cf. Is 2,3.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O poder judiciário de Cristo, como homem, foi profetizado no Antigo Testamento: cf. Is 2,4.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, como homem, constituído Rei, exerce Seus poderes:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">legislativo, promulgando a Lei evangélica: cf. Mt 28,20; Jo 2,3;13,34;14,15; 1 Co 9,21;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">executivo, regendo os destinos dos homens para que triunfem os planos do Reino de Seu Amor sobre todos eles: cf. Ap 1,18;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">judiciário, com a potestade recebida do Pai e por ter sido constituído juiz dos vivos e dos mortos: cf. Jo 5,22.27; At 10,42;17,31; 2 Ts 1,7-8;4,1.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus Cristo, como homem, constituído Rei, exerce também Seu poder judiciário:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">sobre os anjos: cf. 1 Co 6,3<a name="_ftnref26" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn26"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>;</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">pelo ministério que exercem os santos sobre os anjos: cf. Mt 4,11;8,21.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O poder de Jesus Cristo como Rei é fonte e origem de todo poder civil, i.e., poder do Estado sobre as coisas temporais: <em>“Por mim é que os reis reinam e os magistrados administram a justiça. Por mim os príncipes governam e os grandes julgam toda a terra.” (Pr 8,15-16)</em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O conteúdo da <em>Quas Primas</em> de Pio XI</span></span></strong></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A Encíclica de Pio XI sobre o Reinado de Cristo foi publicada por ocasião do Ano Santo de 1925. Foi uma excelente oportunidade de manifestar, solenemente, a atualidade do domínio de Nosso Senhor sobre o mundo, nas esferas espiritual e temporal.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Na introdução, o Papa fala que a Cristandade nada mais é do que a paz de Cristo no Reino de Cristo. Após, desenvolvendo o tema do jubileu de 1925, inicia as partes da Encíclica em si.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Primeiro trata da Realeza de Cristo, em seus aspectos teológicos, dando fundamentos do Antigo Testamento e do Novo Testamento, bem como da Liturgia: e mostra o Reinado do Salvador pela União Hipostática e pela Redenção.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Na segunda parte, fala do caráter da Realeza de Cristo: no campo espiritual e no campo temporal, dando provas da mesma no Magistério dos Papas, na Tradição e na Sagrada Escritura.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Terceiro ponto é a festa de Jesus Cristo, Rei do Universo, destinada a celebrar a Realeza de Jesus, principalmente nos tempos em que esta é negada – notadamente no campo temporal.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“E se agora mandamos que Cristo Rei seja honrado por todos os católicos do mundo, com isso proveremos também as necessidades dos tempos presentes, e poremos um remédio eficacíssimo à peste que hoje infecciona a sociedade humana. Julgamos peste de nossos tempos o chamado laicismo, com seus erros e abomináveis intentos; e vós sabeis, veneráveis irmãos, que tal impiedade não amadureceu em um só dia, senão que fora incubada desde muito antes nas entranhas da sociedade.”<a name="_ftnref27" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn27"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O Reinado de Cristo na esfera espiritual</span></span></strong></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sobretudo, Jesus Cristo estabeleceu Seu Reino nas coisas do espírito. É nos Céus que ele se realiza, e quando do Juízo Final estará consumado. Na terra este Reino espiritual é construído e dilatado na Igreja e através da Igreja.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Com efeito, ser cristão é reconhecer-se súdito de Cristo, tributar-lhe a honra devida ao Rei dos reis e Senhor dos senhores. Trono de Cristo é, portanto, também a nossa alma. Não basta dizer-se seguidor de Jesus. É preciso que Ele reine sobre nós (cf. 1 Co 15,25), e isso consubstancia-se em mudarmos nossa mente pela de Cristo, nossos pensamentos e sentimentos pelos d’Ele, tudo submetendo a Seu império.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">No acertado ensino de Sua Santidade, o Papa Pio XI, é <em>“necessário que Cristo reine na inteligência do homem, que, com perfeito acatamento, há de assentir firme e constantemente às verdades reveladas e à doutrina de Cristo.”<a name="_ftnref28" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn28"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em> O Reinado de Jesus sobre as almas efetiva-se por darmos nosso intelecto a Ele pela fé, que vem a ser justamente, nesse sentido, o ato através do qual a inteligência, movida pela vontade, adere à verdade por Deus revelada, que é mantida, preservada, guardada, pregada, explicitada e defendida pelo Sagrado Magistério da Igreja.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A vontade, logo, também deve ser submissa à realeza do Salvador. Por isso continua o Santo Padre: <em>“É necessário que reine na vontade, que há de obedecer às leis e preceitos divinos. É necessário que reine no coração, que sobrepondo os afetos naturais, há amar a Deus acima de todas as coisas. É necessário que reine no corpo e em seus membros, que, como instrumentos, devem servir para a interna santificação da alma.”<a name="_ftnref29" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn29"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O Reinado de Jesus Cristo sobre o homem, em suma, manifesta-se na alma e no corpo. Reina Jesus na alma quando a inteligência, a vontade e o coração a Ele estão submetidos, nos termos do exposto acima. Tal domínio sobre a alma deve refletir-se necessariamente no corpo, sob pena de sacrificarmos em nome de um platonismo a própria antropologia cristã, que vê no homem uma unidade fundamental só dissolvida temporariamente pela morte e refeita na ressurreição da carne.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A inteligência na qual Cristo reina é aquela que, pela fé, adere à doutrina pela Igreja pregada. A vontade na qual Cristo reina é aquela que obedece à Lei de Deus, fazendo o bem, evitando o mal e mantendo a comunhão com a autoridade – o Papa e os Bispos. O coração no qual Cristo reina é aquele que ama a Deus sobre todas as coisas e enxerga n’Ele o princípio da caridade com a qual deve amar o próximo como a si mesmo.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O império de Nosso Senhor sobre o corpo, por sua vez, é o reflexo de Seu Reinado nas potências da alma. O corpo no qual Cristo reina, por isso, é aquele que serve de instrumento à santificação, não se deixando escravizar por paixões desordenadas e apegos carnais. Não deve o corpo ser desprezado, num conceito novamente platônico e, por isso mesmo, estranho à Fé da Igreja, mas submetido à alma de forma a demonstrar o senhorio de Jesus sobre o homem todo.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sinal da relação entre alma e corpo, ambos de domínio de Cristo, é a ligação das realidades espirituais com as temporais, tema do próximo tópico.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Por ora, ressaltemos que o Reinado espiritual de Jesus não se dá somente em cada cristão individualmente. Como formamos um Corpo, a Igreja, do qual, aliás, é Ele a Cabeça, temos que Cristo é Seu Rei.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Jesus é Rei da Igreja por ser Rei de cada um de seus membros, e também por direito próprio, eis que ela é obra Sua, fundada por Ele mesmo em São Pedro e nos Apóstolos, continuada nos sucessores destes.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Esta Igreja, da qual Cristo é Rei, anuncia e prepara a plenitude do Reino, que, longe de uma perspectiva gnóstica e milenarista, chegará, no fim dos tempos, por especial intervenção de Deus, quando dos novos céus e da nova terra.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O Reinado de Cristo na esfera temporal</span></span></strong></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“(...) erraria gravemente quem subtraísse a Cristo-Homem o Seu poder sobre todas as coisas humanas e temporais.”</span></em><a name="_ftnref30" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn30"><span class="MsoFootnoteReference"><em><span style="font-family: Arial;"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></em></span></a><span style="font-family: Arial;"></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Alma e corpo têm independência em seu campo próprio de atuação. Em sua esfera, porém, ainda que livre, não pode o corpo contrariar a alma, e nos conflitos com questões mistas, esta última deve prevalecer.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Da mesma maneira, ensina Leão XIII na Immortale Dei, o governo do gênero humano foi repartido entre Estado e Igreja. Na esfera temporal, cuidando dos negócios civis, atua o Estado livremente, independente e soberano. <em><span>“A autoridade não é força incontrolável, é sim faculdade de mandar segundo a sã razão. A sua capacidade de obrigar deriva, portanto, da ordem moral, a qual tem Deus como princípio e fim.”<a name="_ftnref31" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn31"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span> <span>N</span></span><span>a esfera espiritual, cuidando dos negócios religiosos, atua a Igreja livremente, independente e soberana. Ambos são instrumentos de Deus para a ordenação do bem comum: temporal e espiritual.</span><em> </em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Como, todavia, o bem temporal é transitório e subordina-se ao espiritual, temos que a Igreja, segundo o Magistério dos Papas, tem uma supremacia sobre o Estado. As duas autoridades não se confundem, tampouco se separam. Não pode, outrossim, o Estado ter supremacia sobre a Igreja, nem esta o ter de maneira direta em relação àquele. A supremacia da Igreja sobre o Estado é indireta: mesmo em seu campo de ação, a esfera temporal, o Estado não pode gerir os negócios civis em desrespeito à Lei de Deus e à lei natural; e nas questões mistas, havendo conflito, prevalece a vontade da Igreja, pois a regra máxima é a salvação das almas. De tal maneira, Cristo reina sobre o Estado. Este, como súdito de Jesus, não pode desobedecê-Lo.<a name="_ftnref32" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn32"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Assim, imoral uma lei que permita o aborto, pois contraria as Leis de Cristo, Rei do Universo.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Pio XI pontifica que <em>“o dever de adorar publicamente e obedecer a Jesus Cristo não somente obriga aos particulares, senão também aos magistrados e governantes.”<a name="_ftnref33" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn33"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">As pessoas das quais Cristo é Rei vivem em uma sociedade, em uma Nação, sob um Estado. Também nestes Jesus deve reinar. O Papa São Pio X, em seu lema – inspirador da Coleta da Missa de Cristo Rei –, pretendia restaurar todas as coisas em Cristo. Ele é Senhor não só das realidades espirituais, mas também das temporais; deve-se a Ele obediência privada e pública. </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Quando o cristianismo não constitui a alma da vida pública, do poder político, das instituições públicas, então Jesus Cristo tratará a tal país como este país trata a Ele. Reservará sua graça e suas atenções para os indivíduos que o servem, mas abandonará a sua sorte as instituições e poderes que não o servem.”<a name="_ftnref34" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn34"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Como Cristo reina sobre a esfera temporal?</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Considerado o Reinado em si mesmo, Jesus Cristo reina diretamente sobre a sociedade civil, sobre as Nações, sobre todos os reinos do mundo. O exercício desse Reinado, entretanto, não é direto, mas através das autoridades políticas, os Estados, que a Ele se submetem. Também através da Igreja, que os auxilia, segundo o princípio da supremacia indireta formulado pelo Beato Pio IX, por Leão XIII, e por São Pio X, e dos leigos, os quais têm por vocação própria ordenar as estruturas temporais segundo Deus.<a name="_ftnref35" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn35"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[35]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> É doutrina católica que, sendo Cristo o Rei do Universo – e, portanto, também da esfera temporal –, as leis positivas civis não podem contrariar os preceitos da Lei de Deus e da lei natural. Antes, devem promovê-los, explicá-los, e livremente legislar no campo que lhes é próprio, nunca contradizendo os direitos divinos.<em> </em><em><span>“Não menos nocivo se mostra o erro contido naquelas concepções que não hesitam em dispensar a autoridade civil de toda e qualquer dependência do Ente supremo, causa primeira e Senhor absoluto tanto do homem como da sociedade, e de todo liame de lei transcendente, que deriva de Deus como de fonte primária, e lhe concedem uma ilimitada faculdade de ação, abandonada à onda inconstante do arbítrio ou tão-somente aos ditames de exigências históricas contingentes e de interesses relativos. Renegada assim a autoridade de Deus e o império da sua lei, o poder civil, por consequência inevitável, tende a atribuir a si aquela absoluta autonomia que compete ao Autor Supremo, a substituir-se ao Onipotente, elevando o estado ou a coletividade a fim último da vida, a critério sumo de ordem moral e jurídica, e interdizendo todo o apelo aos princípios da razão natural e da consciência cristã.”<a name="_ftnref36" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn36"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[36]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span> </em>Em razão desse Reinado sobre as sociedades, as Nações e os Estados – ainda que estes não o aceitem –, é dever do cristão<em> “militar pelo restabelecimento do Reino de Jesus Cristo na Nova Evangelização, (...) trabalhar intensamente, sem demoras nem repousos, para ajudar a Igreja a forjar em nossas sociedades a civilização da justiça e do amor cristãos. (...) Unicamente procuramos fazer com que os homens, e por conseguinte as sociedades, qualquer que seja sua organização e seu regime, encontrem em Cristo e em Seu Evangelho a inspiração profunda de toda a sua vida.”<a name="_ftnref37" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn37"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[37]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O laicismo liberal contaminou de tal maneira o mundo que os Estados hoje querem fazer a vontade da maioria – liberalismo democrático –, a vontade do soberano – monarquia absolutista –, a vontade da raça – nazismo –, a vontade do proletariado ou do partido que diz representá-lo – comunismo e demais sistemas socialo-esquerdistas –, a vontade da Nação – fascismo –, mas se esquecem de fazer a vontade de Deus! Quando o Fundador do Regnum Christi e dos Legionários de Cristo foi à Europa pela primeira vez, em 1946, constatou esse triste espetáculo de secularização, começado no Renascimento e vitorioso na Revolução Francesa e na filosofia iluminista. Mais tarde, diria: <em>“dei-me conta de que as ideologias laicistas e materialistas atéias queriam enfraquecer o dinamismo apostólico da Igreja, procurando limitar sua ação à esfera privada ou às práticas de culto, favorecendo a reclusão dos sacerdotes nas sacristias e adormecendo a consciência missionária dos leigos.”<a name="_ftnref38" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn38"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[38]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sustentando o Reinado de Cristo sobre a esfera temporal, discursava o Papa: <em>“É inaceitável, bem como contrária ao Evangelho, a pretensão de reduzir a religião ao âmbito estritamente privado, esquecendo paradoxalmente a dimensão essencialmente pública e social da pessoa humana. Saiam, pois, às ruas, vivam sua fé com alegria, façam chegar aos homens a salvação de Cristo, que deve penetrar na escola, na cultura, na vida política!”<a name="_ftnref39" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn39"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[39]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O Reino de Cristo, pois, espiritual, deve ser refletido em todos os âmbitos e estruturas da esfera temporal, na política como nos demais: a cultura, a filosofia, os meios de comunicação, as artes, o lazer, o esporte, a educação, a família, o pensamento jurídico, as ciências etc. As leis humanas devem servir e favorecer o cumprimento da Lei de Deus, e a lei positiva civil nunca contrariar a divina, a eterna e a natural. Os costumes humanos precisam ser coerentes com a Moral revelada. Toda ação e pensamento dos homens são terreno propício para a sua santificação. <em>“O Reino de Cristo não é deste mundo, mas se encontra neste mundo. Deve levedar toda a massa.”<a name="_ftnref40" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn40"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[40]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A reforma das estruturas temporais – as quais, na Idade Média e em certos ambientes da modernidade, estavam submetidas a Cristo Rei – identifica-se com a expansão do Reinado de Jesus sobre a sociedade civil, e é, na prática, um projeto que visa <em>“chegar a atingir e modificar, pela força do Evangelho, os critérios de juízo, os valores que decidem, os centros de interesse, as linhas pensamento, as fontes inspiradoras e os modelos de vida da humanidade que se apresentam em contraste com a Palavra de Deus e os desígnios de salvação.”<a name="_ftnref41" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn41"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[41]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em> Causa dos problemas contemporâneos é a Revolução cultural anticristã, de caráter gnóstico, laicista, liberal, antropocêntrico e igualitário, que desvincula fé e razão, sociedade religiosa e sociedade civil, Igreja e Estado, esfera espiritual e temporal, culto privado e culto público. Negando-se à benéfica submissão a Jesus Cristo, Rei do Universo, o mundo afunda na loucura em que tudo passa a ser permitido e a natureza é violentada, com leis abortistas e pró-gay, <em>v.g</em>.. <em>“A ruptura entre a ordem espiritual e a ordem racional é o maior problema que o mundo moderno tem a enfrentar.”<a name="_ftnref42" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn42"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[42]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Somos levados pelos inimigos da Igreja a criticar o período em que a doutrina de Cristo inspirava toda a sociedade. A falsificação da História é das manobras aquela que mais ajudou a que tantos “torçam o nariz” quando se fala na Idade Média. </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A Igreja, contudo, da Idade Média diz palavras as mais elogiosas. <em><span style="font-family: Arial;">“Tempo houve em que a filosofia do Evangelho governava os Estados. Nessa época a influência da sabedoria cristã e a sua virtude divina penetravam as leis, as instituições, os costumes dos povos, todas as categorias e todas as relações da sociedade civil.”</span></em><a name="_ftnref43" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn43"><span class="MsoFootnoteReference"><em><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[43]</span></span><!--[endif]--></span></em></span></a><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"></span></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;">Tudo, portanto, deve ser submetido à sadia influência de Cristo e Sua doutrina. Somos cidadãos do céu, mas vivemos na terra, e aqui nossa luta é pelo Reino de Jesus nas almas e por tudo o que puder favorecer esta causa. Nisso, o reflexo do Reinado na esfera temporal é conseqüência natural da universalidade do Senhorio ed Jesus Cristo, e também uma obra de apostolado que impulsiona a salvação de todos, a glória de Deus e o respeito aos direitos da Igreja. Impregnando a sociedade civil, as leis, o Estado, com os valores do Evangelho, não só Deus será amado e obedecido como serão possibilitados melhores instrumentos para que as almas se salvem. Se, pois, o Reinado de Cristo na esfera temporal é reflexo do Reinado sobre a esfera espiritual, podemos dizer, por outro lado, que este último é ajudado e expandido pelo primeiro. Como Cristo usou de Sua natureza humana para a Redenção dos homens, e nós precisamos do corpo para a santificação da alma, o Reino, substancial e fundamentalmente espiritual, serve-se das realidades temporais para a sua expansão. Cada qual dos membros da Igreja tem seu papel nessa obra grandiosa.</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;">Na contemporânea conjuntura social, os Estados, as Nações, as leis, a cultura, não estão mais submetidos ao Reinado de Cristo. A filosofia moderna, inclusive, tratou de separar radicalmente a Igreja do Estado, o que sempre gerou protestos dos Papas. O mundo de hoje, impregnado de laicismo, não reconhece sua dependência ao império de Jesus, Nosso Senhor, e, por isso, os católicos têm de:</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;">tolerar – mas não aprovar! –, segundo as ordens da Igreja, e em estrita fidelidade ao Santo Padre, o Papa, o Estado Moderno, laico, liberal, como único existente na atualidade;</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;">condenar o mesmo Estado Moderno, enquanto princípio, por sua obstinada recusa em submeter-se a Cristo Rei, crendo tal realidade, no máximo, mal menor;</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;">lutar pela restauração do Reinado de Cristo na esfera temporal, igualmente em fidelidade ao Romano Pontífice, o que constitui verdadeiro apostolado de recristianização da sociedade, tarefa própria dos leigos, segundo ressaltou o Vaticano II.</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Por outra parte, erraria gravemente quem negasse a Cristo-Homem o poder sobre todas as coisas humanas e temporais, posto que o Pai lhe confiou o direito absolutíssimo sobre as coisas criadas, de tal sorte que estão submetidas a seu arbítrio. (...) Portanto, a todos os homens se estende o domínio de Nosso Redentor, como afirmam as palavras de nosso predecessor, de feliz memória, Leão XIII, as quais fazemos nossas com muito gosto: ‘O império de Cristo se estende não só sobre os povos católicos e sobre aqueles que tendo recebido o Batismo pertencem de direito à Igreja, ainda que o erro os tenha extraviado ou o cisma os separe da caridade, senão que compreende também aos que não participam da fé cristã, de sorte que sob a potestade de Jesus se acha todo o gênero humano.’ (...) </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">Ele é, com efeito, a fonte do bem público e privado. Fora d’Ele não há que se buscar a salvação em nenhum outro; pois não foi dado aos homens outro nome debaixo do céu pelo qual devemos nos salvar. Ele somente é quem dá a prosperidade e a felicidade verdadeira, tanto aos indivíduos como às Nações: porque a felicidade da Nação não procede de fonte distinta daquele que dá a felicidade aos cidadãos, pois a Nação não é outro coisa que o conjunto concorde dos cidadãos. Não se neguem, pois, os governantes das Nações a dar por si mesmos e pelo povo mostras públicas de veneração e de obediência ao império de Cristo se querem conservar incólume sua autoridade e fazer a felicidade e a fortuna de sua pátria.”</span></em><a name="_ftnref44" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn44"><span class="MsoFootnoteReference"><em><span style="font-family: Arial;"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[44]</span></span><!--[endif]--></span></span></em></span></a><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"><span> </span></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;">O combate pela restauração do Reinado de Cristo na esfera temporal</span></em></span></strong></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial; font-style: normal;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Já nos dizia Leão XIII: Nós venceremos com o sinal do Coração de Cristo. É na riqueza desta devoção e nas promessas que ela guarda para os seus apóstolos que está fundamentada toda a minha esperança de que, algum dia, Cristo reinará no mundo inteiro por meio dos homens do Reino.”<a name="_ftnref45" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn45"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[45]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">A Cristandade foi progressivamente sendo atacada desde o fim da Idade Média. Com o Renascimento, pagão, gnóstico, caracterizado pelo humanismo autônomo – tão condenado pelos Papas e pela <em>Gaudium et Spes</em> –, e a Reforma Protestante, a primeira etapa de um mesmo processo revolucionário.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Segunda etapa será a Revolução Francesa, com todas as funestas teorias iluministas sendo aplicadas e um novo passo igualitário inaugurado. Este estado de coisas conduz ao liberalismo do século XIX e às grandes perseguições do início do século XX.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Por fim, terceira etapa inaugura-se na Revolução Russa de 1917, quando o comunismo – transposição das idéias igualitárias da Reforma e da Revolução Francesa ao campo social e econômico – saiu-se vitorioso. A mesma e única Revolução prepara sua quarta etapa, com a total dessacralização da sociedade e a exclusão completa do Reino de Deus – vide a União Européia sem referência a suas raízes cristãs, o movimento homossexual, a terceira via do socialismo, a Nova Era, o progressismo teológico, o relativismo moral (condenado por João Paulo II na <em>Veritatis Splendor</em>, em reiteração de condenações anteriores), certas tendências panteístas e igualitárias na idéia ecológica, o aborto, o feminismo etc.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">O pensador católico brasileiro, Plínio Corrêa de Oliveira, estudando o processo histórico e filosófico que se inicia com a decadência da Cristandade Medieval, demonstra em várias de suas obras como tal evento foi guiado por desordens humanas, especialmente o orgulho e a sensualidade, que favoreceu o estabelecimento gradual de uma ordem de coisas antagônica à noção católica de civilização. O referido processo – secularizante, igualitário, liberal, anárquico – foi considerado pelo escritor “a” Revolução<a name="_ftnref46" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn46"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[46]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, por antonomásia, a qual precisava ser combatida pela Contra-Revolução.<a name="_ftnref47" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn47"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[47]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Quando a Revolução adquire feições violentas, por vezes é necessário, em legítima defesa, seguindo as diretrizes da Moral Católica quanto á guerra justa, contrapor-lhe uma Contra-Revolução também armada. Assim, os franceses católicos que se opuseram à revolta de 1789; os <em>cristeros</em>, os quais comandaram a luta militar conhecida como Cristiada, para defender a fé e a liberdade religiosa contra o governo liberal e maçônico mexicano; os monarquistas espanhóis que combateram os comunistas na Guerra Civil.<a name="_ftnref48" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn48"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[48]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>“Se as leis do estado discrepam abertamente com o direito divino, se impõem um agravo à Igreja ou contradizem aos que são deveres da religião, ou violam a autoridade de Jesus Cristo no Pontífice Máximo; então, em verdade, resistir é um dever, e obedecer, um crime.”<a name="_ftnref49" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn49"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[49]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> </em><span> </span>É a realização prática da resistência armada legítima, conforme ensinada pela Igreja: <em>“A resistência à opressão do poder político não recorrerá legitimamente às armas, salvo se ocorrerem conjuntamente as seguintes condições: 1) em caso de violações certas, graves e prolongadas dos direitos fundamentais; 2) depois de ter esgotado todos os outros recursos; 3) sem provocar desordens piores; 4) que haja uma esperança fundada de êxito; 5) se for impossível prever razoavelmente soluções melhores.”<a name="_ftnref50" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn50"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[50]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></em></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Todavia, mesmo em “tempos de paz”, a Revolução anticatólica avança intelectual e culturalmente. Para combatê-la, cabe um autêntico apostolado contra-revolucionário. Ao lado da evangelização explícita, para mudar os corações e submetê-los a Cristo Rei, é urgente a recristianização da sociedade, uma Contra-Revolução Cultural. Esta se faz pela impregnação das realidades temporais com o Evangelho, pela evangelização da cultura, pela defesa da família, pela cristianização das artes e das ciências, pela ação política e jurídica – no governo, na elaboração das leis, na filosofia jurídica (revitalização do jusnaturalismo tomista, e estudos no constitucionalismo católico) –, pela formação de uma elite tradicional nos valores cristãos, pela divulgação da causa entre os católicos. </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“É porém específico dos leigos, por sua própria vocação, procurar o Reino de Deus exercendo funções temporais e ordenando-as segundo Deus. Vivem no século, i.e., em todos e em cada um dos ofícios e trabalhos do mundo. (...) A eles, portanto, cabe de maneira especial iluminar e ordenar de tal modo todas as coisas temporais, às quais estão intimamente unidos, que elas continuamente se façam e cresçam segundo Cristo, para louvor do Criador e Redentor.”<a name="_ftnref51" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn51"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[51]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“É porém plano de Deus acerca do mundo que os homens, em espírito de concórdia, construam a ordem temporal e sem cessar a aperfeiçoem.</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">Todas as realidades que constituem a ordem temporal, como sejam os bens da vida e da família, a cultura, economia, artes e profissões, instituições políticas, relações internacionais e outros assuntos deste teor, junto com a evolução e o progresso deles, não constituem apenas subsídios para o fim último do homem, mas possuem valor próprio por Deus nelas colocado, seja quando consideradas em si mesmas, seja como partes de toda uma ordem temporal: ‘e viu Deus que tudo quanto realizara era mesmo bom’ (Gn 1,31). (...)</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">É tarefa de toda a Igreja colimar este objetivo, a saber, capacitar os homens para instruírem com retidão a ordem universal das coisas temporais e para orientá-la por Cristo a Deus. Aos pastores compete enunciar claramente os princípios acerca do fim da criação e do uso do mundo, prestar assistência moral e espiritual, para renovar-se em Cristo a ordem das coisas temporais.</span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">Faz-se porém mister que os leigos assumam a renovação da ordem temporal como sua função própria e nela operem de maneira direta e definida, guiados pela luz do Evangelho e pela mente da Igreja, e levados pela caridade cristã. Cooperem como cidadãos com os cidadãos, com sua competência específica e responsabilidade própria. Procurem por toda a parte e em tudo a justiça do reino de Deus. De tal sorte deve ser reformada a ordem temporal, que, conservando-se integralmente suas leis próprias, se conforme aos princípios mais altos da vida cristã e se adapte às condições diferentes dos lugares, tempos e povos.”<a name="_ftnref52" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn52"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[52]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em><span style="font-family: Arial;"></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Na Encíclica <em>Redemptoris Missio</em>, o Papa João Paulo II expõe o lamentável estado dos países cristãos, conseqüência da Revolução, da descristianização social, política e cultural. As Exortações Apostólicas <em>Ecclesia in América</em> e <em>Ecclesia in Europa</em> retomam o assunto, convidando os leigos à tarefa da Nova Evangelização e da reforma da sociedade sob Cristo Rei.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Pensadores como Joseph de Maistre, Ortega y Gasset, e Juan Donoso Cortés analisaram profundamente o processo revolucionário, dando pistas a uma coesa ação contra-revolucionária, a qual deve ser guiada pela Moral e pela Fé.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Denunciar os erros nas legislações positivas civis, mormente quando agridem a vida, a família e os direitos de Deus, é um excelente modo de pelejar por Cristo Rei. Também o é a divulgação da doutrina da Igreja sobre o tema, e dos valores tradicionalmente vinculados à ordem social católica, através de palestras, livros, escritos, eventos. A conquista das almas para Cristo, outrossim, não só é obra do Reinado de Jesus sobre a esfera espiritual, mas contribui para que se efetive sobre a esfera temporal. Aliás, mais correto é dizer que o Reinado sobre a esfera temporal contribui para o Reino espiritual.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Importa ao católico, além disso, pautar sua ação política baseado nos princípios da doutrina social da Igreja. Defender a subsidiariedade, a solidariedade, a desigualdade harmônica, a propriedade privada. </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sobre a solidariedade como princípio social da doutrina católica, o Magistério é claríssimo:</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Ninguém, com efeito, é tão rico que não careça dos outros; ninguém é tão pobre que não possa, em alguma coisa, ser útil a outrem.”<a name="_ftnref53" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn53"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[53]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Sobretudo em nossos dias, urge a obrigação de nos tornarmos o próximo de todo e qualquer homem, e de o servir efetivamente quando vem ao nosso encontro, quer seja o ancião, abandonado de todos, ou o operário estrangeiro injustamente desprezado, ou exilado, ou a criança ilegítima que sofre injustamente por causa de um pecado que não cometeu, ou o indigente que interpela a nossa consciência, recordando a palavra do Senhor: ‘cada vez que o fizestes a um desses meus irmãos mais pequeninos, a mim o fizestes’ (Mt 25, 40).”<a name="_ftnref54" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn54"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[54]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“A solidariedade ajuda-nos a ver o ‘outro’ – pessoa, povo ou nação – não como um instrumento qualquer, de que se explora, a baixo preço, a capacidade de trabalho e a resistência física, para o abandonar quando já não serve; mas sim, como um nosso ‘semelhante’, um ‘auxílio’ (cf. Gen 2,18.20), que se há de tornar participante, como nós, no banquete da vida, para o qual todos os homens são igualmente convidados por Deus.”<a name="_ftnref55" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn55"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[55]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Mais do que qualquer outro, aquele que está animado de verdadeira caridade é engenhoso em descobrir as causas da miséria, encontrar os meios de a combater e vencê-la resolutamente. Artífice da paz, prosseguirá o seu caminho, ateando a alegria, e derramando a luz e a graça no coração dos homens, por toda a terra, fazendo-lhes descobrir, para lá de todas as fronteiras, rostos de irmãos, rostos de amigos.”<a name="_ftnref56" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn56"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[56]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Sobre a subsidiariedade: </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Deve-se respeitar o princípio de subsidiariedade: uma sociedade de ordem superior não deve interferir na vida interna de uma sociedade de ordem inferior, privando-a das suas competências, mas deve antes apoiá-la em caso de necessidade e ajudá-la a coordenar a sua ação com a das outras componentes sociais, tendo em vista o bem comum.”<a name="_ftnref57" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn57"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[57]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Permanece, contudo, imutável aquele solene princípio da filosofia social: assim como é injusto subtrair aos indivíduos o que eles podem fazer com a própria iniciativa e esforço, para o confiar à coletividade, do mesmo modo passar para uma sociedade maior e mais elevada<span> </span>o que sociedades menores e inferiores, podiam conseguir, é uma injustiça, um grave dano e perturbação da boa ordem social. O fim natural da sociedade e da sua ação é coadjuvar os seus membros, e não destruí-los nem absorvê-los.”<a name="_ftnref58" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn58"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[58]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> </span></em><span style="font-family: Arial;"></span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“Não precisamos de um Estado que regule e domine tudo, mas de um Estado que generosamente reconheça e apóie, segundo o princípio de subsidiariedade, as iniciativas que nascem das diversas forças sociais e conjugam espontaneidade e proximidade aos homens carecidos de ajuda.”<a name="_ftnref59" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn59"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[59]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“A comunidade política está obrigada regular as próprias relações com comunidade civil de acordo com o princípio de subsidiariedade</span></em><em><span style="font-family: Arial;">: é essencial que o crescimento da vida democrática tenha início no tecido social. As atividades da sociedade civil ? sobretudo <span>voluntariado </span>e <span>cooperação </span>no âmbito do <span>privado-social</span>, sinteticamente definido como ‘setor terciário’ para distingui-lo dos âmbitos do Estado e do mercado ? constituem as modalidades mais adequadas para desenvolver a dimensão social da pessoa, que em tais atividades pode encontrar espaço para exprimir-se plenamente. A progressiva expansão das iniciativas sociais fora da esfera estatal cria novos espaços para a presença ativa e para a ação direta dos cidadãos, integrando as funções atuadas pelo Estado. Tal importante fenômeno tem sido freqüentemente atuado por caminhos e com instrumentos largamente informais, dando vida a modalidades novas e positivas de exercício dos direitos da pessoa, que enriquecem qualitativamente a vida democrática.”<a name="_ftnref60" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn60"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[60]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;">“À atuação do princípio de subsidiariedade <span>correspondem</span>: o respeito e a promoção efetiva do primado da pessoa e da família; a valorização das associações e das organizações intermédias, nas próprias opções fundamentais e em todas as que não podem ser delegadas ou assumidas por outros; o incentivo oferecido à iniciativa privada, de tal modo que cada organismo social, com as próprias peculiaridades, permaneça ao serviço do bem comum; a articulação pluralista da sociedade e a representação das suas forças vitais; a salvaguarda dos direitos humanos e das minorias; a descentralização burocrática e administrativa; o equilíbrio entre a esfera pública e a privada, com o conseqüente reconhecimento da função <span>social</span> do privado; uma adequada responsabilização do cidadão no seu ‘ser parte’ ativa da realidade política e social do País.”<a name="_ftnref61" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftn61"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[61]</span></span><!--[endif]--></span></span></a></span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;">Embora concentremos nossos esforços na dilatação do Reino sobre as almas, sabemos que tal ação reflete-se necessariamente na economia, na política, na cultura e em todos os aspectos da ordem temporal.</span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"> </span></span></p><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><em><span style="font-family: Arial;"> </span></em></span></p><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><p class="MsoNormal" align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="font-family: Arial;"><br /></span></span></p><div align="justify"> </div><!--[if !supportFootnotes]--><span style="font-size:85%;"><br /></span> <hr width="33%" style="font-size:78%;"> <!--[endif]--> <p class="MsoNormal"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn1" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref1"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt;"> <em>Catecismo da Igreja Católica</em>, 2105</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn2" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref2"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Veremos melhor o assunto num próximo estudo.</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn3" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref3"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>Missal. Para Domingos e Festas</em>, São Paulo: FTD, 1952, p. 528</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn4" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref4"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Tal consagração não foi apenas uma manifestação piedosa do Papa, sem efeitos práticos, mas uma profunda demonstração da submissão do mundo temporal ao Reinado de Cristo.</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn5" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref5"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> BONAÑO, D. Manuel Garrido, OSB. <em><span>Año Litúrgico Patrístico</span></em><span>, vol 3 – <em>Pascua</em>, Pamplona: Fundación Gratis Date, 2002, p. 84</span></span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn6" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref6"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span> IRABURU, Pe. José María. </span><em><span>Oraciones de la Iglesia en Tiempos de Aflicción</span></em><span>, Pamplona: Fundación Gratis Date, 2001, pp. 56-57</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn7" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref7"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. <em>Encíclica </em>Miserentissimus Redemptor<em>, de 8 de maio de 1928</em>, nº 4</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn8" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref8"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span> IRABURU, Pe. José María. </span><em><span>De Cristo o del Mundo</span></em><span>, Pamplona: Fundación Gratis Date, 1997, p. 121</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn9" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref9"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Pontifício Conselho Justiça e Paz. <em>Compêndio da Doutrina Social da Igreja</em>, nº 572</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn10" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref10"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano; Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Intróito</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn11" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref11"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano; Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Oração sobre as Oferendas</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn12" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref12"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano; Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Prefácio</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn13" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref13"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano; Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Antífona da Comunhão</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn14" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref14"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano, ed. 1962; Festa de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Coleta; trad. livre do original em latim</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn15" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref15"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano; Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Coleta</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn16" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref16"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missa Romano, ed. 1962; Festa de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Oração depois da Comunhão; trad. livre do original em latim</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn17" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref17"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Missal Romano; Solenidade de Nosso Senhor Jesus Cristo, Rei do Universo; Oração depois da Comunhão</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn18" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref18"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span> FUSTER, Enrico Pardo. <em>Fundamentos Bíblicos de la Teologia Católica</em>, vol. II, Pamplona: Fundación Gratis Date, 2001, pp. 262-266</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn19" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref19"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Ou seja, a Igreja.</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn20" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref20"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Ou seja, pela união em uma só Pessoa divina entre a natureza divina de Cristo, gerada desde a eternidade pelo Pai, e Sua natureza humana, gerada no ventre da Santíssima Virgem por obra do Espírito Santo em um tempo histórico determinado, por ocasião da Encarnação. Cristo, por ser Deus, é Rei. Sua Realeza decorre da natureza divina: é Rei porque é Deus, a Segunda Pessoa da Santíssima Trindade. Mas também, enquanto homem, é Rei, seja pelos méritos adquiridos na Cruz, seja pela União Hipostática, uma vez que de Maria não nasceu apenas o homem Cristo, mas o Cristo Total, eis que as duas naturezas unem-se em uma só Pessoa. Nossa Senhora é Mãe de Cristo – uma só Pessoa! – e não mãe da Sua natureza humana apenas. É certo que não foi ela quem gerou a natureza divina, existente desde sempre e a ela superior, mas ambas as naturezas – a divina gerada pelo Pai, e a humana pelo Espírito Santo em seu ventre – unem-se em uma única Pessoa. Por isso dizemos que Maria é Mãe de Deus.</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn21" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref21"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Cristo, vimos, é Rei porque é Deus. Mas também pe Rei enquanto homem: os motivos foram descritos na última nota de rodapé e iremos explicitar no texto.</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn22" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref22"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Dizemos “enquanto homem” porque a Realeza de Cristo sobre a Igreja por virtude de Sua Divindade é evidente. Temos aqui a intenção de demonstrar a mesma Realeza em razão de Sua humanidade.</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn23" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref23"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>“O valor da Redenção deriva da União Hipostática.”</em> (FUSTER, Enrico Pardo. <em>op. cit</em>., p. 264)</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn24" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref24"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Cristo tem o Reinado sobre a esfera temporal, mas não o exerce por Si mesmo, e sim através do Estado, o qual livremente deve reconhecer-se Seu súdito.</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn25" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref25"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[25]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> O exercício do Reinado de Cristo sobre as realidades temporais é indireto, ainda que o domínio, o Reinado em si mesmo, seja direto.</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn26" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref26"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>“Se os santos julgarão os anjos com a autoridade de Cristo, é evidente que Cristo tem a potestade judicial sobre eles.”</em> (FUSTER, Enrico Pardo. <em>op. cit.</em>, p. 266)</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn27" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref27"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. <em>Encíclica </em>Quas Primas<em>, <em>de 11 de dezembro de 1925, </em></em>nº 23</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn28" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref28"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[28]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. Encíclica <em>Quas Primas</em>, <em>de 11 de dezembro de 1925,</em> nº 34</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn29" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref29"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[29]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. Encíclica <em>Quas Primas<em>, de 11 de dezembro de 1925, </em></em>nº 34</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn30" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref30"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em><span style="font-style: normal;">Sua Santidade, o Papa Pio XI.</span> Encíclica </em><em><span style="font-style: normal;">Quas Primas</span>, de 11 de dezembro de 1925</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn31" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref31"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa João XXIII<em>. Encíclica </em>Pacem in Terris<em>, de 11 de abril de 1963, </em>nº 47</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn32" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref32"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>“Sob o aspecto social, a Igreja reafirma a disposição de trabalhar conjuntamente com as forças da sociedade livremente organizada e dos poderes temporais constituídos para promover ações capazes de erradicar definitivamente a miséria. Do ponto de vista moral, a Igreja considera o subjetivismo e o individualismo exacerbado, o consumismo ilimitado, o utilitarismo pragmático, o imediatismo irresponsável, a cultura do descartável e, principalmente, o hedonismo, a prepotência do mais forte sobre o mais fraco, a supremacia de um povo sobre outro, a escravidão dos mais pobres aos mais ricos, a corrupção ativa e passiva, como práticas que ferem os princípios éticos, distanciando as pessoas umas das outras, acirrando o egoísmo e os ódios incontáveis, enfim, afastando os seres humanos da solidariedade e do afeto, necessários para uma convivência menos aterradora. Finalmente, sob o prisma espiritual, a Igreja reforça a fé na salvação do homem, quando cada um de nós for capaz de se libertar dos condicionamentos que nos amesquinham diante do próximo e de Deus, e quando o mandamento maior de Cristo for vivenciado por todos com verdadeira intensidade. Por defender os valores que dignificam a vida humana é que a Igreja permanece viva e atuante. ‘O respeito pela pessoa humana implica que se respeitem os direitos que decorrem de sua dignidade de criatura. Estes direitos são anteriores à sociedade e se lhe impõem. São eles que fundam a legitimidade moral de toda autoridade. Conculcando-os ou recusando-se a reconhecê-los na sua lei positiva, uma sociedade mina sua própria legitimidade moral.’ (Catecismo da Igreja Católica nº 1930).” (Sua Eminência, Dom Geraldo Magella, Cardeal Agnelo, Arcebispo de São Salvador da Bahia e Primaz do Brasil. </em>A Igreja se posiciona.<em> Comunicado da CNBB, em 17 de julho de 2004,<span> </span>reproduzido por Zenit, ZP04070517)</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn33" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref33"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. <em>Encíclica </em>Quas Primas, <em>de 11 de dezembro de 1925, </em>nº 33<span> </span></span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn34" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref34"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span> PIE, Cardeal Louis. Apud <span>CATTA, E., <em>La doctrine polítique et sociale du Cardinal Pie</em>, París: 1959, p.<br /></span></span><span>85</span></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn35" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref35"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[35]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> cf. Concílio Ecumênico Vaticano II. <em>Constituição Dogmática </em>Lumen Gentium<em>,</em> <em>de 21 de novembro de 1964</em>, nº 31</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn36" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref36"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[36]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. <em>Encíclica </em>Summi Pontificatus<em>, de _____,</em> nº 38 a 39</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn37" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref37"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[37]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> MACIEL, Pe. Marcial, LC. <em>A Caridade Evangélica</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn38" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref38"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[38]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> MACIEL, Pe. Marcial, LC. <em>Apóstolos da Nova Evangelização</em></span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn39" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref39"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[39]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa João Paulo II. <em>Homilia na Santa Missa pela Consagração da Catedral de Almudena, em ______</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn40" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref40"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[40]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> GRINGS, D. Dadeus. <em>Dialética da Política. História Dialética do Cristianismo</em>, Porto Alegre: EDIPUCRS, 1994, p. 313</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn41" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref41"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[41]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Paulo VI. <em>Exortação Apostólica </em>Evangelii Nuntiandi<em>, de 8 de dezembro de 1975</em>, nº 19</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn42" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref42"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[42]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> DAWSON, C. <em>Religione e Cristianesimo nella Storia della Civiltà</em>, Roma: Paoline, 1984, p. 152</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn43" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref43"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[43]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em><span style="font-style: normal;">Sua Santidade, o Papa Leão XIII</span>. Encíclica </em><em><span style="font-style: normal;">Immortale Dei</span>, de 1º de novembro de 1885</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"> </span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn44" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref44"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[44]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Pio XI. <em>Encíclica </em>Quas Primas, <em>de 11 de dezembro de 1925, </em>nsº 15-16</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn45" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref45"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[45]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> MACIEL, Pe. Marcial, LC. <em>Carta de 2 de julho de 1946</em></span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn46" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref46"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[46]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Essa idéia de Revolução como uma doutrina, um sistema, já foi demonstrada por Joseph De Maistre, para quem ela era não um acontecimento, mas uma época. Outros pensadores, todos muito católicos e autorizados, sustentam o mesmo. <em>“A Revolução foi um vasto empreendimento premeditado de descristianização e de hostilidade ao Reinado Social de Cristo Rei e de sua Igreja. E os dois séculos que se seguiram continuaram esta obra nefasta: revolta contra Deus e contra</em> <em>os verdadeiros direitos do homem.”</em> (RIFAN, D. Fernando Arêas. <em>Bicentenário da Revolução Francesa</em>, in “Quer Agrade, Quer Desagrade”, Campos: ed. do autor, 1999, p. 113)<em> “Ela é uma doutrina, ou, se se preferir, um conjunto de doutrinas, em matéria religiosa, filosófica, política, social.”</em> (FREPPEL, Mons. Apud RIFAN, D. Fernando Arêas. <em>Bicentenário da Revolução Francesa</em>, in “Quer Agrade, Quer Desagrade”, Campos: ed. do autor, 1999, p. 113). <em>“A Revolução é o ódio de toda ordem social que o homem não estabeleceu e na qual ele não é rei e deus ao mesmo tempo. Ela é a proclamação dos direitos do homem sem preocupação com os direitos de Deus. É a fundação do estado religioso e social sobre a vontade do homem no lugar da vontade de Deus. Ela é a Revolução, quer dizer, destruição, desordem.”</em> (GAUME, Mons. Apud RIFAN, D. Fernando Arêas. <em>Bicentenário da Revolução Francesa</em>, in “Quer Agrade, Quer Desagrade”, Campos: ed. do autor, 1999, pp. 113-114) <em>“Em outros termos, a Revolução é uma revolta contra Deus e contra Jesus Cristo. Em conseqüência, é revolta contra a Igreja, contra seus ministros, contra o Rei. Como disse o Cardeal Pie, ela tende ‘para uma completa secularização, isto é, para uma ruptura absoluta entre a sociedade leiga e o princípio cristão.’ (...) E porque ela não foi apenas um acontecimento do passado mas um certo estado de espírito, uma doutrina ainda presente nos espíritos e instituições, o combate continua ainda entre a verdadeira Igreja e a Revolução.”</em> (RIFAN, D. Fernando Arêas. <em>Bicentenário da Revolução Francesa</em>, in “Quer Agrade, Quer Desagrade”, Campos: ed. do autor, 1999, p. 114)</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn47" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref47"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[47]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>“Se a Revolução é a desordem, a Contra-Revolução é a restauração da Ordem. E por Ordem entendemos a paz de Cristo no Reino de Cristo. Ou seja, a civilização cristã, austera e hierárquica, fundamentalmente sacral, antiigualitária e antiliberal.”</em> (OLIVEIRA, Plínio Corrêa de. <em>Revolução e Contra-Revolução</em>, 2ª ed., São Paulo: Diário das Leis, 1982, p. 42)</span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn48" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref48"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[48]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Tanto na Cristiada quanto na Guerra Civil, os católicos combatiam bradando “Viva Cristo Rei!”, significando que desejavam o Reinado de Jesus na esfera temporal, coisa que não estava acontecendo com governos liberais e comunistas. Também os que morriam – mártires! – gritavam “Viva Cristo Rei!” antes de encontrar o Senhor no Céu. Muitos <em>cristeros</em> mexicanos e contra-revolucionários espanhóis foram beatificados por João Paulo II.</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn49" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref49"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[49]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Leão XIII. <em>Encíclica </em>Sapientiae Christianae<em>, de ____</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn50" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref50"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[50]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <em>Catecismo da Igreja Católica,</em> 2243</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn51" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref51"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[51]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Concílio Ecumênico Vaticano II. <em>Constituição Dogmática </em>Lumen Gentium<em>,</em> <em>de 21 de novembro de 1964</em>, nº 31</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn52" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref52"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[52]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Concílio Ecumênico Vaticano II. <em>Decreto </em>Apostolicam Actuositatem<em>,</em> <em>de 18<span> </span>de novembro de 1965</em>, nº 7</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn53" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref53"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[53]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Leão XIII. <em>Encíclica </em>Graves de Communi<em>, de _____</em>, nº 22</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn54" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref54"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[54]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Concílio Ecumênico Vaticano II. <em>Constituição Pastoral </em>Gaudium et Spes<em>, de 7 de dezembro de 1965</em>, nº 27 </span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn55" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref55"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[55]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa João Paulo II. <em>Encíclica </em>Sollicitudo Rei Socialis<em>, de ____</em>, nº 39</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn56" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref56"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[56]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Paulo VI. <em>Encíclica </em>Populorum Progressio<em>, de ____</em>, nº 75</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn57" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref57"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[57]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa João Paulo II. <em>Encíclica </em>Centesimus Annus<em>, de _____, nº 48</em></span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn58" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref58"><span class="MsoFootnoteReference"><em><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[58]</span></span><!--[endif]--></span></em></span></a><em> </em>Sua Santidade, o Papa Pio XI<em>. Encíclica </em>Quadragesimo Anno<em>, de ____</em>, nº 79</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn59" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref59"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[59]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sua Santidade, o Papa Bento XVI. <em>Encíclica </em>Deus Caritas Est<em>, de 25 de dezembro de 2005</em>, nº 28</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn60" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref60"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[60]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Pontifício Conselho Justiça e Paz. <em>Compêndio da Doutrina Social da Igreja</em>, nº 419</span></p> <p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:85%;"><a name="_ftn61" href="http://www.veritatis.com.br/article/5538/preview#_ftnref61"><span class="MsoFootnoteReference"><span><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[61]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Pontifício Conselho Justiça e Paz. <em>Compêndio da Doutrina Social da Igreja</em>, nº 187</span></p></span>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-32056900742521894042008-09-09T11:34:00.004-03:002008-09-09T11:39:58.933-03:00CAMPANHA DOS MISSAIS EM LATIM!<!-- INICIO FORMULARIO BOTAO PAGSEGURO --><br /><form target="pagseguro" action="https://pagseguro.uol.com.br/security/webpagamentos/webdoacao.aspx" method="post">O Papa Bento XVI, na linha do Sumo Pontífice de veneranda memória, João Paulo II, tem incentivado muito a que se celebre a Santa Missa em latim. Não falo da forma extraordinária, clássica, tradicional do rito romano, do chamado "rito tridentino" ou "Missal de São Pio V", mas da forma ordinária mesmo do rito romano, do "rito novo" ou "Missal de Paulo VI", a Missa atual, mas em latim.<br /><br />Nesse sentido, estamos recolhendo doações para comprar missais e breviários em latim (em ambos os ritos) para doar aos sacerdotes, e também para adquirir livros sobre liturgia que servirão ao nosso apostolado em sua defesa e promoção. Já compramos vários missais em latim (no rito tradicional e no moderno) e doamos a sacerdotes, conventos e grupos de leigos e clérigos.<br /><br />Temos um missal (rito romano moderno, esse que usamos nas nossas Missas ordinariamente) aqui: <a href="http://www.theologicalforum.org/catalog/product_info.php?cPath=25&products_id=156" target="_blank">http://www.theologicalforum.org/catalog<wbr>/product_info.php?cPath=25&products_id=1<wbr>56</a><br /><br />Custa, com o envio, R$ 400,00.<br /><br />Já o missal no rito romano tradicional está aqui: <a href="http://www.pcpbooks.com/missale_romanum.htm" target="_blank">http://www.pcpbooks.com/missale_romanum<wbr>.htm</a><br /><br />Este custa R$ 690,00.<br /><br />Quem pode nos ajudar com uma doação de R$ 400,00 ou de R$ 690,00? E, se não puder, quem pode reunir os amigos e arrecadar a quantia? Enfim, se nem isso for possível, quem pode doar qualquer quantia?<br /><br />Apelamos à caridade de nossos leitores. Muitas almas serão ajudadas, e a Igreja do Brasil agradecerá. Não faltará, sem dúvida, a recompensa divina aos apóstolos que nos ajudarão. Vivemos reclamando que o latim não é tão difundido. Que tal fazermos nossa parte?<br /><input name="email_cobranca" value="vitola@hsjonline.com" type="hidden"><br />Para doar, por favor, clique no botão abaixo. É um site seguro para efetuar transações financeiras pela internet.<br /><input name="moeda" value="BRL" type="hidden"><br /><input src="https://pagseguro.uol.com.br/Security/Imagens/FacaSuaDoacao.gif" name="submit" alt="Pague com PagSeguro - é rápido, grátis e seguro!" type="image"><br /></form><br /><!-- FINAL FORMULARIO BOTAO PAGSEGURO -->Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-75744661183327222542007-12-31T02:05:00.000-02:002007-12-31T02:07:15.515-02:00Vaticano II: espírito ou doutrina?<span style=""> </span> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por ocasião da escolha de Bento XVI ao trono de São Pedro, o barulho das fileiras liberais se fez, sobretudo, no sentido de que o novo Papa iria exercer seu pontificado na contramão do “espírito” do Concílio Vaticano II. Ao mesmo tempo, na Missa <i style="">Pro Ecclesia</i> e em quase todas as suas demais manifestações como Vigário de Cristo, o Santo Padre assumiu explicitamente um ministério coerente com as diretrizes daquele importante sínodo dos anos 60. Como resolver aparente contradição?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">É necessário, antes de tudo, diferenciar os termos. O Concílio, em si, apesar de muitas expressões de não tão fácil interpretação (em virtude de outra linguagem adotada, que não a escolástica), em nada mudou a doutrina da Igreja. Nem poderia. E as, em certo sentido, dubiedades e dificuldades hermenêuticas devem ser resolvidas pela autoridade competente: como emanam da Igreja, chefiada pelo Papa, os documentos do Vaticano II, quando encerram dúvidas, precisam ser por ela mesma resolvidas. Havendo multiplicidade de interpretação, decide o Romano Pontífice. Enquanto ele não o faz nesta ou naquela passagem, procure-se seguir sempre o Magistério no que for claro. Com ele, guarda da Tradição e da Escritura, é que todo documento deve harmonizar-se.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Já o citado “espírito do Concílio” é coisa de outra ordem qualquer. Criada a expressão pelos progressistas, foi o tal “espírito” o responsável pela colossal crise pós-conciliar: completa confusão na catequese, esvaziamento dos seminários, noviciados e conventos, abusos sem-fim na liturgia, explosão de um novo modernismo teológico e do liberalismo moral, esquecimento das vestes próprias dos ministros ordenados, falso ecumenismo (bem distinto daquele pedido pelo Papa) etc. Como, durante o Concílio, não puderam os progressistas fazer suas teses – pois o Espírito Santo não deixa a Igreja enveredar pelo erro –, inventaram dois estratagemas: um foi dar uma interpretação liberal àquelas passagens confusas de que falamos, ou indo contra o Magistério e a Tradição, ou se antecipando temerariamente ao ensino dos Papas; o outro foi a criação da malfadada fórmula vocabular. Assim, o “espírito do Concílio” encerra toda a sorte de invencionices teológicas, muitas vezes indo contra as próprias palavras do Vaticano II. Serve a expressão para ser invocada sempre que o Sumo Pontífice justamente interpreta o Concílio de modo harmônico, em uma exegese de continuidade, como, aliás, é a sua tarefa. Havendo liberalismo a ser corrigido, seus próceres bradam: “vai contra o ‘espírito’ do Concílio!”</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Que vá, ora! Melhor ser contrário a esse “espírito”, que não é católico, do que trair o depósito da fé, custodiado pelo Magistério da Igreja, e nele o próprio Vaticano II.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Postas em ação de acordo com a verdade, as diretrizes conciliares são legítimas – ainda que, em alguns de seus aspectos pastorais, possam ser objetos de respeitosa discordância por parte de alguns, dentre os quais eu NÃO me incluo, frise-se. Cridas em consonância com a interpretação pontifícia, as partes doutrinárias do mesmo Concílio são católicas. Ainda que ferindo o “espírito” do Vaticano II, temos de ser fiéis à sua doutrina, ao Papa, guardião daquela fé que os Padres Conciliares, sob a guia do Beato João XXIII e de Paulo VI, pretenderam afervorar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A Igreja da doutrina do Concílio, do verdadeiro espírito do Vaticano II, é a Igreja de Jesus fundada há dois mil anos, e que nunca muda nem mudará o que crê. É a mesma que enfrenta, corajosamente, a crise provocada pela outra “igreja”, a do distorcido “espírito” conciliar. Esta, a da má interpretação do Vaticano II, é, segundo o abalizado juízo do Cardeal De Lubac, <span style="font-style: italic;">“uma nova Igreja, diversa da de Cristo.” (Discurso ao Congresso de Teologia, em Toronto, agosto de 1967)</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Não é ao “espírito do Concílio” que os católicos devem fidelidade, mas à doutrina do Concílio, inspirada por outro Espírito, bem distinto: o Espírito Santo. Ele também elegeu, mediante os Cardeais do Conclave, o Soberano Pontífice, Bento XVI, a quem prestamos nosso mais filial voto de dócil obediência.<i style=""><o:p></o:p></i></p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-48208598149654303212007-10-25T01:35:00.000-02:002007-10-30T01:35:12.223-02:00O uso do tabaco<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEho2EFXKwV-ez3NpIHnlMHnn6u42sMgQWmAiiWsPt-D01UqzatL2l_2WQ2uxIeAAw_FYZA8lE91AVoAHOg2C0O4F6TfftWfeaNxsNsihS0g3TbMoGdHVGxJ0YPCJmv4-OW_yV3-nQ/s1600-h/1146739070charuto.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEho2EFXKwV-ez3NpIHnlMHnn6u42sMgQWmAiiWsPt-D01UqzatL2l_2WQ2uxIeAAw_FYZA8lE91AVoAHOg2C0O4F6TfftWfeaNxsNsihS0g3TbMoGdHVGxJ0YPCJmv4-OW_yV3-nQ/s320/1146739070charuto.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5125114986125168642" border="0" /></a><br /><br /><div style="text-align: justify;">Questionam alguns fiéis acerca da licitude moral da prática de certas atividades que envolvam risco de vida. De fato, o V Mandamento do Decálogo, ao proibir o assassinato, estabelece também deveres de salvaguarda para com a própria vida. São esses, aliás, que fundamentam a legítima defesa, inclusive armada, contra a injusta agressão, ainda que cause a morte dos malfeitores (cf. Catecismo da Igreja Católica, 2263-2267; Santo Tomás de Aquino. S. Th., II-II, q. 64, a. 7; Sua Santidade, o Papa João Paulo II. Encíclica Evangelium Vitae, 56; ARRIGHI, A. Não matar, Pádua, 1946).<br /><br />Enquadram-se no rol das ações perigosas determinadas práticas desportivas - luta, boxe, alpinismo, rapel, automobilismo -, algumas artes circenses - doma de feras, acrobacia, trapézio -, e mesmo atividades de lazer - caminhada no mato, acampamento em local ermo, banho de mar um pouco afastado da praia ou sob "bandeira vermelha"). Também o uso de substâncias nocivas à saúde.<br /><br />A pergunta pode ser assim reproduzia: é imoral lutar boxe, praticar rapel, domar leões, fazer acrobacias, escalar montanhas? Ou: peca-se contra o V Mandamento desenvolvendo-se tais atividades perigosas? Ou ainda: é pecado consumir tabaco?<br /><br />Para bem responder a instigante questão, devemos preliminarmente expor algumas noções fundamentais implicadas com a ordem divina de não matar (cf. Êx 20,13).<br /><br />O mandamento implica em dois tipos de cuidados, uns para com a vida do próximo, outros para com a própria vida. Este segundo grupo é o que nos interessa.<br /><br />Dentre os cuidados com a vida, tanto a nossa - objeto do presente estudo - quanto a do próximo, há uma série de deveres elencados pelos moralistas: a) positivos: usar dos meios aptos para a preservação da vida, <b>se existirem</b>; b) negativos: evitar os meios que ordinariamente causem <b>intencionalmente</b> a morte própria ou de outrem (cf. BAYET, A. O suicida e a moral, Paris, 1922; ODDONE, A. O respeito à vida, in "Civiltà Cattolica", nº 97, III, 1947, pp. 289-299; DEL GRECO, Fr. Teodoro da Torre, OFMCap. Teologia Moral, São Paulo: Paulinas, 1959, pp. 228-244).<br /><br />De início podemos afirmar que o ninguém é autorizado a atentar contra a próproa vida, donde a proibição do suicídio direto. Já em relação ao suicídio indireto, este é, em geral, proibido, mas pode ser permitido ocorrendo razão grave. <i>"Mata indiretamente a si mesmo quem, conscientemente, pratica uma ação que visa a um efeito bom, compreendido o desejado, capaz, porém de também causar a morte. Neste caso, o efeito bom compensa o mau. É lícito atirar-se da janela paa fugir a um incêndio; para fugir do violador do próprio pudor; para evitar o cárcere, etc. É lícito, na guerra, fazer saltar um depósito de pólvora, uma fortaleza, uma nave etc, mesmo com perigo certo da própria vida. É lícito, por caridade ou por profissão, servir os pestilentos, os leprosos ou outros doentes infecciosos." (DEL GRECO, Fr. Teodoro da Torre, OFMCap. op. cit., p. 229)</i><br /><br />Também é proibido a abreviação da própria vida por vários anos, salvo <i>"por uma necessidade moral ou pelo exercício da virtude." (DEL GRECO, Fr. Teodoro da Torre, OFMCap. op. cit., p. 229)</i> - exemplo de necessidade moral: ganho honesto que faça um ferreiro estar em contato contínuo com o fogo ou um químico com produtos tóxicos; exemplo de exercício da virtude: mortificação do próprio corpo com jejuns, penitências, disciplinas. Claro que a necessidade moral será aferida caso a caso, e a virtude deve ser exercitada com o auxílio de um diretor espiritual, para não ocorrer excessos - que podem, aliás, ser pecado de soberba, orgulho espiritual: "vejam como sou santo, como jejuo, como etc." Se não existe perigo próximo de morte, também o consumir bebidas alcoólicas e o fumar tabaco não constituem pecado, a não ser que o uso seja excessivo, quando será pecado venial (cf. GENICOT-SALSMANS, Pe. J., SJ. Institutiones Theologiae Moralis, vol. I, Bruxelas, 1951, p. 363) - havendo perigo próximo de morte, o pecado é mortal; o uso de drogas para fins recreativos, i.e., não necessários, pode ser pecado grave ou venial, havendo, no primeiro caso, perigo próximo de morte, e, no segundo, excesso sem o tal perigo próximo. Como o consumo social de álcool ou tabaco, ordinariamente, constituem, no máximo, perigo remoto de morte, não há pecado - evidentemente, se houve excesso, há pecado, e, com o perigo próximo, este é agravado (cf. Catecismo da Igreja Católica, 2990). Consumir maconha ou cocaína, por outro lado, é pecado quando feito fora de uso terapêutico ou necessário, por constituir-se perigo próximo e não remoto de morte (cf. Catecismo da Igreja Católica, 2991).<br /><br />A mutilação é pecado grave, <i>"desde que não se pratique com a finalidade de conservar a vida." (DEL GRECO, Fr. Teodoro da Torre, OFMCap. op. cit., p. 230)</i><br /><br />O desejo de morrer, outrossim, é lícito, desde que haja causa justa, v.g., o gôzo de Deus, a contemplação da bem-aventurança eterna, ser libertado de uma enfermidade longa e sofrida, e quem o desejo submeta-se à vontade divina.<br /><br />Também, pelo V Mandamento do Decálogo, deve o homem conservar a <i>"própria vida e a saúde, usando de todos os meios ordinários." (DEL GRECO, Fr. Teodoro da Torre, OFMCap. op. cit., p. 231)</i> Daí a proibição da eutanásia passiva (a eutanásia ativa é proibida pelos deveres para com a vida alheia), mas não da ortotanásia: <i>"A interrupção de procedimentos médicos onerosos, perigosos, extraordinários ou desproporcionais aos resultados esperados pode ser legítima. É a rejeição da 'obstinação terapêutica'. Não se quer dessa maneira provocar a morte; aceita-se não poder impedi-la." (Catecismo da Igreja Católica, 2278)</i><br /><br />Enfim, e aqui o objeto próprio de nosso articulado, proíbe-se a exposição temerária ao perigo de morte. Analisemos alguns conceitos.<br /><br />Exposição temerária é colocar-se frente ao perigo sem a tomada das devidas cautelas. Desse modo, sabendo-se que uma determinada atividade representa um perigo à própria vida - não uma certeza, pelo que seria imoral, mas um perigo, o que motiva nosso debate -, é necessária a adoção de medidas assecuratórias normais. Não se requer o uso de medidas extraordinárias, bastando a adesão à regulamentação da atividade, o conhecimento prévio do perigo, a habilidade e a destreza (exigidas nas ações mais perigosas, e que tornem o risco remotíssimo quando se tem fim de lucro), e a utilização de adequado equipamento.<br /><br />Expor-se ao perigo de morte, usando das cautelas acima referidas, não é pecado se o fim é bom. Assim, quem faz rapel movido pelo desejo de uma justa diversão ou para admirar a criação de Deus e estar em contato mais íntimo com a natureza; quem pratica acrobacias no circo para emocionar a platéia com a beleza de sua arte, e desde que o lucro não seja o fim exclusivo; etc, não pratica pecado, usando das medidas normais de segurança. O risco assumido não é imoral, nesses casos, havendo quem o assume pelo exercício da atividade perigosa tomado <i>"todas as providências tendentes a evitar ou minimizar as possibilidades de dano (...)." (GAGLIANO, Pablo Stolze; PAMPLONA FILHO, Rodolfo. Novo Curso de Direito Civil, vol. 1, 3ª ed., São Paulo: Saraiva, 2003, p. 164)</i><br /><br />Objetarão alguns que os fins não justificam os meios. A expressão, todavia, deve ser melhor formulada: os fins não justificam os meios maus. Porém, quando os meios são neutros, i.e., nem bons nem maus em si mesmos, os fins bons estão plenamente justificados.<br /><br />Ora, os fins de contemplar a natureza, divertir-se moderadamente, descansar etc são bons, e assumir um risco de morte é um meio neutro. Pode-se, logo, desenvolver atividades perigosas à própria vida, presente o fim bom e ausente algo que transforme o meio, em si neutro, em coisa má (por exemplo, não usar equipamento adequado).<br /><br />Tomando, se existirem, as devidas cautelas (o que mantém o meio neutro, sem torná-lo mau) e com um fim bom, a prática de atividades que envolvam perigo para a própria vida é moralmente lícita, não constituindo pecado contra o V Mandamento.<br /><br /><i>"A virtude da temperança manda evitar toda espécie de exceção, <b>o abuso</b> da comida, do álcool, <b>do fumo</b> e dos medicamentos." (Cat., 2290)</i><br /><br />O Catecismo da Igreja Católica é claro: o pecado está no abuso do fumo, não no mero uso. E, como diz o adágio dos moralistas, "o abuso não tolhe o uso". O Catecismo não condena o uso do fumo, mas somente o abuso. Ora, se o abuso é tido como pecado, logicamente é porque não considera a Igreja que o mero uso o seja. Se a Igreja quisesse ensinar que o mero uso fosse pecado, não teria dito que o abuso o é, mas diria simplesmente que o uso já configuraria pecado. Não foi esse o ensino, porém.<br /><br />Por outro lado, a argumentação de que todo uso do fumo é abuso não procede, dado que está objetivando algo que é subjetivo. Em sendo abuso, ok, é pecado. Mas se existe abuso é pq também pode haver mero uso. Dizer que todo uso do cigarro é abuso é desvirtuar o próprio sentido de abuso, o que contraria toda a lógica da teologia moral clássica, notadamente a ensinada por Santo Tomás.<br /><br />Do excelente e ortodoxo manual "Teologia Moral", do Fr. Teodoro da Torre Del Greco, OFMCap:<br /><br /><i>"À gula se refere a intemperança no beber até à perda do uso da razão (embiraguez), a qual, se é perfeita, isto é, se chega a impedir completamente o uso da razão, é pecado mortal 'ex genere suo', se causada sem motivo suficiente.</i><br /><br /><i>Por graves razões, provavelmente, pode permitir-se a embriaguez, como por exemplo, para curar uma doença ou para com mais segurança submeter-se alguém a uma operação cirúrgica. Afastar a melancolia não é motivo suficiente para embriagar-se. A embriaguez que priva só parcialmente do uso da razão (imperfeita) é somente pecado venial, mas poderia tornar-se mortal pelo dano ou escândalo produzido, pela tristeza que poderia causar aos pais etc.</i><br /><br /><i>Em relação ao uso dos entorpecentes (morfina, cocaína, heroína, clorofórmio etc) valem os mesmos princípios, isto é: usados em pequenas doses por motivo suficiente, por exemplo, para acalmar os nervos, dores etc, são lícitos. Sem motivo justo, porém, é pecado venial.</i><br /><br /><i>Mas tomá-los em doses tais que privem o homem do uso da razão, é pecado grave, salvo se há motivo suficiente proporcionado; por exemplo, uma operação cirúrgica, dar alívio a um paciente de doenças muito dolorosas etc."</i><br /><br />A conclusão é de que:<br /><br />a) o uso do álcool e de drogas, em si, <b>não</b> é pecado;<br /><br />b) o pecado está em algumas condutas, dependendo da finalidade;<br /><br />c) a embriaguez completa <b>com</b> justo motivo <b>não</b> é pecado;<br /><br />d) a embriaguez completa <b>sem</b> justo motivo é pecado <b>mortal</b>;<br /><br />e) a embriaguez incompleta é pecado <b>venial</b>;<br /><br />f) a embriaguez incompleta pode tornar-se pecado mortal por outros fatores (escândalo, atos pecaminosos, em si, produzidos por força da embriaguez ainda que parcial, etc);<br /><br />g) a embriaguez acidental <b>não</b> é pecado;<br /><br />h) o consumo do álcool sem embriaguez <b>não</b> é pecado (para afastar a melancolia, v.g., só é pecado se houver embriaguez; pode-se, outrossim, beber por quaisquer outros motivos não-pecaminosos - comemoração, alegria, motivos de saúde, acompanhar os amigos etc - sem embriaguez; havendo outros motivos pecaminosos - ganhar "coragem" para adulterar, para fornicar, para furtar etc -, há pecado mortal mesmo sem embriaguez, mas a causa do pecado <b>não</b> é o uso do álcool, e sim a intenção do ato posterior);<br /><br />i) o consumo de drogas em pequenas doses, <b>com</b> motivo <b>suficiente</b>, <b>não</b> é pecado;<br /><br />j) o consumo de drogas em pequenas doses, <b>sem</b> motivo <b>suficiente</b>, é pecado <b>venial</b>;<br /><br />k) o consumo de drogas em outras quantidades, <b>com</b> motivo <b>grave e proporcionado</b>, <b>não</b> é pecado;<br /><br />l) o consumo de drogas em outras quantidades, <b>sem</b> motivo <b>grave e proporcionado</b>, é pecado <b>mortal</b>;<br /><br />m) o consumo de drogas exige sempre justo motivo para ser lícito, ao contrário do uso do álcool, porque é de sua essência o entorpecimento, ao passo em que o álcool só o é acidentalmente.<br /><br />O caso do fumo (tabaco) é bem diverso, de vez que ele não é entorpecente nem embriagante. Noutros termos, fumar cigarro, cachimbo ou charuto não afeta a consciência da pessoa. Por isso, o juízo a ser feito em relação a ele não deve ser o mesmo das drogas e do álcool. Não podemos simplesmente "colocar tudo no mesmo saco". Aliás, se nem mesmo o álcool e as drogas, <b>em si</b>, são ilícitos (pois se há um uso lícito, não podem ser ontologicamente ilícitos, sendo, pois, neutros, havendo licitude ou ilicitude conforme o caso), apesar de seu efeito narcótico, muito menos o seria o tabaco, que não é embriagante nem entorpecente.<br /><br /><br /></div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-5252767117945385802007-10-25T01:29:00.000-02:002007-10-27T18:20:36.223-02:00Salvam-se os não-católicos?<div style="text-align: justify;"> A questão toda passa pela compreensão da Igreja como Corpo de Cristo.<br /><br />O Papa é a cabeça visível desse Corpo, que tem Cristo como cabeça invisível. Por isso chamamos o Sucessor de Pedro de Vigário de Cristo. Vigário significado substituto.<br /><br />Evidentemente, é possível a alguém que não esteja visivelmente no grêmio da Igreja alcançar a salvação. Mas tal se dá porque, apesar de não saber, esse não-católico é, sim, um membro da Igreja, por vários títulos. Na sua ignorância, se invencível - e isso só Deus pode julgar -, os pequenos e frágeis laços que o unem à Igreja Católica (batismo, traços de doutrina católica, sacramentos, Bíblia, cumprimento da lei natural etc) podem ser suficientes para torná-lo um membro invisível da Igreja visível, ou, como diriam o Cardeal Journet e o Cardeal Billot, participante da "alma da Igreja", ainda que não do corpo.<br /><br />De qualquer modo, todos os que se salvam, se salvam por serem católicos. Mesmo que não saibam.<br /><br />Ordinariamente, todavia, a submissão a Cristo implica na submissão ao seu Vigário, o Papa. A Unam Sanctam é clara nesse sentido, e a Dominus Iesus (como a Ut Unum Sint) desenvolvem essa doutrina mais explicitamente.<br /><br />Se, por um lado, temos de cuidar para não cairmos no irenismo (Cristo salva independentemente da Igreja, todos são iguais, o que importa é ser bom e cristão), evitemos também o feeneyismo (confundir o "fora da Igreja não há salvação" como se fosse um "fora das estruturas visíveis da Igreja não há salvação").<br /><br />Sendo a Igreja <i>“projeto visível do amor de Deus pela humanidade” (Sua Santidade, o Papa Paulo VI. Discurso de 22 de junho de 1973)</i>, <i>“coluna e sustentáculo da verdade?” (1 Tm 3,15)</i>, fundada por Jesus Cristo para, como instrumento do Espírito Santo, salvar e santificar os homens (cf. Concílio Ecumênico Vaticano II. Constituição Dogmática Lumen Gentium, de 21 de novembro de 1964, nº 8), fora da qual não há remissão dos pecados (cf. Sua Santidade, o Papa Bonifácio VIII. Bula Unam Sanctam, de 18 de novembro de 1302; Concílio Ecumênico Vaticano II. Constituição Dogmática Lumen Gentium, de 21 de novembro de 1964, nº 14; Catecismo da Igreja Católica, 846), há de se crer na absoluta necessidade de a ela pertencerem todos os seres humanos. Certo é, igualmente, que, em situações excepcionais, havendo ignorância invencível, pode o homem salvar-se fora da estrutura visível da Igreja, o que não significa possibilidade de salvação fora da Igreja mesma nem negação da visibilidade desta.<br /><br />Dois erros devem aqui ser evitados.<br /><br />Um, o de certa teologia irenista, presente, em maior ou menor grau, em alguns ambientes católicos, e que afirma indiscriminadamente que fora da Igreja há salvação, que o que interessa é ser cristão somente e não católico e, às vezes, nem cristão, bastando ter “caridade”, - como se a caridade não fosse ordinariamente fruto da fé –, que Cristo não teria fundado uma única Igreja, que o extra Ecclesia nulla salus teria sido revogado – como se fosse possível à doutrina católica mudar-se, evoluir –, que a unidade da Igreja teria sido perdida – se a unidade é essencial à Igreja, não pode tal nota ser perdida sob pena de deixar de subsistir a própria Igreja, o que, por sua vez, é igualmente impossível em face da promessa do Redentor –, que todos os caminhos levam a Deus etc. Certa falsa concepção do que seja ecumenismo, tal como entendido pelo Papa, adota esse irenismo, em si pernicioso, condenado pelo Vaticano II, por Paulo VI e por João Paulo II, e, antes, pela Encíclica Mortalium Animos, de Pio XI.<br /><br />O outro erro é o do que interpreta restritivamente a expressão “fora da Igreja não há salvação”, entendendo-a como “fora das estruturas visíveis da Igreja não há salvação”. Essa falsificação do correto entendimento do brocardo foi igualmente rejeitada pela Igreja, sob o nome de feeneyismo, na Carta ao Arcebispo de Boston, de 8 de agosto de 1949. De fato, a Igreja rechaça tanto o irenismo – que crê na salvação fora da Igreja Católica – quanto o feeneyismo – que confunde a Igreja Católica, única e essencialmente visível (mas com possibilidade de membros invisíveis), fora da qual não há salvação, com sua estrutura de visibilidade. <i>“Aqueles que crêem em Cristo e foram devidamente batizados estão constituídos em certa comunhão, embora não perfeita, com a Igreja Católica.” (Concílio Ecumênico Vaticano II. Decreto Unitatis Redintegratio, de 21 de novembro de 1964, nº 3)</i><br /><br /><br /><i>“Os fiéis são obrigados a professar que existe uma continuidade histórica – radicada na sucessão apostólica – entre a Igreja fundada por Cristo e a Igreja Católica: ‘Esta é a única Igreja de Cristo (...) que o nosso Salvador, depois da sua ressurreição, confiou a Pedro para apascentar (cf. Jo 21,17), encarregando-o a Ele e aos demais Apóstolos de a difundirem e de a governarem (cf. Mt 28,18ss.); levantando-a para sempre como coluna e esteio da verdade (cf. 1 Tim 3,15). Esta Igreja, como sociedade constituída e organizada neste mundo, subsiste [subsistit in] na Igreja Católica, governada pelo Sucessor de Pedro e pelos Bispos em comunhão com ele.’ Com a expressão subsistit in, o Concílio Vaticano II quis harmonizar duas afirmações doutrinais: por um lado, a de que a Igreja de Cristo, não obstante as divisões dos cristãos, continua a existir plenamente só na Igreja Católica e, por outro, a de que ‘existem numerosos elementos de santificação e de verdade fora da sua composição’, isto é, nas Igrejas e Comunidades eclesiais que ainda não vivem em plena comunhão com a Igreja Católica. Acerca destas, porém, deve afirmar-se que ‘o seu valor deriva da mesma plenitude da graça e da verdade que foi confiada à Igreja Católica.’ Existe portanto uma única Igreja de Cristo, que subsiste na Igreja Católica, governada pelo Sucessor de Pedro e pelos Bispos em comunhão com ele... </i><span style="font-style: italic;">As Igrejas que, embora não estando em perfeita comunhão com a Igreja Católica, se mantêm unidas a esta por vínculos estreitíssimos, como são a sucessão apostólica e uma válida Eucaristia, são verdadeiras Igrejas particulares. Por isso, também nestas Igrejas está presente e atua a Igreja de Cristo, embora lhes falte a plena comunhão com a Igreja católica, enquanto não aceitam a doutrina católica do Primado que, por vontade de Deus, o Bispo de Roma objetivamente tem e exerce sobre toda a Igreja. As Comunidades eclesiais, invés, que não conservaram um válido episcopado e a genuína e íntegra substância do mistério eucarístico, não são Igrejas em sentido próprio. Os que, porém, foram batizados nestas Comunidades estão pelo Batismo incorporados em Cristo e, portanto, vivem numa certa comunhão, se bem que imperfeita, com a Igreja. O Batismo, efetivamente, tende por si ao completo desenvolvimento da vida em Cristo, através da íntegra profissão de fé, da Eucaristia e da plena comunhão na Igreja.” (Sagrada Congregação para a Doutrina da Fé. Declaração Dominus Iesus, de 6 de agosto de 2000, nsº 16-17) “Os fiéis não podem, por conseguinte, imaginar a Igreja de Cristo como se fosse a soma – diferenciada e, de certo modo, também unitária – das Igrejas e Comunidades eclesiais; nem lhes é permitido pensar que a Igreja de Cristo hoje já não exista em parte alguma, tornando-se, assim, um mero objecto de procura por parte de todas as Igrejas e Comunidades.” (Sagrada Congregação para a Doutrina da Fé. Declaração Mysterium Ecclesiae, in AAS 65, em 1973, nº 1)</span><br /><span style="font-style: italic;"></span><br /><span style="font-style: italic;"></span>Sobre o verdadeiro sentido do ecumenismo, ver o Decreto Unitatis Redintegratio, do Vaticano II, a Encíclica Ut Unum Sint, do Papa João Paulo II, e a Carta Communionis Notio, da Sagrada Congregação para a Doutrina da Fé.<br /></div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-62869620362523472232007-10-25T01:26:00.002-02:002007-10-25T01:27:32.939-02:00A burguesia revolucionária<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tornou-se lugar comum a crítica da esquerda à burguesia. De fato, o discurso clássico dos socialistas dirige-se contra o burguês, o “opressor dos trabalharoes”, na sua ótica limitadíssima. Associam, aliás, o elemento burguês ao conservadorismo, como se burguesia e aristocracia fossem a mesma coisa.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Alguns reparos merecem ser feitos. Antes de tudo, também me oponho a certa burguesia. Mas não pelos motivos elencados pelos comunistas, anarquistas e socialistas. Minha discordância – que não é em relação à burguesia em si – se dá por outras razões. Historicamente, considerável papel revolucionário coube a um tipo de burguês pouco identificado com os valores tradicionais. Assim, a Revolução de 1789, comandada por parcela da burguesia contra a nobreza, preparou a Comuna de Paris, e esta a revolta de 1917. Na Revolução Francesa, portanto, muitos burgueses eram a esquerda. Tem, esse tipo de burguesia, a missão de preparar o terreno para o socialismo. São cabeças-de-ponte. A própria tomada de poder pelos bolcheviques na Rússia só foi possível pela concertação com os burgueses mencheviques, pois os dois grupos odiavam o que era conservador, o czarismo. Também no Brasil, embora se digladiem, FHC iniciou, de certa forma, o programa socialista levado a cabo por Lula (na educação, no feminismo, na reforma agrária, na política tributária, no sucateamento das Forças Armadas, nas idéias raciais). O México, outrossim, é um exemplo clássico: os liberais Carranza, Obregón e Calles, amplamente apoiados por esta facção revolucionária da burguesia, criaram as condições para o governo pró-socialista de Cárdenas (que, em seu projeto educacional, condenou a burguesia que o elegera e o sustentara, ainda que fossem do mesmo partido).</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Daí que criticar a burguesia não é privilégio da esquerda. A autêntica direita também o faz, porém com significativas diferenças. Não ataca a burguesia em si, pois sabe que as profissões liberais, a indústria, o comércio e a agropecuária de médio e grande porte são vitais para uma sociedade harmônica, justa e com progresso. Além disso, o burguês não-revolucionário, mais afinado com a tradição e com a ordem, identifica-se com tal programa dito “de direita”. A crítica direitista vai contra uma espécie do gênero burguesia, contra um comportamento burguês que, ao invés de aliar-se ao povo e à aristocracia, em nome do primeiro combate a segunda. Essa burguesia vermelha (que forma o grosso do eleitorado do PT, do PSB, do PPS e até do PSOL) acaba laborando contra a burguesia sadia. É por isso que adesivos petistas são comumente vistos em carros de gente de classe média, e parte da mídia (tanto empresários como jornalistas, todos burgueses) tende a aliar-se à esquerda, num ou noutro nível.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nem toda a burguesia é ruim, como pregam os comunistas (ajudados, lembremos, por certos burgueses tão odiados por eles). O burguês conservador, enfim, é o grande propulsor do desenvolvimento econômico e social da nação, o incentivador da solidariedade e da liberdade, o bastião da democracia. O burguês revolucionário, entretanto, é o pior dos inimigos, pelo apoio que presta (consciente ou inconscientemente) ao esquerdista que finge contra ele guerrear.</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-11365607632245211232007-10-25T01:26:00.001-02:002007-10-25T01:26:39.176-02:00O padre<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estando diante de um mim um anjo de Deus, cheio de esplendor, e um humilde padre católico, não hesito: a este último prestarei maior honra!</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Só ele, o padre, é capaz de, pelo sacramento da Ordem, tornar presente, em cada Missa, no momento da consagração, o único e suficiente sacrifício de Cristo, oferecido de uma vez por todas na Cruz. E mediante isso converter o pão e o vinho, dos quais só restam as aparências, em verdadeiro Corpo e verdadeiro Sangue do Senhor.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Só ele, o padre, é capaz de não só ouvir pacientemente nossas mais sinceras confissões – coisa que um psicólogo talvez faça em troca dos seus justos honorários –, como, ainda pelo sacramento da Ordem e pela faculdade concedida por seu superior, realmente nos absolver, liberando-nos, se contritos estamos, da pena eterna devida por nossos pecados. Em virtude desse poder, os méritos de Cristo, a graça de Cristo, conquistados na Cruz, nos são aplicados.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Só ele, o padre, é testemunha ordinária qualificada, em vista das disposições canônicas, dos noivos que contraem Matrimônio, dando sua bênção à novel família que é fundada no amor de ambos, no sagrado compromisso que assumem, e no consentimento mútuo.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Só ele, o padre (e o diácono), dá uma bênção constitutiva, i.e., que deixa benta a coisa em si mesma, e, quando dá uma bênção invocativa, a coisa, embora não benta em si mesma, fica, de fato, abençoada. O leigo, quando abençoa, dá mera bênção invocativa e, ainda assim, trata-se de mero pedido para que Deus “abençoe o que Ele abençoa” (Fr. Antonio Royo Marin, OP. Parecer sobre lãs benediciones impartidas por los no sacerdotes). O padre (e o diácono) dá bênção no seu sentido pleno: não pede, mas de fato abençoa “em virtude de seus poderes sacramentais” (idem, ibidem), usando um sacramental, um sinal sagrado.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A cada dia, o padre pode repetir o mais extraordinário feito do universo: a morte do Criador, o sacrifício da Cruz no altar da Missa, a conversão do pão em Carne e do vinho em Sangue. A cada dia, o padre pode efetivamente, em nome de Cristo, perdoar pecados. A cada dia, o padre pode, ao distribuir a Eucaristia, alimentar nossa alma com o Corpo do próprio Deus.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Nem a Santíssima Virgem pode fazer o que pode um sacerdote.” (Hugo Wast).</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Faltando o padre, quem tornará realmente presente o santo sacrifício da Cruz, celebrando a Missa? Faltando o padre, quem, pela consagração, nos dará Cristo vivo e ressuscitado, Corpo, Sangue, Alma e Divindade? Faltando o padre, como não ficarão vazios os tabernáculos? Faltando o padre, quem nos absolverá os pecados no confessionário, único tribunal onde quem se confessa culpado levanta-se inocentado? Faltando o padre, como seremos alimentados com aquele Corpo de Cristo do qual falávamos? Faltando o padre, como teremos os sacramentos, sinais visíveis da graça de Deus? Faltando o padre, quem, em nome de Deus, nos abençoará e nos testemunhará casados?</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pensemos nisso para que não faltem padres e os seminários se encham!</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-80900418357959671322007-09-13T18:38:00.003-03:002007-09-13T18:38:28.493-03:00Veja meu Slide Show!<div><embed src="http://widget-48.slide.com/widgets/slideticker.swf" type="application/x-shockwave-flash" quality="high" scale="noscale" salign="l" wmode="transparent" flashvars="cy=bb&il=1&channel=504403158276867912&site=widget-48.slide.com" style="width:400px;height:320px" name="flashticker" align="middle"></embed><div style="width:400px;text-align:left;"><a href="http://www.slide.com/pivot?cy=bb&ad=0&id=504403158276867912&map=1" target="_blank"><img src="http://widget-48.slide.com/p1/504403158276867912/bb_t016_v000_a000_f00/images/xslide1.gif" border="0" ismap="ismap" /></a> <a href="http://www.slide.com/pivot?cy=bb&ad=0&id=504403158276867912&map=2" target="_blank"><img src="http://widget-48.slide.com/p2/504403158276867912/bb_t016_v000_a000_f00/images/xslide2.gif" border="0" ismap="ismap" /></a></div></div>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-3678110521034955212007-03-08T13:39:00.001-03:002007-03-08T13:39:45.315-03:00A falsa direita<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">O maniqueísmo é tão fundamental no pensamento da esquerda que, agora que por seus valores (igualitarismos dos mais variados matizes: cotas, feminismo, militância gay, ecologismo radical) somos comandados, seja pelo governo, seja por parte de uma decadente elite urbana arvorada em “moderna”, pintam os socialistas um quadro dos mais simplórios, tão típico de suas utopias. De um lado, estariam os progressistas e suas bandeiras vermelhas, suas lutas por reforma agrária, pelos índios, pelas mulheres, pelos homossexuais, seus fóruns sociais mundiais e seu estranho conceito de democracia. Na outra frente, conforme o delírio politicamente correto dos proto-comunistas, residiriam os liberais e conservadores, os fascistas, os que a todos odeiam, os representantes da burguesia e da aristocracia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Simplificação da realidade, que, de fato, a nega, em clássica manobra ideológica, tal situação é inexistente. Sem embargo da preguiça mental do homem contemporâneo, e sua notória incapacidade para o raciocínio mais profundo e complexo, não se lhe poderia escapar uma constatação evidente: liberalismo e totalitarismo (fascista ou socialista) são da mesma matriz filosófica. A ampla liberdade defendida pelos liberais dos séculos XVIII e XIX deitava suas bases no conceito da verdade relativa. Negando o absoluto, a verdade objetiva, poucos passos foram necessários para que o liberalismo se transformasse em comunismo ou em nazismo. <i style="">“O totalitarismo nasce da negação da verdade em sentido objetivo: se não existe uma verdade transcendente (...), então não há qualquer princípio seguro que garanta relações justas entre os homens. Com efeito, o seu interesse de classe, de grupo, de Nação, contrapõe-nos inevitavelmente uns aos outros.” (Papa João Paulo II. Encíclica Centesimus Annus, 24)<o:p></o:p></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Paul Hazard, em duas obras já clássicas, expõe lucidamente a filiação natural do nazi-fascismo e do socialo-comunismo ao liberalismo iluminista, de inspiração francesa e triunfante em 1789 (o iluminismo inglês e a Revolução Americana são de outro sabor). Daí, não se pode opor fascismo e comunismo, como se os não-esquerdistas fossem seguidores de Hitler, Mussolini ou Plínio Salgado. Tampouco é justo dar ao liberalismo laicista, que continua a fazer estragos à França de Chirac, o epíteto de direita conservadora.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ensina o célebre e douto dominicano, Fr. Garrigou-Lagrange, OP, falecido sacerdote fidelíssimo ao Papa e seu Magustério, e tido por muitos o maior teólogo do século XX: <i style="">“é preciso não confundir a verdadeira direita com as falsas direitas, que defendem uma ordem falsa e não a verdadeira. Mas a direita verdadeira, a que defende a ordem fundada sobre a justiça, parece ser um reflexo do que a Escritura chama a direita de Deus, quando que Cristo está sentado à direita do seu Pai e que os eleitos estarão à direita do Altíssimo.” (O Legionário – jornal da Arquidiocese de São Paulo, 11 de setembro de 1938)</i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por seu ódio à Civilização Cristã e às sadias tradições, o nazismo – irmão-gêmeo do comunismo, inclusive no nome (nacional-socialismo) – e o liberalismo radical não merecem outro apelido que o de falsa encarnação da direita autêntica. É ela que, por fraqueza ou conivência, não ataca devidamente a esquerda, como temos visto em muitos partidos brasileiros, e a torna cada vez mais forte. Só com a verdadeira direita venceremos o comunismo e teremos o esplendor da legítima democracia “neste país”.</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-87574979218283311082007-03-06T11:34:00.000-03:002007-03-06T11:38:20.393-03:00Solenidade na Missa<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIINdfk8ePA_sTNVOauRNJVUNt6Ow2dpG7njBUla6p7rj7FEdjf0B6yLfpKEgIeHsZCYWGr6pvOppGIp09rBzP2gRoDQ4yvnxrqHigwnAurlNmIro8cG70_n7frPSM4IqzomaqsQ/s1600-h/Missa+2.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIINdfk8ePA_sTNVOauRNJVUNt6Ow2dpG7njBUla6p7rj7FEdjf0B6yLfpKEgIeHsZCYWGr6pvOppGIp09rBzP2gRoDQ4yvnxrqHigwnAurlNmIro8cG70_n7frPSM4IqzomaqsQ/s320/Missa+2.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5038820742295341058" border="0" /></a><br /><p style="text-align: justify;">O Ano da Eucaristia chegou a seu ocaso no Brasil, e pouco em nossas igrejas foi feito de realmente visível e significativo para a promoção do adequado culto litúrgico. Convocado por João Paulo II para renovar a observância às normas que regem a celebração da Missa as quais, em muitos lugares, são esquecidas e contrariadas, conforme o Pontífice mesmo denuncia na <em>Ecclesia de Eucharistia</em>, especialmente nos números 10 e 52 , pela maioria o evento só é comentado da boca para fora.</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">Na Missa <em>Pro Ecclesia</em>, encerramento do Conclave que o elegeu, Bento XVI ordenou que essa comemoração fosse marcada <em>pela solenidade e retidão das celebrações.</em> Noutras palavras: rigoroso seguimento das rubricas do Missal (e falo do novo, de Paulo VI); cessação de qualquer invencionice por parte dos sacerdotes; decoro e circunspeção; paramentos corretos; proibição de cantos estranhos à tradição católica e de não menos estranhas palmas e demonstrações efusivas de alegria, nada apropriadas para quem assiste, na Missa, a renovação do sacrifício da Cruz. <em>Peço isso de modo especial aos sacerdotes. </em></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">Não sou eu ou algum grupo quem pede obediência ao Missal. É a lei da Igreja. É o Papa. Se alerto para esse descuido, é por grave dever de consciência, pois minha alma de católico não me deixa inerte ante os incontáveis abusos na liturgia Brasil afora, em franca oposição a Roma. Estas linhas são movidas por caridade cristã!</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">A casula foi quase abandonada; certos padres inserem numa ou noutra parte da Missa gestos, símbolos (cartazes, plantas, fantasias, fogo etc) e palavras que são criações suas (em total desacordo com as regras vigentes); o povo reza orações reservadas aos sacerdotes e até por eles, às vezes, é incentivado a proferi-las (o <em>Por Cristo, com Cristo...</em>, a oração da paz, v.g.); os fiéis são convidados a atos não previstos (fechar os olhos, erguer as mãos, direcioná-las ao altar no Por Cristo, abri-las para receber a bênção, e outras provas bizarras de inesgotável e anticatólica criatividade, já atacada pelo então Cardeal Ratzinger em seu A fé em crise?); nem sempre as músicas são apropriadas; o incenso é raro; e os ministros extraordinários leigos são usados na proclamação do Evangelho e, ordinariamente, na distribuição da Comunhão (contrariando a <em>Ecclesiae de Mysterio</em>). Exemplos de um claro desrespeito às normas litúrgicas e ao Ano da Eucaristia.</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">A Missa, em vários rincões da pátria, não é celebrada como deveria, como manda o Papa, como prescreve o Missal. E isso é fato! Não há o que discutir! Compare-se o texto oficial com o que é feito e tem-se o resultado.</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">Claro, todos dizem obedecer ao Santo Padre. Não passa disso, infelizmente. Forçoso é reconhecer que uma parte do clero desconhece ou não aplica a recente <em>Redemptionis Sacramentum</em>. É ela sumariamente ignorada, como se valor não tivesse. Aprovada pelo Papa, a maioria não a segue. De nada adianta falar em obediência. São precisos atos concretos. Quando o Papa manda x e se faz y, não se o está obedecendo. Não vale muita coisa dizermos que o amamos e protestarmos obediência, se não fazemos o que ele ordena. <em>Será abençoado por Deus quem demonstrar seu amor à Eucaristia pela fidelidade às normas da Igreja (Cardeal Sales)</em>, e não às inovações das equipes de liturgia e dos párocos.</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">O discurso dê lugar à prática. É hora de estudarmos os documentos e corrigirmos as muitas falhas em nossas celebrações. Com urgência! Esse o meu apelo, essa a minha súplica.</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1168628432628157742007-01-12T16:59:00.000-02:002007-01-12T17:09:52.836-02:00Confusões de fé<p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><span style="font-size:100%;">Se há uma palavra cujo significado é completamente distorcido por alguns de hoje, essa palavra é “fé”.</span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Afirma-se, pois, ter fé, “mas não ter doutrina fixa”; ter fé, “mas não ter um sistema religioso”. Demonstração de um total contra-senso. Tais que assim pensam atribuem ao vocábulo “fé” um sentido que não o original e verdadeiro.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Assim, para muitos, fé é acreditar na existência de Deus. Ora, a existência de Deus prescinde da fé. A razão o demonstra. Pela análise das coisas criadas chegamos ao Criador; da ordem natural ao Ordenador; dos seres contingentes ao Ser Necessário; dos móveis ao Motor Imóvel. A inteligência nos diz que Deus existe, antes mesmo da fé. Logo, fé não pode ser simplesmente acreditar na existência de Deus, por vã repetição de termos.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Outros, ainda, dão à fé um conceito de confiança em Deus. Mais um engano! Confiar em Deus é louvável, porém está na esfera de virtude diversa: a esperança. Fé não é confiar em Deus, ainda que seja extremamente meritório fazê-lo. Claro que confio em Deus, eu, este articulista que vos escreve. Todavia, essa confiança, embora dela decorra, não é propriamente fé.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Qual, então, o conceito de fé?</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Antes de tudo, o verbete expressa realidades presentes até na ordem secular, natural. A “fé pública” dos atos do tabelião, por exemplo. Ao gênero fé pertencem a fé humana (nas pessoas, na Administração Pública etc) e a fé religiosa.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Em qualquer desses significados, fé é a adesão intelectual ao testemunho de outrem, um saber que é verídico algo que não vi, ciência essa que se processa pela autoridade de quem dá o testemunho ou pela razoabilidade dos argumentos e probabilidade dos acontecimentos. O tabelião, no exemplo dado, presta a um documento sua certificação de que confere com o original a ele apresentado. Pela força da lei, da qual emana a presunção de legitimidade dos atos administrativos, todos podem aderir à veracidade da informação autenticada, saber que ela é verdadeira.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Semelhantemente se processa a fé religiosa. Mais que um crer na existência de Deus (pois a razão, antes da fé, nos diz que Ele existe), ou confiar n’Ele, a fé religiosa é a adesão do intelecto a um testemunho de fundo religioso. No caso da fé católica, é adesão do intelecto, movido pela vontade, a qual é iluminada pela graça divina, ao testemunho de Cristo, i.e., ao que Ele ensinou e ensina por Sua Igreja. Daí que muita fé não é somente muita confiança, mas muita adesão.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><i style="">“Fé implica doutrina. Doutrina implica proposições!” (Cardeal Newman; Discussions and arguments, 284) </i>Quem se diz de fé católica não a prova com a afirmação na existência de Deus, ou com a confiança n’Ele depositada, e sim com a adesão à proposição do Magistério da Igreja. Católico de pouca fé é aquele que tem pouca adesão, pouca identificação, pouca aceitação do que a Igreja ensina. Católico de muita fé, por sua vez, é quem possui inabalável adesão e aceitação da doutrina (toda) da Igreja.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><o:p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></o:p></p><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;">Não que a muita fé nos faça aceitar a doutrina católica: a aceitação desta é a própria fé! Ter não é pressuposto para aceitar o que ensina a Igreja: ter fé é exatamente aceitar!</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><p class="MsoNormal" face="georgia" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></p><span style="font-family:georgia;"><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font><font> </span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1164743409488632542006-11-28T17:48:00.001-02:002006-11-28T17:51:24.176-02:00Ditadura do relativismo<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">É a expressão de Bento XVI para caracterizar o regime filosófico imposta ao mundo contemporâneo. Desde o início do Conclave que o elegeu, o então Cardeal Joseph Ratzinger vem despertando os fiéis para responder a esse iníquo sistema, sintoma de uma sociedade que abdicou do pensamento.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Não poderia o Papa cunhar sentença mais feliz: ditadura do relativismo. Relativismo porque a idéia central é a ausência da verdade absoluta, tese já velha, que vem do século XVII. Mas é ditadura, também, e aqui está a novidade, pois é proibido sustentar o contrário. Todos têm um direito a tudo (até ao erro), menos direito a pensar que essa liberdade de errar é mera tolerância. Tudo, então, é relativo, exceto o próprio relativismo – e aí a petição de princípio. Já que a verdade é relativa, qualquer um é livre para acreditar no que quiser, menos defender que ela seja absoluta. Se o relativismo é um erro, pior ainda o que não admite que a ele alguém se oponha. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Conseqüência lógica dos ideais iluministas – porque assim eliminam-se os adversários de seu errôneo programa –, parece tal cerceamento uma contradição. Sim, pois se a liberdade é absoluta e a verdade relativa – portanto, todas as idéias são igualmente aceitas –, por que os defensores da liberdade relativa e da verdade absoluta são perseguidos? Então a liberdade não é tão absoluta, nem a verdade tão relativa!</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">O que está por trás disso não é o amor à liberdade, mas o ódio à verdade. Sob a capa de uma liberdade absoluta – que, aliás, seria imoral –, esconde-se a mais terrível das tiranias.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Na realidade, nem os que propugnam a verdade relativa nela acreditam. Pensam, no fundo, que ela é absoluta – pois negam a liberdade a seus opositores. Sua agravante é a hipocrisia. E a hipocrisia – atroz e autoritária – é sua arma principal.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Em guerra estão dois exércitos. O bem e o mal. A luz e as trevas. Os que dizem, com todas as letras, que a verdade é absoluta e a propõem aos homens, e os que também acham que é absoluta, mas disfarçam-na de relativa, e, desse modo, a impõem a todos.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Temos de reagir, antes que seja tarde.</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1164740006291814552006-11-28T16:52:00.000-02:002006-11-28T16:53:26.323-02:00Carlos d’Áustria. Quem tem medo do beato?<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pressionado por Napoleão, o Imperador Francisco II de Habsburgo abdicou do trono do Sacro Império Romano Germânico, o que fez surgir os Estados alemães setentrionais independentes, logo reagrupados na Confederação do Reno e, mais tarde, no Império Alemão, o II Reich do Kaiser e de Bismarck. A Áustria, terra natal da Casa de Habsburgo, converteu-se, com o apoio do sul da Alemanha e das possessões italianas e balcânicas do antigo Sacro Império, na sucessora deste. O novel Império Austríaco erigia-se em continuador da história e das tradições daquele que o laicismo napoleônico pretendia destruir.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como do Império de Carlos Magno broto o de Otão I – governado, a partir de 1438, pelos austríacos Habsburgo –, do último, fragmentado, nasceu o que viria a encarnar, como os precedentes, os valores cristãos e humanistas, e, apesar dos percalços, dos absolutismos, e dos erros comuns a qualquer agrupamento social, o passado de glórias medievais. O Sacro Império e o Império Austríaco, ambos sob os Habsburgo, seriam símbolos da ordem celeste no campo secular.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Exatamente por isso, as mesmas forças revolucionárias – Napoleão foi o responsável pela internacionalização do laicismo francês de 1789 – que destruíram o Sacro Império, mancomunaram-se, finda a I Grande Guerra, para a supressão do Império Austríaco, que lhe tomou o lugar. O ódio à Áustria tradicional era herdeiro da aversão ao I Reich inaugurado por Otão.<span style=""> </span>Na realidade, o combate mais profundo se travava contra a Fé Católica, protegida primeiro pelo Sacro Império, depois, com a queda deste, pelo Austríaco. Aproveitaram-se os laicistas das culpas do governo (não do Estado) contra as minorias eslavas para decretar o fim de uma dinastia.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ressaltando o papel do último Imperador da Áustria, João Paulo II o beatificou em 2004. Carlos I de Habsburgo, católico fidelíssimo ao Papa, de vigorosa vida de oração e senso de apostolado, não só cultivou heroicamente as virtudes em um tempo dos mais confusos e decisivos para a Cristandade – em que ruíram, além do católico Império Austríaco, o protestante Império Alemão (sucessor da Alemanha desunida por ocasião da queda do Sacro Império), e o ortodoxo Império Russo dos czares –, como se impôs contra os desmandos e abusos de seus ministros. Estes, interessados em continuar a aliança com a Alemanha e a guerra contra o restante do Ocidente para alargar seu sufocante despotismo sobre a Europa, isolaram Carlos, seu monarca, por influência de Bento XV, Papa da época, desejava cessar os combates. Percebeu o Imperador que os motivos da luta não eram justos e sua consciência cristã, formada aos pés do Santíssimo Sacramento, tencionou, de um modo que, ao mesmo, não sacrificasse sua soberania e fosse o mais prudente possível, acabar com a I Guerra Mundial. Na prática, os opositores, que ocupavam o governo de seu próprio país, o apeariam do trono, aliando-se aos liberais, que não toleravam uma Áustria sacral, pujante e militantemente católica. O fim do Império dos Habsburgo tornou-se, assim, um duro golpe nos direitos da Igreja e da paz, e um decisivo passo para, abatida a fiel casa dinástica, popularizar-se a cartilha iluminista na Europa do pós-guerra.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Os que forçaram a queda do Sacro Império e explodiram a Áustria monárquica são hoje os adversários da futura canonização de Carlos I, inventando <i style="">legendas negras</i> e atribuindo-lhe a pecha de belicista, autoritário e culpado pela deflagração mundial. Nada mais equivocado – é o que afirmam historiadores sérios e descomprometidos com as ideologias da moda, como Giuseppe Dalla Torre, reitor da Universidade Maria Ssma. Assunta, de Roma, que atribui à opinião pública anticlerical a orquestração contra a santidade do Imperador: “uma opinião pública”, acrescenta, <i style="">“que foi substancialmente a mesma que impediu Carlos de levar a cabo seus projetos de paz do exterior e de reformas dentro do império austro-húngaro, e que o conduziu à perda do trono.” (Zenit, 7/1/05)</i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A oposição à beatificação de Carlos I é resultado do ódio à fé e à Europa profunda, da ação laicista e anticristã contra o Estado católico por excelência que era a Áustria, o qual é urgente que seja restaurado (pela evangelização da sociedade e recuperação dos valores próprios e naturais de seu povo). A santidade também pode ser alcançada pelos soberanos, e os Estados, se desejam representar, com legitimidade, as sociedades que neles se inserem, não devem se furtar à benéfica influência da fé popular. É a isso que os inimigos dos Habsburgo e do Beato Carlos, ontem como hoje, tanto se opõem.</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1162236531807712292006-10-30T16:28:00.000-03:002006-10-30T16:28:51.810-03:00Eutanásia: assassinato disfarçado<p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Muito se comenta sobre a eutanásia, com opiniões favoráveis ou contrárias, porém pouco se diz sobre o que ela é realmente. Imperioso, assim, precisar o termo, afastar diferenças, marcar bem as nuances.</p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Eutanásia é a ação ou omissão que, na intenção ou por si, produz a morte, no intuito de aliviar um sofrimento ou uma dor. Pelo conceito, vemos que pode ser ativa (ação) ou passiva (omissão). Não ministrar os alimentos devidos ou a água a um paciente (como no caso da moribunda Terry Schiavo), deixar de prestar os cuidados normais ao doente, são exemplos de eutanásia passiva – quanto à ativa, restam mais facilmente aferíveis: aplicar uma substância mortífera qualquer, desferir um golpe etc.</p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Não confundamos, entretanto, a eutanásia passiva com a mera <i style="">“interrupção de procedimentos médicos onerosos, perigosos, extraordinários ou desproporcionais aos resultados esperados”</i>, que, conforme o caso, <i style="">“pode ser legítima” (Catecismo da Igreja Católica, 2278)</i>. É o que se chama ortotanásia, e, como vemos, não é necessariamente imoral. Embora pareça, a princípio, com a eutanásia passiva, dela se difere por ser um modo de <i style="">“rejeição da ‘obstinação terapêutica’. Não se quer dessa maneira provocar a morte; aceita-se não poder impedi-la.” (op. cit.)</i></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Sem levar em conta os matizes próprios, alguns atacam a Igreja, acusando-a de ser contrária também à ortotanásia, prolongando artificial e inutilmente a vida, sendo, portanto, destituída de misericórdia para com os agonizantes. Nada mais falso, podemos observar pelo Catecismo. O próprio Papa João Paulo II preferiu abdicar dos meios extraordinários, vindo a falecer em seu apartamento no Palácio Apostólico.</p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Por outro lado, não faltam os que, ainda confundindo a eutanásia passiva com a ortotanásia, tiram conclusão diversa, quiçá mais nefasta. A de que só a ativa seria imoral, e que, de modo passivo, poder-se-ia interromper a vida – sem atentar para o colossal abismo entre o deixar de dar comida por uma sonda, v.g., procedimento absolutamente ilícito, e a referida rejeição da obstinação terapêutica, perfeitamente moral.</p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Se a ortotanásia é uma expressão da caridade cristã e da conformidade piedosa aos planos de Deus, a eutanásia, ainda que passiva, é um modo horrendo e radical de institucionalizar o egoísmo. A legalização da eutanásia, defendida por alguns, mostrará que nossa sociedade está gravemente enferma ao oficializar o assassinato, justo dos mais necessitados de cuidados especiais.</p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1162236465616850692006-10-30T16:25:00.000-03:002006-10-30T16:27:45.636-03:00Ideologização da universidade<p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Um monstrengo de claríssimas feições soviéticas ameaça, como nunca, o ensino superior no país. Atendendo pelo nome de reforma universitária, o pacote de medidas, proposto pelo MEC faz certo tempo, presta-se mais a uma deforma.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Não estranhamos nada. Já era previsto que, ao tomar o poder, o PT (que tudo sabe e tudo pode, como o “Moderno Príncipe” de Gramsci, pensador-mor do comunismo italiano, e de cujas teorias os petistas nunca esconderam se embriagar) iria investir com tudo na utilização da educação para difundir sua ideologia, impor uma pedagogia de esquerda, enfraquecer a autonomia universitária, e transformar a escola e a academia em espaços políticos facilmente controláveis por seus asseclas aparelhados no Estado, nas ONGs financiadas com dinheiro público e nos sindicatos ao partido ligados mediante os tais movimentos sociais. Semelhante realidade ocorreu no Rio Grande do Sul durante o trágico governo Olívio Dutra, em que até os concursos públicos para seleção de professores continham questões tendenciosas, próprias para aprovar os afinados com a cartilha socialista do PT, pouco importando, salvo raras exceções, que um candidato “de direita” ou “das elites” fosse tão preparado quanto aqueles .<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Primeira ação do MEC vermelho, ainda com Cristovam Buarque, que depois migrou para o igualmente socialista PDT, foi o desmonte do Provão – instrumento questionável em certos aspectos, mas ao menos confiável na medição do aproveitamento, dado que 100% dos formandos dos cursos avaliados eram a ele submetidos, e que forçou as instituições a se qualificarem – e sua substituição pelo obscuro ENADE, que avalia conforme duvidosas amostragens e vem sendo duramente criticado por especialistas não comprometidos com as doutrinas petistas.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Outro absurdo, que o MEC inclusive comemora (!!!), em seu site na internet, é o fim da GED, a Gratificação de Estímulo à Docência, sob a alegação de que o professor, por ter obrigação de ensinar e trabalhar, não deve ser estimulado com remuneração. Ora, a GED premiava quem mais produzia, quem ensinava no período noturno, quem acumulava mais horas-aula, quem tinha melhor desempenho. Com a GED, tinha-se em mente alcançar a excelência acadêmica. Sem ela, regredimos ao culto da improdutividade (pois, pela ótica petista, a produção de molde capitalista deve ser combatida). A ideologia torna-se mais importante do que a qualidade do ensino.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><br /><span style=""></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Enfim, com o trotskista Tarso Genro, veio a bomba, por ora esquecida em decorrência dos escândalos de corrupção: a “deforma” universitária. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Prevê a mesma a eleição direta para reitor, atacando a liberdade das instituições (princípio fundamental mesmo nas universidades estatais), tornando tal cargo facilmente permeável a pressões político-sindicais <i style="">“que nada têm a ver com a produção do saber.” (Rui Nogueira, in Primeira Leitura, abril/2005, p. 30)</i>. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Estabelece cotas para egressos de colégios públicos, negros e índios – tema que já enfrentei neste e noutros espaços –, privando quem tem mais mérito (por alcançar maior nota no vestibular) em detrimento de quem menos, igualando os desiguais, em moldes marxistas. Nesse sentido, é pertinente o alerta de um dos mais cultos juristas do Brasil, Dr. Ives Gandra Martins, presidente da Academia Paulista de Letras: <i style="">“a título de colocar carentes, índios e negros na Universidade, (...) retiram a oportunidade de 10% dos alunos que poderiam entrar por mérito.” (JB, 24/02/05)</i> Mesmo o Papa João XXIII, beatificado, já ensinava que <i style="">“se deve facilitar o acesso aos graus mais altos da instrução segundo os méritos pessoais.” (Enc. Pacem in Terris, Denz. 3960)</i> Que desenvolvimento social é esse que despeja na faculdade alunos despreparados? E que justiça é essa que tolhe as oportunidades de quem, por nota, esforço e estudo, merece estar nos bancos universitários? É o desabafo de uma estudante: <i style="">“Sou negra, e entrei para a faculdade sem precisar de cotas. (...) Se o não-negro dispensa cotas (...), por que nós negros precisamos?” (OESP, 12/12/04)</i><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Não esqueçamos, também presentes no texto do anteprojeto, dos diversos conselhos que devem ser instalados nas instituições. É uma mania de conselho para lá, conselho para cá, bem à moda de Lênin, na processo de comunização da Rússia. Todos com participação de pessoas estranhas à comunidade acadêmica (como os servidores não-professores) e mesmo à própria universidade em si (a tal “participação da sociedade civil”). Ora, a função do ensino superior não é <i style="">“produzir métodos supostamente democráticos de decisão” (Nogueira, loc. cit.)</i>, mas alcançar a excelência pela produção do saber.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Ao invés de centros de elite, no melhor sentido do termo, i.e., de locais destinados especificamente à formação dos líderes intelectuais do país, função essa de toda universidade, as faculdades brasileiras, com a pseudo-democracia imposta pelos totalitários com sua reforma, tendem a perder o que há de fundamental na missão do ensino superior, a preparação de qualidade.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Essas as deficiências... E nem falamos da perturbação na gestão interna das universidades, no cerceamento das instituições particulares (em sério atentado à propriedade privada) e na inobservância do princípio da subsidiariedade.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><span style="">Em qualquer lugar do mundo desenvolvido, universidade boa é universidade livre. Por aqui, a mão pesada do Estado absolutista do PT, não contente em destruir os próprios centros públicos, acelera seu sucateamento para servir a fins ideológicos, e meter-se, indevidamente, com as faculdades privadas, na contramão das lições que a Europa e os EUA nos dão.</span></p><br /><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">Com Lula reeleito, o que será da educação superior? Construir mais universidades públicas para multiplicar a ineficácia?<br /></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><br /><span style=""><o:p></o:p></span></p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1160775718337115002006-10-13T18:41:00.000-03:002006-10-13T18:41:58.343-03:00Nós, a maioria<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="">Somos 75% do povo brasileiro. Nossa voz não pode, portanto, ser desprezada. Não formamos uma simples parcela da população, mas constituímo-nos em hegemônica fatia dos que aqui habitam.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="">Mais do que isso, nossos costumes e cultura estão presentes até mesmo entre os que não partilham totalmente de nossa visão de mundo. Todas as instituições pátrias guardam a saudável influência que de nós receberam. Nossa própria história confunde-se com a história nacional.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="">Sob o pretexto de um absurdo Estado laico, que não reflete as aspirações de uma sociedade religiosa como a nossa, não podemos ser ignorados.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="">Como qualquer outro segmento, temos reivindicações. Nossa opção de fé nunca poderá um entrave para o acesso à vida pública. Simplesmente nos é impossível deixar nossos símbolos, nosso credo e nossas convicções no lar ou na sacristia, abstendo-nos da manifestação das idéias que professamos. Por que os pró-aborto, os militantes homossexuais, os comunistas, os neo-iluministas, os defensores da eutanásia, os distribuidores de preservativos, os ateus, têm pleno direito de sair às ruas, expressar o que pensam e procurar convencer os políticos e os cidadãos da legitimidade de seus programas, quando a mesma liberdade nos é negada, a nós, maioria esmagadora nesse Brasil que se pretende democrático? Aos que argumentam que não nos foi cassado direito algum, contra-ataco: na teoria não, e sim na prática. Esboçamos uma opinião, somos vaiados pela minoria barulhenta. Tentamos mostrar as razões de nosso pensamento, investem, qual lobos furiosos, contra nós. E a fúria é dirigida não ao que pensamos, mas à "audácia" de tornar público o pensamento. Parece que todos podem dar seu pitaco sobre o que não entendem (vj's da MTV, atores globais, formadores de opinião), exceto nós, os 75% da população.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style=""><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="">Temos propostas. Temos direitos. E trabalharemos, pacificamente, de modo ordeiro e legal, para vê-los triunfar. Queremos a total proibição do aborto e do assassinato de embriões humanos; queremos o respeito à propriedade privada produtiva e à legítima defesa (inclusive com o recurso às armas); queremos a manutenção e o reconhecimento do casamento como vínculo indissolúvel entre um homem e uma mulher, e a ajuda do Estado às famílias numerosas; queremos ensino religioso confessional nas escolas oficiais, para que os filhos sejam educados segundo a vontade dos pais; queremos os crucifixos nos prédios estatais para lembrar o Estado da submissão que deve a Deus; queremos o respeito às raízes culturais e religiosas de nossa pátria e as leis civis submetidas à Lei do Criador e ao direito natural. Somos a maioria. Somos católicos. Apostólicos. Romanos!<o:p></o:p></span></p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-18290497.post-1160775655789469212006-10-13T18:38:00.000-03:002006-10-13T18:43:39.696-03:00Algumas questões sobre o Instituto Bom Pastor<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;">Alguns leitores nos escreveram, um tanto perturbados com os comentários que o Prof. Orlando Fedeli, presidente da Associação Cultural Montfort, em São Paulo, proferiu acerca da recente e jubilosa ereção Instituto Bom Pastor. Fazem parte dele pessoas que querem celebrar a liturgia tal e como estava em vigor na Igreja latina até o ano 1962.<br /><!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br /><!--[endif]--><o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;">Segundo notícia da Agência Zenit, essa nova entidade foi erigida para promover a chamada Missa “tradicional” e possibilitar o ingresso daqueles sacerdotes particularmente ligados a essa disciplina litúrgica. <i style="">“Cinco sacerdotes e seminaristas, que em sua maioria haviam pertencido à Fraternidade Sacerdotal São Pio X, fundada pelo arcebispo Marcel Lefebvre, regressaram à comunhão plena com a Igreja Católica e fundaram o Instituto do Bom Pastor (...) O cardeal Ricard, que é também presidente da Conferência Episcopal da França, explica que «o próprio Papa tomou a decisão de erigir este novo Instituto. Nesta decisão, dá-se a vontade de propor uma experiência de reconciliação e de comunhão que terá que afirmar e aprofundar-se com os fatos. Por este motivo, os estatutos deste Instituto são aprovados ‘ad experimentum’ por um período de cinco anos».”. (ZP06091008) </i><o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;">O sacerdote designado como Superior Geral do Instituto Bom Pastor, Pe. Philippe Laguérie, em seu discurso proferido na igreja de Saint Eloi, dia 10 de setembro de 2006, deu importantes pistas acerca do funcionamento desta sociedade de vida apostólica. Entretanto, o caríssimo Prof. Fedeli foi impreciso, ao ver nessas pistas tendências tradicionalistas e não tardou para, distorcendo as palavras do reverendo padre em questão, concluir que os membros do Instituto Bom Pastor têm o direito estatutário de criticar a doutrina do Vaticano II. <o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;">Será que é isso que está dito no discurso? Vejamos.<o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><br /><i style="">“<em>Há questões teológicas pontiagudas, em particular aquelas concernentes ao Concílio Vaticano II. Sobre este ponto nós temos a obrigação, também, o que é inesperado, de trabalhar, sob a condução do Papa, pois somente ele pode fazer isso, de restabelecer a autenticidade da doutrina católica”.<o:p></o:p></em></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><o:p> </o:p></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">Aqui não há nada de novo. Realmente, há questões pontiagudas em relação ao Vaticano II. Com isso, entretanto, não se está criticando o Concílio, ou dizendo-o sem autoridade, como sustentam os tradicionalistas.<o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;"><o:p> </o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">Há, isso sim, uma constatação de que nem tudo é tão fácil de se entender nos documentos conciliares, e que, por causa disso, existem interpretações errôneas, as quais geram tais questões. Importante ressaltar que o trabalho do Instituto Bom Pastor em discutir essas questões, diferentemente da Sociedade São Pio X, se fará </span></em><em>“sob a condução do Papa”.</em><em><span style="font-style: normal;"> Reconhece-se, outrossim, que </span></em><em>“somente ele pode fazer isso”.</em><em><span style="font-style: normal;"> É um substancial avanço!<o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em>“Quero dizer com essas palavras que tudo o que há de ambíguo, e até de falso,<span style=""> </span>deve ser restabelecido por nós, tendo em vista dar por fim uma autêntica interpretação desse Concílio. O que supõe de outro lado que essa interpretação não existe totalmente ainda, e vou dar alguns exemplos: a liberdade religiosa fez escorrer muita tinta, vós o sabeis, e efetivamente, há coisas aparentemente e textualmente contraditórias com o Magistério precedente. O Papa Bento XVI, quando era ainda o Cardeal Prefeito da Congregação para a Doutrina da Fé, retificou essa doutrina, quando esteve na Argentina em 1988, por ocasião das sagrações feitas por Monsenhor Lefebvre”.<o:p></o:p></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><o:p> </o:p></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">O Superior Geral do Instituto recém-criado em nenhum momento afirma que o que há </span></em><em>“de falso”</em><em><span style="font-style: normal;"> se deve ao Concílio, mas dá a entender que tal se deve às interpretações errôneas que alguns dele fizeram. Tanto isso é verdade que, na mesma frase, continua explicitando sua intenção de “</span></em><em>dar por fim uma autêntica interpretação desse Concílio”. </em><em><span style="font-style: normal;">Ora, se há uma legítima interpretação, o erro está na má interpretação, e não no Vaticano II <st1:personname productid="em si. Mais" st="on">em si. Mais</st1:personname> adiante, outrossim, o Pe. Laguérie menciona que </span></em><em>“que essa interpretação não existe totalmente ainda”</em><em><span style="font-style: normal;">. Pelo contexto, percebe-se claramente sua intenção não de atacar o Vaticano II (como pretendem os tradicionalistas, notadamente da SSPX, e como parece interpretar, a nosso ver erroneamente, o Prof. Orlando Fedeli), mas de interpretá-lo corretamente, de modo a harmonizar seu ensino com o Magistério perene. Aliás, essa tarefa sempre foi louvada pelos Papas, e mesmo levada a cabo por Paulo VI e, mais propriamente, por João Paulo II.<o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;"><o:p> </o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">Não se alegue que, além do termo </span></em><em>“aparentemente”</em><em><span style="font-style: normal;">, o referido sacerdote tenha empregado </span></em><em>“textualmente”</em><em><span style="font-style: normal;"> para designar o que muitos chamam de contradições entre o Concílio e o </span></em><em>“Magistério precedente”</em><em><span style="font-style: normal;">. Que existam contradições aparentes entre eles, não o negamos. Mas apenas aparentes. O “textualmente” do Pe. Laguérie indica não uma contradição real, e sim no texto, na leitura. “Textualmente” não está, no seu discurso, como contrário de “aparentemente”. O antônimo de “aparentemente” é “realmente”, vocábulo que não aparece no discurso do padre.<o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em>“Eu não desejaria aqui entrar nos pormenores da Teologia, mas, enfim, eu vos citarei ainda um outro exemplo, o famoso, ‘subsistit in’. Está dito, no Concílio Vaticano II que a Igreja fundada por Cristo subsiste na Igreja Católica. Enquanto que a doutrina tradicional é evidentemente que a Igreja fundada por Cristo, é a Igreja Católica”.</em><o:p></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><o:p> </o:p></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">Mais uma demonstração de que o Superior do Instituto Bom Pastor não quer atacar o Vaticano II nem o considera como errôneo ou favorecedor do erro. O tema do </span></em><em>“subsistit in”</em><em><span style="font-style: normal;">, complicadíssimo a ponto de Leonardo Boff defender que, por ela, se entendia uma espécie de fraternidade espiritual de comunidades cristãs como a Igreja fundada por Jesus, foi definitivamente interpretado pela Igreja, em seu Magistério autêntico, na </span></em><em>Dominus Iesus</em><em><span style="font-style: normal;">. Dando o exemplo de um assunto, no qual havia uma contradição aparente e textual entre o Concílio e o Magistério precedente, a qual, contudo, foi sanada pela correta interpretação da Igreja, o Pe. Laguérie nega, implicitamente, que aquela contradição seja real. Noutros termos, aparente e textual, mas nunca real!<o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;"><o:p> </o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">O sacerdote mesmo diz, a certa altura, que sua sociedade de vida apostólica tem, por seus estatutos, </span></em><em>“o dever de criticar, de dar a verdadeira interpretação do Concílio Vaticano II”</em><em><span style="font-style: normal;">. Não é uma crítica ao próprio Vaticano II, pois se assim o fosse não se poderia dar a verdadeira interpretação do Concílio. E já que esta que se busca, a crítica, evidentemente, é dirigida às falsas interpretações, e não, repetimos, ao Vaticano II.<o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;"><o:p> </o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">No próprio site do Centro São Paulo, ligado ao Bom Pastor, há a informação de que “</span></em><i style="">conforme o discurso do Papa Bento XVI à Cúria Romana em 22 de dezembro de 2005, os membros do instituto, quanto a isso, estão comprometidos a uma ‘crítica séria e construtiva’ do Concílio Vaticano II, para permitir à Sé Apostólica dar a interpretação autêntica.” </i>A crítica é, pois, construtiva, e visa não a negar o Vaticano II nem a atacar sua doutrina, seus documentos, mas a auxiliar o Papa para dar uma interpretação do Concílio à luz da Tradição. Ora, para os tradicionalistas, para a SSPX, para a Montfort, do Prof. Fedeli, não há como interpretar o Vaticano II de modo ortodoxo, não existe uma interpretação autêntica à luz da Tradição, não há como fazer uma crítica construtiva de um Concílio que, para eles, foi um desastre, um produtor de idéias errôneas, um facilitador do modernismo. Vemos bem quanta diferença entre tais atitudes e a dos membros do Instituto Bom Pastor. Estes últimos não irão atacar o Vaticano II, acusá-lo de modernismo, de progressista, de herético, de ilícito, nem pretendem negá-lo ou dizer que a única maneira de interpretá-lo é à moda da teologia liberal. Pelo contrário! Sua missão, dizem os estatutos, é fazer uma crítica séria e construtiva (não ao Concílio, já se viu, mas do Concílio, i.e., a certas imprecisões na forma dos documentos e nas interpretações heterodoxas que a eles se deu por parte dos progressistas, e não à doutrina conciliar, que é a mesma de sempre), é ajudar a Santa Sé a, corrigindo as más interpretações, e clareando bem os pontos que não são bem entendidos por todos, fornecer uma correta aplicação de sua doutrina, da riqueza de seus documentos.<em><span style="font-style: normal;"><o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;"><o:p> </o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;">São um pouco equivocadas, portanto, as conclusões que o Prof. Fedeli tira do discurso do Pe. Laguérie, de que o Instituto Bom Pastor teria a tarefa de atacar o Vaticano II. <o:p></o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; font-family: georgia;"><em><span style="font-style: normal;"><o:p> </o:p></span></em></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><em><span style="font-style: normal;font-family:Garamond;" ><span style="font-family: georgia;">Este último é, e será sempre, um Concílio válido e legítimo da Igreja, e emanação de seu Magistério Ordinário, o qual, por apresentar, embora com novos termos (alguns textual, mas só aparentemente, ambíguos), a doutrina de sempre, reveste-se não somente de obrigatoriedade aos fiéis por religioso assentimento, porém de infalibilidade, o que exige fé divina e católica.</span> <o:p></o:p></span></em></p>Rafael Vitola Brodbeckhttp://www.blogger.com/profile/13361466095957709610noreply@blogger.com5